VIII
Convenientemente, ocurrió otra elipsis, pero de días. Ambos personajes se habían acostumbrado —o resignado, cómo mejor se vea— a la presencia del otro, y a sabiendas que no los irían a buscar, al menos no pronto. El pelirrojo con una agilidad maestral se las había arreglado para hacer un refugio a base de lo que había encontrado a los alrededores, es decir, la ropa del autoproclamado rubio.
El más delgado seguía esperando el regreso de su consejero real Larry porque sentía que Stylison —el cangrejo que el pelirrojo había bautizado luego de amarrarle un puñal a una tenaza— lo terminaría apuñalando si se descuidaba.
— ¿Qué tanto miras al océano? ¿Tienes sed? —preguntó repentinamente el personaje con posible mal de rabia y antecedentes penales.
—Estoy esperando a Larry, espero que esté bien.
—Es una gaviota.
— ¿Y qué con eso?
—Quizá ya se lo comió un tiburón —ante esa simple respuesta, el rubio se quedó pensativo mirando al océano, pensando que nunca los buscarían, lo cual lo deprimió bastante. Moriría solo en esa isla con tremendo loco, sabiendo que quizá nunca encontrarían su cadáver porque el pelirrojo ya se lo habría comido para entonces.
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Típicas Vacaciones Paradisíacas
HumorLas olas son hermosas, la arena salada. No hay nada mejor que estar en una playa desolada. [Humor]