Capítulo 2

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Es mi quinto día en el trabajo y no está yendo muy bien. Hasta ahora todo había sido relativamente sencillo, había estado trabajando mano a mano con alguna de mis compañeras, pero hoy es el primer día que me dejan sola ante el peligro. Estoy con África en el turno, y María está en recepción, pero cada una tiene bastante con lo suyo. Para ser viernes está todo bastante patas arriba. Me habían dicho que los viernes era el mejor día, los fines de semana no había operaciones así que no teníamos que ingresar a nadie por la tarde, y en cuantos los pacientes del día se iban a quirófano, la unidad cerraba y descansábamos hasta el lunes. Pues yo cómo soy conocida por tener la mejor suerte del mundo, estoy teniendo el peor turno de la semana con diferencia. Tenía cuatro pacientes a mi cargo, de los cuales dos ya se habían marchado, pero los dos que me quedan me lo están poniendo muy difícil. Me acerco a recepción medio corriendo, porque además me estoy haciendo pis y me muevo deprisa por inercia.

- Mari, en serio que ya no sé dónde más mirar, ¿estás segura que toda la documentación estaba aquí esta mañana?

María siempre se aseguraba de que todo el papeleo de cada paciente estuviera disponible y ordenado, para facilitarnos a nosotras el trabajo. Pues bien, por algún motivo, toda la documentación de uno de mis pacientes había desaparecido y faltaba menos de media hora para que el cirujano viniera a hacerle la última valoración antes de llevarle a quirófano.

- Claro Alba, te prometo que todo estaba aquí esta mañana – debe notar que estoy agobiadísima porque usa un tono suave nada propio de ella – lo mismo lo ha cogido alguien por error, déjame llamar a quirófano.

- Creo que eso no va a hacer falta – alguien habla a mi espalda, en un tono tan serio que me da miedo darme la vuelta – el celador lo cogió por error al mover otro paciente, y me ha tocado a mí darme el paseo – seguía sin darme la vuelta, pero su voz sonaba a una mezcla entre cabreo y egocentrismo, como si no fuera un trabajo digno para su persona – incompetentes de mierda.

Dicha esta última lindeza, soltó el papeleo sobre la mesa con un gran golpe. Yo, que no he dejado de mirar a María durante todo el discursito, veo cómo levanta una ceja y casi también veo cómo se muerde la lengua para no contestar. Conociéndola, aunque no sea desde hace mucho, sé que le está costando un gran esfuerzo. Yo abro mucho los ojos y me doy la vuelta justo a la vez que la persona de la que procede la voz se gira también. Huelo su perfume, pero sólo alcanzo a ver su pelo negro atado en una coleta mientras se aleja a grandes zancadas, por lo que también intuyo que debe ser muy alta.

- Madre de mi vida, cómo se puede ser tan imbécil y tan prepotente – me giro de nuevo cuando escucho a María – si no fuera porque salva vidas y esas mierdas, le decía cuatro cosas.

- Aunque fuera una vagabunda del parque no le dirías nada porque entonces te echarían, y la que acabaría viviendo en el parque serías tú – no me había dado ni cuenta de que África estaba a mi lado – y a ti te gusta demasiado la buena vida, cariño.

- Pues también es verdad – dice María encogiéndose de hombros, y volviendo a lo suyo.

- Alba hija que estás empanada – África mueve exageradamente los brazos delante de mi cara, por lo que doy un respingo – pero ¿qué te pasa?

- Nada, nada, estaba a lo mío, lo siento.

- Ya han llegado los resultados de la cama 4, tienes que repetir una muestra de sangre, te lo he dejado todo allí – dice señalando la habitación de uno de mis pacientes.

- Vale, gracias Afri.

El resto del día no ha ido tan mal después de encontrar los malditos papeles perdidos. De no haber sido así, sé que me hubiera metido en un buen lío, porque aparte de ser información confidencial, hubieran tenido que cancelar la cirugía. Y en realidad no es culpa mía, pero se supone que todo lo relacionado con el paciente mientras está en la unidad, es mi completa y absoluta responsabilidad. Si no me quedó claro el primer día, desde luego me había quedado claro hoy.

Estoy cambiándome de ropa en el vestuario cuando oigo que entra alguien. Me sobresalto un poco porque estaba empanadísma para no variar, y también porque al ser viernes, no debería haber mucha gente por aquí. África aún tiene un paciente por un par de horas más, y María siempre se va sin cambiarse de ropa porque no usa uniforme. Miro por encima de mi taquilla y veo una pequeña coleta negra moverse. Sigo cambiándome cuando oigo que suena “Dogs days are over” de Florence and the Machine. Sonrío, siempre me ha encantado esa canción, pero no dura mucho porque a los pocos segundos la canción para y la sustituye una voz respondiendo una llamada. Ya he escuchado antes esa voz y recuerdo el episodio de esta mañana. La chica misteriosa a la que parece que nunca voy a ver la cara. Me puede un poco la curiosidad y miro por encima de la taquilla de nuevo, a ver si puedo verla.

- He tenido que venir a cambiarme a la clínica, por eso voy a tardar un poco más – escucho como abre y cierra una cremallera por lo que deduzco que está agachada y por eso no puedo verla – ya sé que normalmente no me cambio aquí, pero he tenido que venir a una reunión y paso de volver al hospital cuando la parada del bus cae justo al lado de aquí – me sentía un poco acosadora escuchando una conversación privada pero me podían las ganas de verle la cara – vale, dame un poco de tregua, tampoco es tan tarde joder – su tono me recuerda un poco a como habló antes en la unidad y siento un pequeño escalofrío en los brazos – que sí, que lo que tú digas, te veo cuando llegue, adiós.

Justo estoy pensando en desistir en mi idea de convertirme en espía, cuando de repente se incorpora. Suelto un gritito ahogado del susto, me entra una vergüenza increíble, e intento volver detrás de mi taquilla para que no pueda verme. Pero claro, como soy una persona tan hábil, pues me doy un golpe contra el metal, lo que provoca que levante la mirada. Un segundo, es solo un segundo. Nos miramos fijamente a los ojos durante eso, un segundo, y justo cuando voy a abrir la boca para decir lo que posiblemente sería alguna idiotez, aparta la mirada, coge su bolsa y se va. Y yo me quedo aquí embobada sin moverme, a saber durante cuánto tiempo, y lo único que tengo en la cabeza son esos dos enormes y preciosos ojos negros.



Holaaa! Siento mucho haber tardado tanto en actualizar, pero he estado de turnos de noche, y no han sido tan sencillos como los de las clínica de Alba 🤣

Prometo que a partir de ahora tardaré menos en actualizar! Espero que os esté gustando 🕊️❤️

New Beginnigs | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora