3. España

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27 de enero, 2021.
5:00 pm

¡Hola España tío! Ya tengo unas horas que llegue y estoy encantada con todo lo que veo y me di cuenta que los españoles son muy extrovertidos y exaltados, quisiera ser así de animada.

Llegué al hotel y mi habitación era una maravilla, decoración en blanco con accesorios rojos y negro. Una cama gigante que al sentarte se hundía dando la sensación de estar en las nubes (aunque las nubes sean solo gas condensado no soy la única que piensa que se sienten como algodón).

Arreglé mis cosas, toda mi ropa en el closet. Aproximadamente me quedaré un año entonces es bastante la ropa y las cosas que traje.

Me siento como si tuviera una vida de soltera así que aprovechándola ¿por qué no ir al club del hotel y pasarla bien?

¿Desde cuando no la paso bien?

—Desde que naciste —me respondo a mi misma.

Nunca he bebido alcohol ya que lo tenía prohibido porque como decía mi madre "El alcohol hace que no te sientas alerta. Te necesito alerta para tu entrenamiento y aprendizaje". Lo bueno es que aquí no tengo a mi madre ni a nadie para que me diga eso.

Así que a las 8 de la noche empiezo a arreglarme para bajar a la disco. Me baño, me cepillo los dientes y me maquillo.

Maquillarme es como un hobby oculto, es algo que me encanta hacer pero la mayoría del tiempo no llevo ni una gota de maquillaje, entonces cuando tengo la oportunidad de maquillarme la aprovecho al máximo. Base de alta cobertura, corrector, polvo traslúcido, sombras, contour, highlight, bronzer, blush, labial, gel para cejas y máscara de pestañas.

Me coloco uno de muchos de los vestidos que mi madre me compró ¿para que me compra tantos si nunca me permite salir? Es un vestido color crema que combina con mi maquillaje de ojos en tonos tierra y hace resaltar mis ojos avellana. El vestido es algo corto y tiene un gran escote en la espalda que deja a la vista cada uno de mis músculos en ella.

Con los tacones negros altos hacen que mis tonificadas piernas se vean más largas de lo que ya son. Mi cabello decidí trenzarlo hacia un lado para que no tape mi espalda y se aprecie el escote.

Cuando vi que eran las 10:15 PM bajé para entrar a la disco donde me pidieron identificación para verificar que sea mayor de edad y me colocaron como un brazalete que brillaba en la oscuridad al adentrarme en la discoteca. Me pareció asombroso ver cómo habían brazaletes de diferentes colores y como se movían por los movimientos de las personas bailando.

Pensarán que soy una loca por entrar en una discoteca sin ningún acompañante y que hay hombres que pueden pasar la línea por el alcohol pasando por sus venas o que hay hombres abusivos esperando encontrar una chica linda de quien aprovecharse pero sinceramente no tengo miedo.

Me acerco a la barra e intento llamar la atención del bartender para pedir una bebida (por lo que vi en un cartel los que se hospedaban tenían bebidas gratis) pero es imposible por la música que está muy alta.

—¡Hola! —grito— ¡bartender! —vuelvo a gritar y nada que me escucha.

—Hey Luis —dice lo que parece el gerente del lugar— la señorita tiene rato llamándote. Dirijo mi mirada al bartender que ahora si tiene su atención en mi.

—Disculpe señorita, la música está muy alta ¿que desea?

—No te preocupes, ¿que me recomiendas? Algo que sea dulce y muy rico.

—Le podría ofrecer una piña colada o un daikiri de fresa.

—Que sea una piña colada entonces —digo sonriendo.

—¿No es esa una bebida de niñas? —dice una persona a mi lado.

—Depende de si soy una niña o quiero aparentar ser una ¿que crees tú? —digo volteándome a ver a un hombre apuesto pero no tanto para hacer que mis piernas tiemblen.

—Digo que eres una chica muy atrevida —dice acercándose a mi peligrosamente y trago fuerte— muy sensual y que quiere estar en mi cama.

—Pues está pensando mal —digo sin sentirme intimidada, se acerca completamente a mi y me acorrala contra la mesa— Creo que no le enseñaron a tener cuidado con quien se mete.

—¿Y que me vas a hacer tú? Eres sólo una niñita alborotada
—dice y me aprieta el trasero, me mantengo calmada.

—¿Y sabe que esta niñita alborotada es cinta negra en karate y experta en defensa personal? —digo y rápidamente hago mi movimiento tumbándolo al suelo y haciéndole una llave, escucho que gime del dolor— le dije que no le enseñaron a tener cuidado con quien meterse.

—¿Está bien señorita? ¿Le hizo daño este hombre? —escuche una voz gruesa y subo la mirada para encontrarme con un hombre que si haría temblar mis piernas.

—No te preocupes, nada que no pudo solucionarse —digo levantándome y presionando al hombre con mi pie— ¿sabes? Deberías agradecerme que no tengo tacón de púa porque ya te hubiese perforado el riñón derecho —digo mirando al hombre y el lugar exacto donde tenía el pie— Ahora eres libre, ni se te ocurra meterte con otra mujer.

—Ya veo que no necesitas que tu novio te proteja —dice con una sonrisa coqueta y me mira fijamente— ¿es eso sangre lo que hay en tu ceja?

Llevo mis dedos a mis dos cejas y cuando me veo la mano tengo sangre. Eso sucede cuando la adrenalina fluye y estás tan enfocada que ni te das cuenta que te lastimaron.

—No importa, no es nada —digo despreocupada y en realidad no es nada comparado con los golpes que he recibido de tanto entrenamiento.

—¿Como que no es nada? Ven, déjame ayudarte —dice tendiéndome la mano mostrándose un reloj Rolex dorado. Bueno ¿que puede salir mal si acepto ir con él? Parece un hombre de mucho dinero, no creo que me llegue a robar y además puedo dejarlo como deje a ese hombre y peor.

—Sólo con la condición de que pasarás el resto de la noche siendo mi compañero de baile —digo subiendo y bajando las cejas y él se ríe.

—Acepto. En mi habitación hay un botiquín de primeros auxilios, vamos.

Y lo sigo confiada, como si lo conociera de toda la vida. Aunque tengo un mal presentimiento de esto que estoy haciendo. Dije que me divertiría y ¿que mejor manera que acompañada de este sexy hombre?

¿Que podría salir mal?
Todo.

Good liar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora