Capítulo 1

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- Dime, ¿por qué quieres ser enfermera en nuestra clínica?

Era la pregunta del millón. No necesariamente ser enfermera en esta clínica concreta, sino serlo en general. Es algo que me han preguntado muchas veces y aún desconozco la respuesta. Me gusta, me gusta mucho, eso lo sé gracias a las prácticas de la universidad, pero no consigo recordar el momento en el que decidí que esto era lo que quería hacer para el resto de mi vida. Así que me toca sonreír, tragarme los nervios, e intentar sonar convincente.

- Supongo que siempre he sabido que quería ser enfermera, desde que estaba en el instituto ya tenía claro que las ciencias de la salud eran lo mío. A todo el mundo le extrañaba porque dicen que suele ser una carrera muy familiar, y yo no tengo ningún antecedente en la mía. Pero aun así fui a por ello, y aquí estoy. He oído cosas muy buenas de esta clínica, y tengo muchas ganas de empezar y demostrar lo que puedo hacer, sobre todo a mí misma.

Noemí parece satisfecha con mi respuesta, porque sonríe aún más, cosa que no hubiera imaginado posible. Trasmite tanta buena energía que creo que quiero abrazarla.

- Vale, me alegra verte tan ilusionada, vamos a enseñarte todo esto.

Salgo del despacho y sigo a Noemí por un par de pasillos hasta llegar de nuevo a la recepción. Voy a necesitar un mapa de este sitio o me perderé cada día. Ya me habían comunicado que solamente trabajaría para un departamento concreto, lo que esperaba que redujera mis probabilidades de perderme. La clínica era un anexo a un importante hospital de la ciudad, que ofrecía cuidados más ambulatorios a pacientes que no necesariamente necesitaban ingresos hospitalarios. La unidad en la que yo trabajaría se encargaba de preparar a pacientes que se someterían a cirugía al día siguiente. Es decir, ingresaban, el cirujano y anestesista les hacían una evaluación para asegurarse de que estaban preparados para la cirugía, y las enfermeras nos encargábamos de que todas las pruebas y el papeleo estuvieran en regla. A priori no parecía un trabajo complicado, sólo esperaba que el personal fuera tan majo como Noemí.

Llegamos relativamente rápido a lo que parece ser mi nueva unidad. Hago un baile mental porque creo que recuerdo cómo llegar desde la recepción. Es muy luminosa y puedo ver un par de personas con uniforme charlando con una chica con camisa azul en un pequeño escritorio. Nos acercamos a ellas justo en el momento en el que todas levantan la vista, y yo puedo sentir cómo empieza a hacer mucho calor. Debo estar más roja que un tomate cuando escucho hablar a Noemí.

- Chicas, esta es Alba, es su primer día, tratadla como sólo vosotras sabéis – se da la vuelta hacia mí, me guiña un ojo y sonríe de nuevo – si necesitas algo, ya sabes dónde encontrarme. Bienvenida.

Me quedo ahí parada sin moverme, con las mejillas al borde de la combustión espontánea, hasta que una de las chicas decide compadecerse de mí y sacarme de mi trance nervioso.

- Hola Alba, soy África, encantada de conocerte – me da dos besos y señala a su espada – éstas son Sabela y María. Sabela es enfermera como nosotras, y María…

- María es la que os salva la vida cuando vosotras la cagáis, ósea, casi todos los días – interrumpe la tal María y África se ríe a carcajadas. Yo la verdad es que ahora tengo un poco de miedo.

- Tranquila. Te acostumbras con el tiempo. Es una idiota pero es buena gente – Sabela se acerca a mí y me da un pequeño apretón en el brazo. Todas ríen y yo sonrío también.

- Te va a encantar esto – continúa África – tenemos todos súper buen rollo, ya te sacaremos por ahí de fiesta para que nos conozcamos mejor.

