IX

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IX

Ya ninguno de los dos sabía cuánto tiempo había pasado, si un día o una semana, cuando se vive durmiendo, comiendo cocos y viendo cómo Stylinson atacaba otros cangrejos con su puñal, el tiempo se pasaba de una forma muy extraña.

Pero un día, Larry volvió lo que levantó radicalmente los ánimos del rubio que ya empezaba a considerar tentadora la idea de ser comido. Se levantó entusiasta y corrió a ver a su consejero real, el cual tenía un aparato extraño amarrado a una pata.

En un principio pensó en quitarle tan horrible aparato de la pata, ya que opacaba su belleza, pero al final desistió al ver que tenía una lucecita roja parpadeando, inseguro, optó por pedir la opinión de su compañero playero.

Cuando éste vio el mugroso aparato, abrió los ojos con sorpresa.

— ¡Nos vienen a buscar! —exclamó entusiasta.

— ¡¿En serio?!

— ¡Sí! Es eso, o en realidad alguien le amarró una bomba a una gaviota en la pata.

Típicas Vacaciones ParadisíacasWhere stories live. Discover now