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Las olas danzaban en la cristalina arena de una forma hipnótica, generando una melodía preciosa tan relajante cómo el atardecer mismo, logrando así una escena perfecta digna de cualquier final romántico.

Pero no era en lo absoluto perfecta para cierto rubio —o mejor dicho, auto-proclamado rubio— con tres tipos diferentes de anorexia que apenas recobraba la consciencia luego de una noche de licores tan caros que su diminuto cerebro era incapaz de procesar.

Observó el panorama, estupefacto, sin terminar de entender del todo la situación ¿Una playa no sobre-poblada y sin basura alrededor? ¡Joder que había llegado a Alemania! ¿O era Argentina? Pues no lo sabía, y tampoco le importaba, le dolía mucho la cabeza cómo para pensar con claridad.

Se quedó sentado mirando el paisaje hasta que se percató que sus maletas se encontraban dispersas por toda la zona y que no había rastro alguno del barco, además del cuerpo de alguien a la distancia.

Típicas Vacaciones ParadisíacasWhere stories live. Discover now