- Áfri tía que la vas a asustar – María se levanta del escritorio y se acerca a nosotras – es un placer Alba, cualquier cosa que necesites mejor que me preguntes a mí, porque esta gente no tiene ni idea de la vida, ya sea del trabajo o no, tú ya me entiendes – me guiña un ojo y no puedo evitar pensar que no se parece en nada a cómo lo había hecho Noemí previamente.

- María es la administrativa de la unidad – dice Sabela – aunque ella cree que es la reina del universo – todas ríen y ahora me uno a ellas, la verdad que estoy mucho menos roja y mucho más tranquila – faltan Miki y Joan, que son los otros dos enfermeros.

- Sí, te van a caer genial – dice África mientras mira el reloj – los turnos nos los repartíamos entre los cuatro, pero ahora que estás tú todo irá mucho mejor – sonríe y me hace un gesto con la mano – ven, que te enseño dónde puedes cambiarte, y nos ponemos manos a la obra.

Salgo de trabajar después de unas cuantas horas, aún con un poco de nervios pero con una sonrisa enorme. Tengo que acostumbrarme a la rutina y hay muchas cosas que aprender, pero mis compañeras son un amor. Sabela es como una madre en miniatura y África derrocha buen rollo y simpatía. María es un caso aparte, está loquísima y es la reina del sarcasmo, pero se nota que quiere un montón a las chicas. Estoy muy contenta así que cojo el móvil y llamo a Marta tal y cómo me hizo prometer que haría unas 50 veces ayer por la noche.

- Pero bueno Reche, es la primera vez que cumples una promesa, una semana fuera de casa y ya has madurado, que orgullosa estoy de ti – pongo los ojos en blanco pero sonrío, ésta chica nunca va a cambiar.

- Hola a ti también Marta, el trabajo bien, gracias por preguntar, hablamos en otro momento si ahora no te viene bien.

- Nooooooo, no cuelgues, noooooooooooo! – grita tanto que tengo que apartarme el teléfono de la oreja.

- Marta tía estás loca, ¡deja de gritarme!

- Vale, vale, perdón, cuéntame cómo te ha ido. ¿Es chulo el sitio? ¿Es maja la gente? ¿Hay tíos buenos? ¿Has ligado?

- Ay, se me había olvidado que el mayor propósito de trabajar era ligar, lo siento creo que voy a tener que volver y acabar la tarea.

- Va Alba lo siento, cuéntame de verdad – pone voz de pena pero noto la sonrisa en su voz, la echo mucho de menos.

- Estoy muy contenta, el sitio es genial, todo está muy bien organizado – Marta hace ruiditos después de cada palabra que digo, siempre hace eso cuando está feliz, y sé que está aguantándose las ganas de interrumpirme y gritar – y la gente es muy simpática, me quedan aún dos chicos por conocer, pero hoy estuve con tres chicas y me han caído genial, creo que este finde saldremos a tomar algo para conocernos mejor.

- Jooooo que guay, estoy muy contenta por ti.

- Gracias cari, pero no hace falta que me hagas tanto la pelota, te echo de menos igualmente.

- Y yo a ti, pero iré a verte en cuanto conozcas a tíos buenos para presentarme – se ríe a carcajadas y yo pongo los ojos en blanco de nuevo.

- Gracias por todo tu amor y cariño, yo también te quiero.

- No, yo te quiero más – cambia el tono de voz y sé que ahora habla en serio.

- Eso dependerá de lo buenos que estén mis compis Martuka – se ríe de nuevo y me doy cuenta de que acabo de llegar a casa sin perderme – te dejo ¿vale? Que acabo de llegar y tengo que seguir colocando cosas en casa.

- Vale Albi, hablamos luego.

- Adiós guapa.

Me tiro en la cama y pienso en el día de hoy. Estoy cansada pero tengo ganas de que llegue mañana. Paso de colocar la casa y decido ver una peli. Me vibra el móvil justo cuando estaba a punto de quedarme dormida.

María te añadió al grupo “Enfermeras cachondonas”. Por supuesto, sonrío, y cierro los ojos de nuevo.



Doble ración hoy por ser el primer día, espero que os guste 😊

New Beginnigs | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora