La última oportunidad

Prólogo

''Al final del camino siempre habrá un arcoíris''

Estas fueron las palabras que Jeremy vio en aquel muro cuando llego a Pittsburgh, el lugar donde siempre vivió y el cual hacía ya 7 años que había abandonado debido al inolvidable error que había cometido.

Iba caminando por la acera del centro de la ciudad cuando su teléfono sonó...

―Hola mamá― contestó animadamente.

―Hola cariño, ¿ya estás en la ciudad?

―Sí, estoy en el centro, estaré en casa en 25 minutos ―Dijo sin evitar sonreír.

―De acuerdo, estoy ansiosa por verte.

―También yo.

El tráfico en Pittsburgh no era tan malo, así que en cuestión de 20 minutos ya se encontraba bajando del taxi frente a su casa.

No pudo evitar sonreír debido a que nada de lo que él recordaba había cambiado, solo hubo algo que lo desconcertó. Había un pequeño árbol en crecimiento que se encontraba en el jardín y se preguntó quién lo habría plantado ya que a su madre nunca le pareció la idea de tener árboles en el jardín delantero. ¿Habría cambiado de parecer respecto a eso?

La puerta de su casa se abrió y lo hizo salir de sus pensamientos, dirigió su mirada hacia la puerta y se encontró con una persona adulta, de cabellos rizos color castaño, de mediana estatura y sus labios pintados de carmín, sus miradas se cruzaron y pudo ver sus ojos cafés llenos de lágrimas y en ese instante dejo caer su equipaje y corrió hacia ella para abrazarla.

―No sabes cuánto te extrañe ―Le dijo ella estrechándolo aún más fuerte.

―Sí, lo sé. Por eso estoy aquí ―Sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas.

Escucharon que alguien bajaba las escaleras y se separaron para ver a una joven de cabello lacio y negro, sus ojos verdes brillaban de emoción y se quedó parada como si estuviera en shock.

―¿Vas a quedarte ahí parada o vendrás a darle un abrazo a tu hermano? ―Preguntó Jeremy con una sonrisa en los labios.

La chica sacudió la cabeza intentando salir del shock y corrió para abrazar a su hermano. Él la recibió estrechándola fuertemente.

―Pero... ¿Qué haces aquí? Creí...bueno, mamá no me dijo que llegarías. ―Le dijo ella separándose de él.

―April, te extrañe mucho. Lo importante es que ya estoy aquí y muero de hambre.

Su madre observaba la escena con ternura y después dijo:

―He preparado tu comida favorita. ―sonrió― ¿Me ayudan a poner la mesa?

Se dirigieron a la cocina para poner la mesa y disponerse a comer.
Estas eran las cosas que Jeremy extrañaba, y estaba feliz de poder estar de nuevo con su familia.
De los errores se aprende, y él entonces supo que su pasado no era tan malo después de todo, ya que con eso se dio cuenta de lo importante que es estar con su familia y ahora que podía valoraría más ese tiempo e intentaría arreglar sus errores.

Pero lo que él no sabía es que su vida daría un giro tan drástico para cambiar su forma de verla...