II

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El auto-proclamado rubio se las arregló para levantarse y caminar hacia el cuerpo que se encontraba tirado sin ningún tipo de gracia o elegancia a unos cuantos metros, decidió de forma muy inteligente agarrar un palo y picotear el cadáver para ver si lograba reaccionar.

Un poco preocupado al no ver a nadie a los alrededores, se preocupó de estar solo en una isla paradisiaca en alguna parte de África seguramente. Siguió picoteando hasta que el cuerpo se empezó a mover de forma un poco violenta.

— ¡Coño deja ya! — gritó el cuerpo apenas abrió los ojos y se levantó cómo un resorte — ¡¿Quieres que te deje como colador o qué?! —ante la abrupta amenaza, el raquítico se alejó horrorizado.

El que recién había despertado, era un pelirrojo —no auto-proclamado, sino genuino—, un poco más bajo que el raquítico rubio pero con lo que le faltaba en altura, lo compensaba en carne y pecas.

El más bajo estaba en pose de defensa mientras sostenía con su diestra un puñal que ni el autor sabe de dónde sacó pero que sostenía más que dispuesto a atacar. El rubio por su parte, estaba bastante alejado del personaje con posible mal de rabia y antecedentes penales.

Así estuvieron un rato, hasta que el pecoso rabioso, se le bajaron los humos y se percató de la situación.

— ¿Dónde estamos? —preguntó éste, observando a su alrededor pero al no recibir respuesta, se volvió a alterar — ¡¿Dónde coño estamos?!

— ¡No lo sé! —respondió el rubio, alterado cómo mínimo —¡Q-Quizá en la Antártida! —ate su infalible respuesta, todo quedó en silencio.

Típicas Vacaciones ParadisíacasWhere stories live. Discover now