Narra Michael
Ella se separa un poco de mí, lo suficiente para mirarme a los ojos. Mi respiración es pesada, estoy nervioso y no sé muy bien como actuar.
- Creo que debería irme. - Me giro para empezar a caminar pero ella me coge de la muñeca haciendo que pare.
- No te vayas. - Mira su mano agarrando mi muñeca y yo hago lo mismo. Ella me suelta y vuelve a mirarme a los ojos. - Por favor.
- No quiero irme, pero no quiero ver lo mal que te pones al entrar en tu casa. Lo siento.
- ¿Por qué tendría que ponerme mal?
- No es que tengas, es que pasará y aunque suene cruel, no quiero estar ahí para verlo. - Ella asiente. - Si quieres volver a tu casa, solo dímelo, mañana te traeré tus cosas.
- No quiero volver. Pero te vi con esa chica y.. No sé. - Baja la mirada y yo me acerco a ella. Hago que me mire a los ojos.
- ¿En serio? Creí que había quedado bastante claro que yo estoy enamorado de ti y solo te quiero a ti. Esa chica se estaba cayendo y solo quise ayudarla. En cambio tú, con Ashton..
- Michael, yo con Ashton no tengo nada.
- De momento. Tendrá que significar algo que a él le recordaras y a mí no, Cris, no tienes que darme explicaciones. Está bien así. - Empiezo a caminar y no puedo evitar sonreír cuando siento sus pasos detrás de mí. - ¿A dónde vas?
- Todavía vivo contigo. No me has echado aún. - Yo sonrío.
- Jamás te echaría. - Ella sonríe y me coge de la mano insegura. Quiero que se aleje, que deje de hacerme daño, pero sé que si se aleja, todo se me vendría abajo.
Estoy confuso. Muy confuso. Empezamos a caminar hacia mi casa, ella de vez en cuando me mira pero yo no aparto mi vista del frente, simplemente, para evitar cualquier contacto visual con ella. Cuando llegamos, saco las llaves de mi bolsillo y abro la puerta. Ella me suelta la mano y espero a que pase. Cuando lo hace, me voy directamente a mi habitación, ahora quiero hacer cualquier cosa excepto hablar con ella, y tener que enfrentarme a una persona que ya no siente por mí lo que sintió cuando yo todavía lo siento.
Me quito la camiseta y me cambio los vaqueros ajustados por un chándal. Enciendo la PS4 y me siento en la cama para jugar. Pienso que sería una buena distracción pero entonces miles de recuerdos vienen a mi cabeza. Otra vez.
*Flashback*
La puerta de nuestra habitación vuelve a abrirse. Yo me encuentro jugando a la PS4 mientras la espero.
- Que poco te hace falta para correr a encenderla. - Se ríe y se tumba en la cama apoyando su cabeza en mi pierna derecha. - Yo le acaricio el pelo sonriendo mientras la miro.
- Es la única manera que tengo para echarte de menos lo menos posible, aunque sea muy difícil.
- Odio que seas tan mono. - Vuelve a reírse.
- Y yo odio estar tan enamorado de ti.
- ¿Cómo debo tomarme eso? - Yo me río.
- Bien, odio estar tan enamorado de ti porque se me hace difícil tenerte lejos, o no tenerte a mi lado dos segundos, como hace un rato. Simplemente quiero estar contigo cada segundo del día y la noche y no siempre es posible. - Ella levanta la cabeza y me mira sonriendo.
- Nadie te obliga a enamorarte.
- Ya, pero me lo pones difícil, ¿sabes? - Sonrío y me agacho hasta quedar a su altura para dejar un corto beso en sus labios. - ¿Quieres jugar?
- ¿Estás seguro? - Asiento. - Está bien, pero, no me hago responsable de mis actos.
- No hace falta que me lo afirmes. Pero yo tampoco me hago responsable de los míos.
- Vale, pero no me dejes ganar.
- Como quieras. - Ella se sienta delante de mí, separo mis piernas y se sienta entra éstas apoyando su cabeza en mi pecho, yo paso mis brazos por su cintura, le doy mi mando y yo cojo el otro. Le doy para que empiece el juego desde su mando, y empezamos a jugar. Aunque me haya dicho que no la deje ganar, dejo que me de varias veces quitándome vida. No dejo de mover mi personaje y ella empieza a quejarse como una niña pequeña, yo no puedo evitar reírme y me da un codazo en el estómago haciendo que deje de reírme y me queje. - Bruta.
- Lo siento.
- No lo haces.
- Claro que sí, lo que no siento es esto. - Me quita bastante vida de golpe y se ríe. - Has perdido práctica.
- Ya, claro que sí. - Ahora soy yo quien le quita la mitad de su vida y ella deja el mando sobre la cama de mala gana. - ¿Ya te has enfadado? - Ella niega con la cabeza. Yo me río. - ¿Entonces? - Vuelve a coger el mando y consigue matarme.
- Solo quería distraerte. - Se ríe y yo la pincho con mi dedo índice en la cintura haciendo que ella de un pequeño salto.
- No me parece justo.
- Yo creo que sí.
- Pues yo creo que me debes una. - Ella niega con la cabeza sonriendo. Pongo mi cabeza en su hombro y entonces veo que se está mordiendo el labio inferior. Tiro de éste y se queja pero sin dejar de sonreír. - No hagas eso. Te lo tengo dicho.
- No me das miedo.
- ¿Ah no? - Niega con la cabeza. Empiezo a besar su cuello y hago que giremos quedando yo encima de ella apoyando mi peso sobre mis brazos para no aplastarla.
*Fin del flashback*
Estoy tan sumamente metido en mis pensamientos que no me había enterado de que estaba en la puerta llamándome.
- Perdona, no te oía. ¿Qué querías?
- No consigo bajar una taza del armario.
- ¿En serio? - Yo me río negando con la cabeza. Ella se acerca y se sienta en mi cama.
- No, simplemente necesitaba estar contigo. Últimamente esa necesidad está siempre presente en mí. ¿Crees que significa algo?
- Espero que sí. ¿Quieres quedarte? - Ella asiente y yo me hago a un lado para que se meta en la cama.
- Gracias. - Besa mi mejilla.
- ¿Por qué?
- Por tener tanta paciencia conmigo.
- No tienes que agradecer nada. - Ella se apoya en mi pecho y yo no sé muy bien que hacer así que decido abrazarla para pegarla más a mí ya que no sé cuando podré volver a sentirla así.