Capítulo 11 : Encrucijada

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Boruto guió a Sarada hasta la plaza que estaba frente al bar, se sentaron en uno de los bancos que daba a la fuente multicolor, se quedaron contemplando el agua absorto en sus pensamientos. El rubio estaba nervioso, no sabía cómo expresar correctamente, miró a la Uchiha y soltó un fuerte suspiro de resignación. Sabía que habían pasado muchas cosas y no tenía idea de por dónde comenzar, ni cómo reaccionaría ella, estaba seguro que no le agradaba la idea de que lo hayan sacado por su culpa. Sarada volteó hacia el rubio, ¿por qué tardaba tanto en hablar?

—¿Qué ocurre?

—Hace dos días intenté hablar con mi abuelo para que me permitiera permanecer en el Instituto—miró a la Uchiha—. Obviamente no resultó, pero eso no fue lo peor, sino que ese día los Yakuzas que siguen a Kawaki lo secuestraron y ahora estamos buscándolos como locos.

Sarada palideció al escuchar todo el relato. No podía creer que Kawaki estuviera involucrado en algo tan peligroso y que su familia terminara siendo arrastrada a todo eso. No le echaba la culpa a Himawari, ella simplemente, confió a ciegas en él. No hizo nada malo. Solo terminó pasando porque tarde o temprano los involucrarían si seguían relacionándose. Llegó a la conclusión que cualquiera pudo haber quedado pegado. La pelinegra se irguió y lo miró con una expresión de comprensión, colocó su mano sobre la suya, Boruto levantó la mirada sonrojado. Ella le enseñó una sonrisa indicando que lo apoyaba.

—Solo tengan cuidado, Boruto.

—Sí...—sonrió ampliamente y estrechó sus manos. Sarada se sonrojó—. Escucha, Sarada—ella parpadeó—. Quiero hacer todo lo posible para recuperar el prestigio de tu familia. Me enteré que el Ejército les pertenecía a ustedes y eso no es correcto. Así que buscaré la forma para que puedan a tener ese poder.

Ella bajó la mirada aterrada y soltó un fuerte suspiro.

—Boruto, no...Esto lo merecemos.

—¡Claro que no! ¡No lo merecen! ¡Le demostraré a los Hyuuga que están equivocados! ¡Por eso...—volteó su rostro para obligarla a que lo mire—. Quiero salir contigo.

—Boruto, eso es peligroso. Podrías perder tu reputación—el rubio acarició su rostro—. Yo no quiero...

—No me importa perder la herencia. Quiero estar contigo—acercó su rostro y apoyó su frente con la suya. Sarada se sonrojó al estar tan cerca. Apartó la vista.

—Está bien, lo pensaré—se separó—. Cualquier cosa háblame por teléfono.

Boruto asintió con la cabeza, con las mejillas sonrojadas y su corazón latiendo con fuerza. Sin poder evitarlo, acercó su rostro con lentitud y unió sus labios, la pelinegra se sorprendió pero enseguida correspondió el beso. Lento, suave, adictivo. Al soltarse ella se despidió y él la saludó con una sonrisa en su rostro. Tendría una oportunidad de salir con ella. Era un importante avance y estaba demasiado feliz. Saltó de la alegría. No podía creerlo.

Al día siguiente todos estaban reunidos en una esquina cerca del bar donde se habían encontrado. Listos para comenzar la búsqueda. Los hermanos Uzumaki partieron bien temprano por la mañana y se vistieron de manera casual. Himawari estaba nerviosa. ¿Podrían encontrar a su abuelo cuanto antes? En su mente pasaron varias imágenes y desenlaces horribles. Su hermano le sonrió de camino hasta el punto de encuentro. Todo estaría bien. Ella le devolvió la sonrisa. Cuando todo esto acabara, Himawari buscaría la forma de mejorar su relación con Kawaki. Lo mismo haría su hermano. Kawaki y Metaru se incorporaron últimos. El pelinegro intercambió una rápida mirada con la peliazul, esta se sonrojó al contacto visual. Boruto metió ambas manos en sus bolsillos y miró expectante al adulto:

El Próximo Legado (BoruSara) (KawaHima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora