Capítulo IX (Parte I)

41 2 5
                                    


Narrado por Marcus

Jueves, 29 de septiembre de 2016

—¿Despierto tan temprano? ¿Tú? No puede ser—escucho que alguien dice a mis espaldas.

Detengo mis pasos en seco.

Me giro para enfrentar a la persona que me habló. Mi hermana, Rebecca, se encuentra observándome un tanto sorprendida. La miro por unos segundos y me giro nuevamente sin responderle.

De manera automática mis piernas comienzan a moverse nuevamente, retomando la caminata que previamente tenia en la sala de la casa. Veo de reojo como Rebecca se dirige a la cocina murmurando algo que no logro entender. Cosa que no capta mi atención lo suficiente por lo que negó con la cabeza y continúo caminando.

Últimamente Emma me ha estado rondando por la cabeza. Dudo mucho que esté haciendo algo mal. Sé que ella es muy especial para él, pero no es como la fuese a herir a propósito.

—Ok, ya basta me marearás—dice Rebecca, a penas entendible. —¿Qué diablos te pasa?

Me detengo y me giro hacia ella, tardando en procesar lo que me dijo. Dirijo mi vista hacia el plato repleto de cereal, captando que por eso que tiene en sus manos apenas entendí lo que me dijo.

—Y bien, ¿qué te pasa? —vuelve a preguntar

La miro a los ojos y me arriesgo a preguntarle lo que lleva carcomiéndome la cabeza desde hace una semana.

—¿No hay nada malo con que yo sienta ganas de acercarme a alguien que es extremadamente importante para uno de mis mejores amigos, verdad? —suelto de momento mientras paso mi mano derecha continuamente por la parte trasera de mi cuello.

Rebeca se queda boquiabierta y con la cuchara llena de cereal en el aire. Lentamente deja el cereal en el plato nuevamente y coloca este sobre el mesón. Toma grandes zancadas hacia mí y antes de que pueda reaccionar me da un golpe en la nuca.

—¿Serás idiota? —su tono agudo me deja saber que le parece una pregunta estúpida.

Suele agudizar su voz de esa manera cuando piensa que algo que ve o escucha es ridículo y opina al respecto.

Normalmente le respondería con algún insulto leve, pero el hecho de estar comenzando a sentir más que atracción hacia Emma me tiene demasiado nervioso, especialmente cuando Keith casi siempre está a nuestro alrededor y nos recalca una y otra vez lo importante que es ella para él. Al parecer Rebecca lo nota porque aclara su garganta y se acerca a mí.

—¿Por qué estaría mal eso? —pregunta con un tono más suave y tira de mí para que nos sentemos en el sillón.

Me mantengo en silencio por unos segundos intentando encontrar la manera de explicarlo con las palabras correctas.

—A lo mejor pensará que solo es un capricho pasajero de mi parte—termino murmullando.

—¿Y lo es?

—No, bueno, no sé—digo fijando mi mirada en alguna otra parte que no sea en su dirección—. No quiero que sea algo pasajero, mucho menos un mero capricho.

Al parecer mis palabras sorprendieron a Rebecca porque no dice nada por unos segundos que se sintieron más largos de lo que en realidad fueron. Sin embargo, a pesar de que quiero apurarla para que opine, no encuentro el valor de mirarla a los ojos. No es común que yo este así por alguien. Por lo general a mí me agradan las cosas pasajeras, no porque no quiera centrarme en una sola persona, más bien porque suelo estar tan ocupado con otros aspectos de mi vida que sé que no seré capaz de balancearlo. Además de que no he estado cautivado de pies a cabeza por alguien en un buen tiempo.

Los amores fallidos de Emma: El primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora