Fallen Angel 2

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Dante POV

La copa que tengo en la mano se me resbala haciendo un desastre en el piso de Whiskey y cristal — el cual asustó a las chicas que se encontraban a mi alrededor. Ignoro por completo ese percance para caminar lentamente a por Bryce para no levantar sospechas. Sin embargo, cuando estoy a punto de decir algo, el chico bajito se me adelanta con sus zapatitos rojos mencionando lo asqueroso que estaba el baño a sus amigos. Siento que estoy a punto de transformarme y no lo puedo evitar. Es por esto, que le hago señas al imbécil de Bryce para terminar lo que estaba a punto de empezar hace unos segundos como se debe. Siento que mis ojos cambiaron instantáneamente al color negro y lo mismo le pasa a él, pero sus ojos se tornan lentamente un color carmesí; pareciera como si un humo rojo llenara sus ojos por completo. Mientras tanto, el de cabellos negros y su amiga parecieran estar completamente ajenos a lo que está sucediendo entre nosotros. Bryce asiente y nos dirigimos determinadamente a la parte de atrás del "Fallen Angel". Estoy furioso; no hay otra palabra para describirme en estos momentos. Me encuentro frente a frente con él, mi corazón late cada vez más rápido por la adrenalina, mis alas comienzan a asomarse hasta el punto en el que están completamente expuestas y abiertas. Recobro mi forma infernal crujiendo los dientes de la ira que siento. Este es mi momento para vengarme y hacer pagar a ese mal nacido todo el daño que nos hizo a mí y a mi pequeño y delicado ángel. Ya terminada mi transformación, Bryce comienza con la suya. Por consiguiente, el mismo se envuelve en sombras mientras suelta una carcajada maligna, se pueden notar sus ojos rojos detrás del remolino oscuro que lo rodea sin parar. Luego, una luz intensa me ciega solo para revelar su transformación ya completada. Su piel es gris como las cenizas que quedan después de un incendio, está cubierto de tatuajes —como si fueran marcas de algo que todavía desconozco—, también tiene cadenas rotas en sus manos y pies, dos pares de alas grandes tal cual dragón (parecieran ser de color marrón, pero por tanta oscuridad no se puede distinguir), su cara se ve más alargada y su boca imita a la de una serpiente con grandes colmillos.

No le tengo miedo; la ira no me deja pensar con la cabeza fría. Recuerdos de Haziel vienen a mi mente atacándome una y otra vez sin parar. Siento que me estoy volviendo loco, estoy a punto de caer en el descontrol. Sin pensarlo dos veces, me abalanzo sobre él dándole fuertes golpes en la cara y en las costillas para terminar con una fuerte patada en el estómago causando que Bryce tambalee y se caiga dejando marcas en el pavimento. Después de haber caído fuertemente, el chico de piel gris se levanta como si nada le hubiese pasado y me lleva por los aires hasta alcanzar la altura deseada para luego lanzarme. Me encuentro en picada hacia el duro pavimento, solo siento el aire frío de la noche en mi rostro antes de enterrar el mismo en el suelo. Al llegar el momento del impacto, siento un inmenso dolor en mi cara, pero especialmente en mi cabeza. Cuando pienso que puedo levantarme para poder enfrentar al traidor, me sorprende su figura volando directamente hacia mí enterrándome más en el suelo y creando un cráter más grande al anterior. Antes de otro posible ataque, aprovecho que las luces de los focos no son tan brillantes y, con una pequeña encantación, saco mi confiable arma. Esta arma es un hacha completamente negra y muy afilada, hecha por un demonio herrero muy poderoso. Esta hacha tiene hasta un nombre con el cual se le bautizó luego de ser creada y adquirida por mí: La prohibida. Normalmente solo es para emergencias, pero es necesaria para este momento de furia absoluta.

—¿Todavía no te has muerto? ¡Qué pena! ¡Ahora será tu fin!— Bryce exclama a carcajadas en las alturas mientras le dirige una mirada fría a mis ojos que ,supongo, parecen piedras obsidianas. Sin embargo, veo un extraño movimiento de manos de su parte que me parece familiar —lo cual me alarma un poco. De la nada, el de ojos carmín saca una espada... Esta espada no es cualquier espada, es un arma letal dada un ángel que tenga el corazón más puro. Esta espada se llama: La justicia. Esta espada es de Haziel. Al verla en sus manos, mis ganas de querer asesinarlo crecen aún más. Sin pensarlo dos veces, me lanzo al vuelo yendo a por el de ojos carmín dándole un buen corte en el abdomen con el hacha. Su sangre cae en mi ropa, el suelo y mis manos al igual que en mi hacha. El ver nuevamente esa espada de cerca me sumerge en la nostalgia distrayéndome un poco de la batalla; Bryce toma la ventaja y me ataca con la espada del que alguna vez fue mi verdadero amor, mi alegría. El traidor logra hacerme algunos cortes muy profundos en el pecho, el brazo derecho y en mi abdomen. Seguido de esto, me arroja al suelo nuevamente —esta vez desde más alto— para tratar de terminarme dando la estocada final, pero nunca llegó. Me encuentro aquí tirado en un charco de mi propia sangre; antes de desmayarme por la pérdida de sangre logro escuchar un grito de un chico ordenándole a Bryce que no me mate. Lo demás es solo oscuridad.

Narrador omnisciente POV

Bryce huye volando tal cual cobarde dejando a Dante morirse en el suelo. Michael estaba totalmente asombrado y anonadado con lo que acababa de ver al igual que su mejor amiga —quien se encontraba a su lado izquierdo siendo .c. segundo testigo de lo que su novio hizo. Sin embargo, el chico no se podía quedar con los brazos cruzados.

—¡Tenemos que llevarlo a un hospital! ¡Ahora!— el de zapatitos rojos se acerca a Dante, quien se encontraba ya en su forma mortal, tratando de levantarlo; era muy pesado para él solo así que le pide ayuda a Vanessa para cargarlo hasta el auto. Una vez pudieron hacerlo se dirigen al hospital ensangrentados y a toda velocidad.

—¿Estás bien? ¡Lo siento mucho! ¡Abre los ojos por favor!— exclama Michael a Dante —se encontraba en el regazo del más pequeño— esperando una respuesta que nunca llega.

—Cálmate, él va a estar bien. Ya casi llegamos. — dicho esto el pequeño se calma un poco más, aún sigue preocupado, pero cuando ve que están llegando al hospital un sentimiento de alivio se apodera de él. Tan pronto llegan, bajan a Dante del auto entre los dos y se dirigen a sala de emergencias gritando para que atendieran al más alto rápidamente ya que había perdido mucha sangre.

Unas horas pasan...

—Doctor Cage, ¿cómo está él?— Michael se acerca al doctor y le dirige una mirada llena de preocupación. El doctor logra ver su angustia y responde a su pregunta.

—El joven se encuentra estable, ¿qué fue lo que sucedió exactamente ?— Michael está congelado de tan solo recordar todo lo que vio hace unas horas atrás, está aterrado. Parece congelado, por suerte para él Vanessa se encontraba cerca escuchando todo así que ella interrumpe con otra pregunta aliviando así a su mejor amigo.

—¿Crees que podamos pasar a verlo?— el doctor asiente y les enseña el camino hasta la habitación.

—Ok, bebé. Yo me voy a dar un baño en tu casa y después vuelvo. No quiero arriesgarme a ver a ya sabes quien en nuestra casa. — Vanessa emprende su viaje a la casa de Michael dejándolo solo en la habitación de un hombre que ni siquiera conocían.

Mientras tanto, Michael solo observa cómo quedó el chico luego del ataque de Bryce. Está en una camilla conectado a muchas máquinas que hacen un ruido que lo ponen nervioso en un cuarto completamente blanco. Al parecer, Dante sigue inconsciente. Es por esto que Michael solo piensa en tomar asiento al lado de la camilla para esperar alguna mejoría.

El de cabellos negros se dedica a mirarlo por algunos minutos. Piensa que es muy lindo aún en el estado en el que está. Se pregunta el porqué del ataque y se atormenta a sí mismo con solo recordar la horrible cara que tenía Bryce en su transformación. Al pasar un poco el tiempo, Michael está somnoliento puesto que ya era muy tarde y decide acurrucarse en sus propios brazos —los cuales le hacen función de almohada en ese momento— en la camilla del herido y dormir.

A Demon's LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora