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2:56 am.

-¡sueltame puto!.-México estaba pataleando y empujando algo con sus manos.-¡déjame!.-comenzó a gritar más alto conforme pasaba el tiempo.-¡AYUDAAA!.-dio una vuelta hasta caer de la cama.-

-¿¡qué pasó!?. -dijo Perú, entrando con un palo, su chullo estaba de lado, casi cubriendo la mitad de su cara. Cuando vio a México en el piso, rápidamente se acercó.

-ay no mames.-se sentó como pudo, sobando su espalda. Cuando vio a Perú se quedó confundido.-¿a qué viniste wey?.-le sonrió.

-...¡estabas gritando!.-le reclamó confundido y enojado a la vez.

-el que está gritando eres tú. -se cruzó de brazos, levantando una ceja.

Perú se quedó callado por un momento, para después darle un golpe leve en la cabeza, haciendo puchero.

-hablo enserio.-se sentó con cuidado a su lado, recargando su cabeza en el hombro del otro.

-ay yo que sé. -abrazó sus piernas.-ni si quiera sé porqué pasa, pero no es la primera vez que me reclaman por eso.

-necesitas ayuda...y no...no vengo a reclamarte, perdón por haber gritado, enserio me preocupé.-¿qué estabas soñando?.-se separa levemente para mirarlo.

-no es buena idea mencionarlo ahora.-soltó una risa con nerviosismo, demasiado notable.

El peruano hizo un puchero, sólo desvió la mirada hacia la puerta, para regresarla al frente.

-no me iré hasta que me digas.-decidido a lo que dijo, sólo se alejó de él, quedando casi en la orilla de la cama, cruzándose de brazos con una expresión seria.

México soltó un suspiro, recargó su cabeza en la cama y miró al techo.

-era el gringo...¿bien?-dijo en un susurro, cerrando sus ojos con el ceño fruncido.-ese pinche gringo...-con notable enfado ahora, seguía hablando.

-y...¿qué hacía?. -ahora también miraba el techo, pero con el mismo gesto serio.

El mexicano sólo tragó saliva, dejó de fruncir el ceño, pero fue bajando lentamente sus cejas, hasta mostrar una expresión cercana a miedo y preocupación.

—algo...—notó que el peruano se había molestado aún más, ya que escuchó un gruñido.—es algo que prefiero no contar, lo digo enserio.—talló sus ojos al sentir las lágrimas acumulándose. En su intento por detenerlas, sólo giró su cabeza, mirando hacia la pared.

Perú no tardó en notarlo y se levantó, para ponerse hincado frente a él. Tomó la mano libre del mexicano con cuidado y acarició su mejilla.

—perdona por insistir.—le dio una sonrisa cálida y calmada.—pero...necesito saberlo, para ayudarte.—su mirada expresaba preocupación. Pero seguía manteniendo su sonrisa. Notando que México se había calmado y lo miraba ahora, sólo tomó aire para continuar.—puedes decírmelo después...no te preocupes, haré un esfuerzo para no presionarte.—se levantó y se dirigió lentamente hacía la puerta.

México bajó la mirada, se sentía mal al recordar aquellos sucesos de su pasado que tenían que ver con su vecino. Se levantó, tambaleándose al principio, pero sólo por unos segundos. Se acercó y tomó la mano del peruano para detenerlo.

—lo contaré ahora...sólo... ¿Podrías no decirle a nadie más?. —susurraba mientras mantenía su vista en el suelo.

—lo prometo.—se giró sin soltar su mano.—bien, puedes empezar.—le miraba, pero evitaba el hacerlo tan fijo, ya que no quería que se incomodara y volviera a arrepentirse.

—es una historia bastante...tonta...—estaba aguantando el llanto.—desde que éramos colonias, todos pendejos...prometiendo cosas que eran evidentemente imposibles...desde esos tiempos, estábamos juntos, éramos felices...pero empezaron los problemas, con el territorio...—México sintió incluso náuseas de sólo recordar la forma en que USA había logrado quitarle los territorios, todo con trampas. Más recuerdos comenzaron a llegar a él, las invasiones... La técnica que usó para eso. Los tratados, todo, en todo había incluido una cosa, algo que le daba asco.

Pasó el tiempo, México estaba contando lo que el gringo hacía y lo que causaba sus pesadillas, no pudo evitar soltar algunas lágrimas, las cuales limpiaba rápidamente, o era ayudado por el peruano.

Ya eran las 6:21 am, ambos estaban lo suficientemente distraídos en aquella conversación, que no notaban el tiempo que llevaban en ella.

•Convivencia• /MéxicoxPerú/ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora