Capítulo 3: Negación

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Boruto despertó con un fuerte dolor de cabeza, no supo qué hora era hasta que se levantó de la cama y corrió las enormes cortinas rojas, al hacerlo miró por la ventana: todavía era de día, aunque el sol ya se estaba ocultando. Alguien golpeó la puerta, al dar la orden y caminar hasta su cama para cambiarse de ropa, una mucama le avisó que la cena estaba siendo preparada. El rubio agradeció con un "Gracias" y buscó la ropa más cómoda. Odiaba usar ropas refinadas, al menos, sí le gustaba que estuvieran impecables. Al colocarse una camiseta holgada y unos pantalones de tela, caminó hasta su escritorio y revisó su teléfono: tenía algunas llamadas perdidas de Kawaki y también de Mitsuki. Entonces varias imágenes vinieron a su mente, esta mañana se había desmayado frente a Kawaki y él lo había socorrido llevándolo a la enfermería. Su hermana lo terminó llevando de regreso a casa con la limusina de su familia. Soltó un suspiró y se sentó en la cama:

—Odio esta tonta enfermedad.

Cuando era la hora de la cena, tuvo que bajar a la enorme sala donde comían, supuestamente, con sus padres presentes, pero ellos casi nunca estaban en casa. Normalmente comían solo ellos dos. Era solitario. Los mayordomos sirvieron los tres platos: entrada, plato principal y postre. Los hermanos comieron casi en silencio con el inútil ruido del aire acondicionado. Al terminar su último bocado, Himawari le preguntó:

—Me alegro de que Kawaki me haya avisado a tiempo—sonrió.

—Sí, supongo. Gracias, Hima. Siempre eres la única que se preocupa por mi—repuso y se puso de pie—. Iré a dormir. Me duele mucho la cabeza. Tomaré mis pastillas. Gracias por la comida—el chico se perdió en la oscuridad y subió a su cuarto.

La chica de cabellos azules miró su teléfono celular. Se preguntó cómo haría para conseguir el teléfono de aquel chico. En verdad empezaba a sentir curiosidad por él. Sacudió la cabeza, no podía creer que lo tenía mucho en su mente. Terminó su postre y regresó a su cuarto. Minutos después de terminar sus tareas, se fue a dormir. A la mañana siguiente, Boruto ya estaba despierto cuando Himawari bajó a desayunar. Estaba concentrado en su consola de videojuegos. Lo miró con una leve sonrisa en sus labios, por fin ya estaba bien. Por lo general, cuando caía en narcolepsia, al día siguiente estaba perdido en tiempo y espacio, pero por suerte eso no pasaba. Era un gran alivio. Se acercó y se sentó a su lado para saludarlo.

—Buen día, hermanito—dijo entusiasmada—. Veo que amaneciste bien.

—Sí, por suerte—coincidió distraído y masculló—. Ah, estúpido juego.

Himawari tomó un sorbo del café amargo, enseguida le puso algunas cucharadas. Tomó varios sorbos más y se atrevió a hacerles algunas preguntas. Quizá él lo conocía mejor y podía ayudarla a acercarse más. Tragó saliva, solo esperaba que no le molestara.

—Boruto, ¿qué piensas sobre Kawaki?—su pregunta lo distrajo y la miró confundido.

—¿Kawaki, eh?—soltó y frunció el cejo—. Es un poco malhablado, no sabe expresarse y siempre se mete en problemas. Aunque la mayoría de las veces es por mi culpa—empezó y continuó mientras jugaba—. Escuché que es huérfano. Vive en un orfanato cerca del colegio. Me pregunto cómo habrá hecho para entrar sabiendo que es una institución prestigiosa.

Ahora sabía algo más. Así que era huérfano, eso la dejó consternada, con más razón se daba cuenta que sus clases sociales eran muy distintas. El último comentario de su hermano la dejó más tranquila:

—A pesar de todo eso, me llevo bien con él. Es un buen tipo—y miró a su hermana de reojo—. ¿Por qué de repente sientes curiosidad por él?

El Próximo Legado (BoruSara) (KawaHima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora