MinHo había llegado molido del entrenamiento, no había cumplido con su parte del trato así que el coach lo había obligado a quedarse a doble práctica, estuvo todo el día fuera de casa.
Viendo el estado de cansancio con el que el alto había llegado el rubio lo mando a recostarse mientras preparaba la cena para los 2.
Key se esmeró ya que quería agradecerle de alguna forma las atenciones que había tenido para con él esos días, mentiría si dijera que no la había pasado bien. La fecha en la que se tenían que separar había llegado muy rápido.
Key tocó la puerta de la habitación y al no tener respuesta entró, MinHo estaba recostado en su cama, dormido con el control remoto en la mano y la TV encendida. El rubio sonrió al verlo, se veía tan en paz, lo observó un poco más de cerca quería grabarlo en su memoria para cuando tuviera que partir.
Memorizó cada parte de su cara, el color bronceado de su piel, sus cejas gruesas, esos ojos grandes que últimamente lo ponían nervioso cuando lo miraban, su nariz recta, la casi imperceptible cicatriz en la mejilla derecha y esos labios jugosos que lo invitaban a besarlos.
Key recordó el sentimiento que lo había embargado aquella noche en la playa, quería darle un beso, pero él tenía sus reglas, él no besaba en la boca a sus clientes, se le hacía algo muy personal, el problema estaba en que había dejado de ver a MinHo como su cliente, frenándose ante la urgencia de besarlo posó 2 dedos sobre su boca llevándolos después hacia la boca del alto pero no fue suficiente.
Aprovechando que el otro dormía y viendo que nada molestaba su sueño se inclinó para apenas juntar sus labios con los ajenos, un toque que duró menos que un latido del corazón.
Fue entonces que MinHo abrió los ojos, encontrando al rubio a muy pocos centímetros de él, el rubio sonrió avergonzado, pero tomando valor repitió la acción, cuando quiso alejarse MinHo se lo impidió tomándolo de la cara atrayéndolo nuevamente hacía él, se besaron de una manera lenta, descubriendo la boca ajena.
Se entregaron tanto al momento que no supieron cuando subió la intensidad del beso, todos los sentimientos reprimidos durante estos días por fin se veían reflejados.
Key tiró de su camisa, sacándola de su cuerpo quedando en las mismas condiciones que MinHo, se tocaban sin descanso descubriendo y memorizando el cuerpo del otro.
No podían ni quería detenerse habiendo llegado ya a este punto, ninguno había intentado algo más que lo que había sucedido el primer día, MinHo alcanzó el cajón de su mesita de noche y buscó a tientas alcanzando la loción y un condón, hacía tiempo que no tenía relaciones con alguien.
Key rodó a MinHo sobre su espalda, el moreno se arqueó contra la cama cerrando sus ojos y mordiendo el interior de su mejilla mientras luchaba por controlarse cuando el rubio puso el condón sobre su miembro y se sentaba a horcajadas sobre él.
-Así, quiero ser capaz de verte- dijo KiBum.
Cuando MinHo se tranquilizó vertió un poco de loción en sus manos y empujó un dedo dentro del rubio, sus ojos fijos en los ojos del contrario.
-Más- exigió el rubio en medio de un gemido y segundos después sintió un segundo dedo.
Key se inclinó hacia delante alcanzando los labios de MinHo, un beso tranquilo y suave. KiBum se levantó un poco sobre sus rodillas y alcanzó el miembro de MinHo posicionándolo en su entrada bajando lentamente hasta tenerlo dentro de su cuerpo.
-Oh, Dios- gimió KiBum cerca del oído del moreno aferrado a sus hombros.
MinHo gimió, el placer de estar dentro de Key era indescriptible.