Memorias de Rohan ━━ lotr ©

De Celebración: Parte II

.:: Rohan, Edoras ::.

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La fiesta estaba en su pleno esplendor. Arian observaba desde una esquina cómo la gente bailaba y cantaba canciones tradicionales mientras bebía y comía como si no hubiera un mañana.

Cruzada de brazos, esperaba a que Garreth regresara de dios sabe dónde y poder saber de una vez qué era lo que tanto quería.

Entonces él apareció entre la multitud con dos jarras de cerveza y una sonrisa de medio lado al ver a una de sus "amigas de compañía". Arian observó asqueada las sonrisitas coquetas que aquella joven de cabellos oscuros le lanzaba al chico. Y cuando se acercó a ella con esa entrada triunfal entregándole una de las jarras, Arian le escupió: —Tu no desaprovechas el tiempo, ¿Verdad?

Garreth soltó una risa divertida, aunque ella no le encontró la gracia.

—¿Qué es tan divertido?

— La forma en la que te enfadas. ¿Acaso estás celosa?

Ella abrió los ojos impresionada y algo ofendida.

—¿Celosa yo? Créeme, si algún día me enamoro de tí, preferiría que un orco me matara antes que besarte.

—¿Y quién dice que yo quiero besarte? —volvió a sonreír complacido al ver la cara hecha una furia de su querida compañera.

—Antes de quedarme esperándote como una imbécil estaba teniendo una conversación con mi madre, así que habla rápido y así evito morir del asco. —farfulló molesta.

—Está bien fiera, cálmate. No es mi culpa que no hayas podido ver a tu querido montaraz.

—¿De qué estas hablando? —habló precipitadamente ella, mientras sentía la sangre subir a sus mejillas.

¿Por qué se ruborizaba?

—No me vas a negar que aquel forastero no es de tu agrado. —Le dijo el chico, mirándola superiormente. —se como le miras, como le defiendes o como incluso te preocupas.

Arian se quedó boquiabierta. ¿Era tan evidente? Sin embargo, no Le iba a dar otra razón para ser objeto de sus burlas, por lo que comenzó a negarlo todo.

—No hables sin conocer, Gareth. No sabes nada. Ni siquiera le conozco bien, sería estúpido enamorarse de alguien a quien no conoces en absoluto. —mintió. Aunque sabía que muy en el fondo lo único que hacía era intentar convencerse a sí misma. —Además, aunque se diera el caso, él está en un escalón superior a mi en la clase social. Yo solo soy una granjera. Ni siquiera tengo genes de sangre importante.

Le dolía. ¡Oh, vaya si le dolía! A parte de ser un extraño enamoramiento, sabía que nunca iba a ser realidad. Posiblemente él estaría comprometido con una hermosa mujer de su clase social  a la que a su lado, Arian no tendría nada que hacer.

—¿Que no hable sin conocer? Arian, mira, puede que no seamos los mejores amigos del mundo. Puede que ni siquiera seamos amigos...

—No lo somos, Garreth.

El rubio rió:—Escúchame ¿vale? Haces perder la magia del momento. —Arian se encogió de hombros y le hizo una señal para que continuase —El punto es que, no somos tan distintos. Los dos intentamos esconder nuestros sentimientos porque pensamos que eso es lo mejor. Y no es así. Llevo unas semanas intentando decirte esto pero mi orgullo es más grande que yo. Arian, no quiero seguir estando mal contigo y siento todo lo que te he hecho... Lo cierto es que, te tenía envidia y era un chico demasiado rencoroso como para reconocer que estás hecha de la madera de los grandes. Me decía que era imposible, que una mujer no podía superarme. Y por eso me metía contigo, por la constante presión que  mi padre ejercía, y aun ejerce sobre mi, y tenía que pagarlo con alguien. Y ese alguien eras tú. — la observó fijamente, con gran arrepentimiento reflejado perfectamente en su mirada. — Y aquél día en la batalla, cuando te vi escondida, medio inconsciente y supe que eras tú, quise arreglar las cosas, ¿por qué? Porque no podría soportar la idea de que te murieras y tuvieras esa imagen de mí que en realidad no era cierta. —respiró hondamente—Escucha, unas simples palabras no cambiarán el daño de todos estos años pero... Solo quería que lo supieras, porque sino iba a explotar. Y lo aceptaré si no quieres perdonarme pero, al menos he conseguido decírtelo. —dejó de hablar por unos momentos, intentando analizar sus siguientes palabras y por fin se atrevió a decir:—No obstante no pienso volver a decirlo otra vez.