Capítulo VII (Parte 2)

34 5 2
                                    


20 de septiembre de 2016 (11:00 A.M)

Becca mira el reloj que tiene en su muñeca derecha y agarra mi brazo para tirar de él.

—¿Para dónde vamos?—tarto de zafarme de su agarre, ella solo lo hace más fuerte.

—Vamos a comenzar con el protocolo CAM—encoje los hombros—. No me digas que pensaste que solo porque el chamo decidió tomar un poco de iniciativa nuestro protocolo quedaba en la verga—murmulla algo adicional que no logro entender—. No echaremos a perder nuestro esfuerzo.

Intento zafarme de su agarre una vez más, pero Becca es capaz de sacar fuerzas cuando quiere, en otras palabras, siempre. Supongo que en eso se parece a su madre.

—Ok, Bee, suéltame—le pido parando de golpe y luchando contra la fuerza que hace para instarme a caminar—, no es como si fuera a salir corriendo.

—Conociendote, eres muy capaz de ello—suelta su agarre a regañadientes.

Tomo la oportunidad para sobar el área en la que previamente me había agarrado con tanta fuerza, apuesto que dejará una marca.  De una vez saco mi celular del bolsillo trasero de mi pantalón y miro la hora. Ya sé para dónde vamos, los chicos están en su hora de almuerzo.

—Créeme—digo mientras comienzo a caminar nuevamente—, después de lo mucho que corrí el domingo en la madrugada, no vuelvo a correr en unos cuantos meses.

Nos miramos y reimos, ambas recordando lo mucho que detesto correr.

—Oye—dice Becca captando mi atención  de inmediato, volteo un poco mi cabeza para observarla—, hablando de esa madrugada, ¿puedes creer que Keith se enojó conmigo por preguntarle a mitad de camino hacia mi casa por qué no le había pedido las llaves del auto a Marcus?

» Te juro que él es demasiado estúpido a veces—Bee suelta un mohín—. Me pregunto cómo es posible que siga vivo.

No puedo evitar reírme. Ahora entiendo porque Keith llegó a nosotros echando chispas. A pesar de estar un poco pasada de copas recuerdo bastante de lo que sucedió. Lo cual es y no es bueno. Ya que incluso recuerdo la pequeña travesura de Becca.

Siento una arcada subir por mi garganta ante el recuerdo.

—Sí, lo mismo pienso—hago silencio por unos segundos—, y de ti también—añado para luego intentar silbar aun sabiendo que soy horrible en ello.

Becca ríe.

—Lo siento—me dice entre risas—, sé el efecto que tiene sobre ti—alza las manos simulando inocencia—, pero en mi humilde defensa, solo quería que Marcus y tú tuvieran tiempo a solas.

—Y lograste eso—respondo soltando una pequeña risa—y que Keith tuviese un pequeño ataque también.

—Y un gran episodio de histeria—añade ella—. Estuvo casi todo el maldito camino regañándome por tomar tanto—  Becca alza sus brazos y suelta un gruñido—, ¡él era quien me daba las cervezas!

La escucho resoplar y luego estar en silencio por unos segundos. Algo extremadamente raro en ella. Lentamente torno mi mirada hacia ella y me la encuentro esbozando una de sus sonrisas, la misma que me mostró el domingo en la madrugada antes de meterse los dedos en la garganta y ocasionarse vómitos. Acción que ella definió como "tomar una por el equipo".

—¿Qué? —vocalizo lentamente con miedo de lo que pueda significar esa sonrisa y el recuerdo que debe tener en esa alocada cabeza que se carga. —¿Qué le hiciste a mi primo, Bee?

—Digamos que llegué a un punto en el cuál no aguanté más—hace una pausa— y le di una patada en el trasero—dice con rapidez para luego sonreírme.

Los amores fallidos de Emma: El primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora