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Negros días asolan mi alma, voces de angustia llenando mi cabeza. Me arde el pecho por tu ausencia, arañando las paredes de esta celda en la que estoy confinado a la eterna soledad. ¿Dónde estás? ¿Dónde te escondes? Aquí no veo más que oscuridad. La vista se nubla, la razón no responde. ¿Quién soy? ¿Dónde estoy? Alguien me saque de aquí. Mas gritos no sirven, son mudos mis labios.

Los ángeles me llaman, pero no quiero oír sus voces, demasiado puras para mí. Quiero que me corrompas más de lo que ya hiciste, que hagas de mí el desgraciado que siempre fui. Sí, busco el placer extremo, morir a tus pies, entre tus brazos. Haría por ese deseo todo lo que tú me ordenaras. Tu siervo. Tu esclavo. Tu perro fiel. Me ataste duras cadenas aún sin ser consciente y no puedo dar un paso sin sentir la presión de tu poder.

Eres dueño de mis horas.

Esta noche te concedo mi última plegaria. El futuro es incierto y no veo más allá de quemarme en tu fuego interno. Despierto y te vas. Te llamo y no estás. Recuerdo el encuentro como si estuviera tatuado a mi piel. Quiero pensar que hasta entonces yo había sido inocente...

DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora