-cap 2-

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Todo transcurrió tan rápido, no me dio tiempo ni a pensar en lo reciente, por lo que sin ser previsto empecé a tartamudear entre susurros. ¿Una nueva compañera de trabajo? ¿Para qué querrería una nueva compañera de trabajo? Qué tan miserable tiene que ser mi mánager para que disfrute de mis ahogadas penas y llanto a tal punto de que me traiga una compañera de trabajo, no lo necesito, no lo apruebo.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la gruesa voz del canoso, quien aparte de interrumpirme normalmente en las reuniones, me interrumpió mi gran y lindo sueño de ser una actora independiente.

—¿Qué pasa Michelle? ¿No le vas a recibir la mano? No seas maleducada por Dios y saluda. —Este simplemente hizo una de sus grandes frases irónicas, las cuales sabía que para mí era un fastidio.

Al regresar en el presente, moví ligeramente mi cabeza tratando de espabilar, al hacerlo recurrí por bajar mi mano y delicadamente estrecharla con la de ella, era suave y cálida.

—Michelle Ortiz, el gusto es mío. —Dije casi susurrando por lo desconcertada que estaba.

Aún no entendía, aún no lo aceptaba, esto tenía que ser una equivocación, o Eduardo me estaba tomando del pelo.

Me dirigí hacia Eduardo, quien sonreía como un niño al obtener lo que quería luego de tantas pataletas, mirándolo con desprecio e inquietud, no podía ser esto, no podía hacermelo, mi trabajo lo hago mejor sola, esto es ridículo.

—Creo que hay una equivocación, Eduardo. ¿Co-Cómo que es mi nueva compañera de trabajo? No tiene sentido, Eduardo. —Un poco más y empezaba a gritarle, estaba cansada de que me tratara como si no fuera nada, y él todo.

Y así pasamos la hora, discutiendo por la llegada de aquella chica, ¡que además ni la conocía!, estaba tan furiosa que incluso empecé a ignorar su existencia, tan sólo la sentía respirar, con la cabeza en bajo mirando el piso que llegaba a temblar por mis reclamos. La verdad, que poco después de que dejara de pelear con Eduardo, me percaté de que fui una completa rota, maleducada, tal vez estaba haciendo un drama innecesario, pero sigo sin entender el porqué de esa llegada.

Eduardo tras irse furioso luego de nuestra discusión, nos dejó solas a mí y a Laura, nunca había sentido tanta incomodidad en una sola sala, y era por mi culpa, por aquél drama, aunque también fue por la suya, ¡sin duda!, ¿por qué se meten en mi trabajo profesional como si nada? Y además, ¿quién era esta mujer? Nunca la había visto por el pueblo, es un lugar pequeño, es imposible no reconocer a alguien si me lo encuentro de frente.

Habían pasado los minutos, yo me encontraba sentada en frente del espejo, tratando de calmarme, mientras que ella estaba parada a unos metros de mí, no movía ni un centímetro, tan sólo mantenía la cabeza abajo, jugando con sus finas manos, pasando sus coloridas uñas carmesí por sus marcas, ¿por qué la estoy analizando tanto?

Me sugerí a mi misma pedir disculpas, no quería quedar como una maleducada enfrente de ella, menos si es nueva en el pueblo, no corresponde.

Me paré y di unos pasos donde ella, estaba ahí, mirando a la nada, jugando con sus dedos, esto no avanzaba de ninguna forma, tenía que romper el hielo.

Era el momento, tenía que hacerlo, dirigí mi mirada hacia ella y me hice escuchar, o al menos eso pretendía.

—¡Disculpa, yo---... —Fuimos interrumpidas, una a la otra interrumpiendo con la misma frase y tono de voz, mientras que sin tenerlo previsto, nos encontrabamos a centímetros de nuestros rostros, narices y boca.

Podía sentir del como la respiración de la otra invadía mi nariz, su olor se implantaba en mis orificios nazales y sus ojos penetraban mi alma.

No sabía qué estaba pasando, tan sólo sucedió, ¿qué tanta probabilidad había de que hicieramos eso al mismo tiempo?

Comenzamos a acercarnos, mi cuerpo me controlaba, no podía ni desviar la vista, estabamos tan cerca.

Pero a la vez tan lejos.

Tan sólo 5 centímetros más, 3...

Tan sólo unos centímetros, y...

Glamour ;;Girl×GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora