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El coche blanco se estacionó enfrente de la facultad, y como era de costumbre, YoonGi se encontraba recargado en la pared esperando a que JiMin bajara de el. Solo que esta vez era diferente, las veces pasadas Min solo se dedicaba a apreciar al precioso muchacho bajar y entrar a la universidad, nunca había tomado importancia a la persona que lo traía y esta vez lo hizo, vió a la persona que lo traía y no le gustó para nada lo que sus ojos veían. El mismo pelirosa de la vez pasada era el conductor y no solo eso le molestaba, si no que JiMin se despidió de el chico con un beso en la mejilla y una enorme sonrisa. Estaba que sacaba humo por las orejas.

El castañito ajeno a la furia y celos de YoonGi, continuó caminando saludando a algunos chicos y chicas que le sonreían, entrando finalmente a la institución para buscar a su fiel amigo.

Min solo podía estar molesto, bastante molesto. Su día lo había iniciado con el pie izquierdo; despertó de mal humor como casi siempre y entró a su baño dispuesto a darse una ducha, para su mala suerte el agua caliente se había acabado y al no estar enterado de eso el agua helada cayó sobre él causándole escalofríos hasta en los dientes. Terminó su baño con el humor peor que antes y se vistió, vió la hora y su reloj marcaban las 8:00 am, iba tarde, demasiado tarde. Se salió de su apartamento sin secarse el pelo ni peinarlo, tomó su mochila y el primer taxi que vió. Iba maldiciendo por lo bajo mientras veía su reloj y el conductor lo veía por el espejo retrovisor. Finalmente llegó todo apurado a la universidad, corriendo y empujando a todos con prisa y recibiendo miradas molestas y de confusión. El pálido al notar que todos caminaban con calma y algunos esperaban afuera con sus amigos se detuvo de golpe, su mente empezó a recapitular los sucesos de el día anterior y recordó que su reloj se había descompuesto. Definitivamente hoy no era su día.

—Hermano deja de gruñir y maldecir que todos nos están viendo. —pidió NamJoon acercándose al oído de el pálido. YoonGi al notar las miradas de todos solo les mantuvo la mirada para intimidarlos, y así lo logró. —¿Ahora que te pasa? —cuestionó con voz monótona, ya acostumbrado a ver de mal humor al azabache.

—Park JiMin. —fue lo único que dijo y con eso fue suficiente para que el moreno entendiera todo.

—Tu tienes la culpa Min, no has hecho nada para acercarte a él. —se alzó de hombros. —Has de creer que por obra de el espíritu Santo va a caer rendido a tus pies. —rió con sarcasmo ganándose un codazo por parte de el pálido. —Auch.

—Eso te ganas por imbécil. —el timbre de la escuela anunciando que las clases comenzaban en cinco minutos sonó. YoonGi comenzó a caminar hasta la facultad con NamJoon detrás de él.

—¿Imbécil yo? —trotó para alcanzar a YoonGi. —Tu eres el imbécil.

—Uh, que malote Kim. —se movió fingiendo temor y volvió a su expresión seria. —No estoy de humor para esto Nam.

NamJoon estaba cansado. Cansado de que YoonGi se la pasara presumiendo que era todo un galán y que tenía detrás de él a muchas chicas y chicos de la escuela. Cansado de que el pelinegro siempre dijera que se acercaría a JiMin pero nunca lo hacía, porque aunque Min aparentaba ser un chico rudo y sin miedo a nada, la realidad era que cuando se trataba de Park JiMin era completamente tímido y sensible.

—Es tiempo de que pares con esto YoonGi. —lo tomó del hombro para detenerlo.

—¿A qué te refieres?

—A tu actitud de estar por encima de todos. A sentirte inalcanzable y aparentar ser alguien que no eres, soy tu amigo YoonGi, te conozco, tú no eres así. Siempre tratas de intimidar a toda la escuela y dar una imagen completamente diferente a lo que eres y siempre que estás frente a JiMin haces lo mismo. ¿Piensas que así lo vas a conquistar? ¿Con tu actitud de mierda? —soltó de una vez por todas, estaba molesto y se notaba a millones de kilómetros de distancia. El pálido estaba paralizado y enojado, NamJoon nunca le había hablado así y no le gustaba para nada. —Termina de una vez con esto.

¡Chimmy! | Yoonmin [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora