Capítulo IX (Parte II)

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PDV de Emma

Camino junto a Becca en busca de unos asientos para poder ver el juego. Ambas tenemos las manos ocupadas con una bebida y churros rellenos de chocolate. Tomé el atrevimiento esta mañana de decirle a  Marcus que sí asistiría a su juego, aquel que cambiaron y se interpuso en los planes que aparentemente él tenía para nosotros.

—¿Acaso te he dicho lo mucho que te quiero?—me giro para observar a Becca mientras le sonrío lo más inocente posible

A pesar de que acepté venir al juego, no tengo las agallas de hacerlo sola por lo que le rogué a Becca que asistiera conmigo. Tampoco tomó mucho, Bee es una fanática eterna de los deportes, especialmente de esos que te mantienen emocionada en todo momento como el baloncesto.

—Sí, sí, tampoco te hagas—me da un pequeño empujón con su cadera hacia los escalones—, sabes muy bien que me debes una.

Bee señala con su quijada a un punto fijo en las gradas, siguiendo sus movimientos mi mirada se topa con dos espacios vacíos. Comienzo a moverme con rapidez hacia el lugar para asegurar nuestro espacio. No es el mejor, personalmente prefiero estar en la parte superior, pero algo es algo. 

—Todavía sigo impresionada con el hecho de que le dijiste que sí—menciona Becca antes de mordisquear su churro.

—Admito que me tomó por sorpresa, pero no podía simplemente decirle que no—sonrío un poco cuando logro divisar el número 14 en la camisa de uno de los jugadores sabiendo muy bien que es el de Kingsley—; especialmente cuando se trataba de verlo hacer algo que le gusta.

—Sí, pero se te olvidó que no entiendes ni mierda del baloncesto—se burla Bee a mi lado.

Suelto una sonora carcajada porque es cierto lo que dice. No entiendo el baloncesto, en realidad me puedo arriesgar a decir que no entiendo casi ningún deporte.

—Shhh, ese no es el punto—le digo causando que ella comience a reírse.

Amo estos momentos junto a Becca, el estar juntas y reírnos sin preocupaciones. Se siente bien tener a alguien con quien compartir alocados momentos.

Me quedo en silencio por unos segundos y me dispongo a mirarla. Estoy tan agradecida de haberla conocido y de tenerla en mi vida después de tantos años. Y siendo completamente honesta, no sé qué haría si en algún momento me llega a faltar.

Siento un pequeño empujón a mi costado y salgo de mis pensamientos.

—Deja de estar yéndote en el viaje sentimental tuyo—dice Bee mostrándome su lengua.

Yo respondo con la misma acción y giro mi cabeza para prestarle atención al juego que está por comenzar. Niego con la cabeza y me rio cuando tengo la oportunidad de observar a Marcus de cerca. Este último comienza a mover sus labios, mientras mira hacia donde estoy, deletreando lo que entiendo como mi apellido.

—Suerte que ustedes quieren ser discretos por un tiempo—murmulla  Becca para luego hacer como si no hubiese dicho nada al tomar de su bebida. 

Yo la ignoro y me rio para luego prestarle atención al juego. No lo entiendo, pero la intención es lo que cuenta, ¿no? Espero.

Vuelvo a tomar mi asiento a mitad de juego mientras los demás espectadores calman sus aplausos y gritos. Hasta ahora solo sé que el canasto del lado izquierdo de la cancha le pertenece al equipo del colegio y que el del lado derecho le pertenece a los contrincantes. Intento entender lo que sucede, pero sé que no lo estoy logrando, por lo que tengo a Becca como mi traductora. Cada vez que sucede algo que no entiendo me giro hacia Becca y ella, tras resoplar, me explica.

Los amores fallidos de Emma: El primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora