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Todo pintado en caos, la destrucción de los edificios se podría considerar lo más lindo que había en todo el lugar. Personas gritando con desesperación, corriendo de un lado a otro, buscando a sus familiares, dando ayuda a otros, huyendo, incluso algunos estaban suicidándose sólo por la desesperación.
El bicolor estaba corriendo por todos lados, ayudando a los que podía, se había estresado ya hace un rato, los gritos tampoco ayudaban, poniéndolo también histérico, frunciendo el ceño por momentos, también quería huir, correr, alejarse de todo el caos que había, pero a donde sea que fuera, sabía muy bien que el caos seguiría, no podía escapar, todo el mundo estaba en destrucción, una guerra por tonterías había llegado cerca del límite, al límite de involucrar a todos sin la necesidad de que ellos quisieran, recibieron ataques de la nada, bombas, soldados, disparos, todo juntos, debilitándolos rápidamente. ¿Quién empezó todo esto?, alguien con quien Perú debía convivir, alguien con quien debía llevarse bien, y ahora nadie sabía que estaba pasando, llevaba semanas sin aparecerse, después de su declaración de guerra contra su vecino y ataques que nadie esperaba de él, simplemente se desapareció, nadietomaba importancia a eso, lo importante ahora era saber de donde llegaban esos ataques, eran bombardeos, no se sabía de donde venían, llegaban a cualquier lado, primero se reportaron dos en Francia, pasaron sólo dos días para que uno llegara a Estados Unidos;ahí fue cuando se dieron cuenta de que algo estaba muy mal, reuniones en las que el mexicano no se aparecía, más ataques, en todos lados, no sabían si existía un patrón; Brasil, Rusia, Polonia, Jamaica, Alemania, etc. No se sabía que conexión había con ellos, simplemente llegaban ataques, pasaban segundos tranquilos en los que la gente se sentía aliviada, más eso no duraba mucho, la destrucción y el dolor comenzaba otra vez al poco tiempo.
Cuando uno de esos ataques llegó a Perú, no tuvo tiempo de si quiera pensar, sólo recuerda que estaba caminando, había comprado cosas para preparar comida, algo simple, no quería tardarse mucho, y de un momento a otro, ya estaba en el suelo, una parte de un edificio casi colapsado, estuvo apunto de caer sobre él. Fue cuando todo se tornó en el caos mencionado al principio.
Cansado, decidió sentarse un momento, también aprovechó para ponerse a pensar, ¿qué demonios es lo que había pasado?, ¿cuándo empezó todo?, ¿por qué él no se había enterado antes?, ¿cuál fue el problema que provocó todo?, su cabeza estaba echa todo un lío con todas esas preguntas. Intentó aclarar una por una, concentrándose, dándoles su tiempo a cada una, más nada cuadraba, nada tenía sentido, estaba más revuelto que antes.

Un estruendo hizo que dejara si concentración en las preguntas, otro edificio se había derrumbado, se levantó rápidamente, ahora seguro habría más gente atrapada, estaba cansado, pero no dejaría a ninguno ahí, a ninguno atrás, a ninguno en el horrible lugar en el que se encontraba ahora. Se dirigió rápidamente, quitando la camisa que tenía ya gastada y sucia por todo el trabajo y ayuda que había dado. Comenzó a mover escombros, lanzando con cuidado algunos que eran más pesados, otra vez se distrajo en sus pensamientos, moviendo los escombros por reflejo, sin buscar algo en realidad, eso hasta que alguien sostuvo su muñeca con guerza, dándole un susto. Sus ojos se abrieron a su límite, con sorpresa y miedo mezclados siendo reflejados en su expresión, fue peor cuando vio salir de esos escombros al de bandera tricolor. Se veía aturdido, confuso y algo alterado, apoyándose de la mano del peruano, pudo levantarse, cuando lo hizo se sacudió y levantó la cabeza.
Perú de repente entró en shock, quedando paralizado, procesando lo que pasaba. Tampoco tuvo mucho tiempo para eso, ya que México se había lanzado hacia él, lo hizo de manera lenta, aunque por el shock del peruano eso no importó. México lo tomó, hablando aún alterado.

-¿¡dónde está!? ¿¡Dónde carajos está!?. -decía apenas ahorcándolo, había puesto muy poca presión con sus manos.

-¿¡de qué mierda hablas!?.-trataba de hablar, cerrando uno de sus ojos cuando comenzaba a sentir la falta de aire.

-¿¡dónde está el _____!?.-no había logrado escuchar, de la nada parecía que su voz se había ido, Perú con su vista que empezaba a nublarse, sólo preguntó otra vez.

-¿e-el qué?.-puso sus manos en las muñecas de México. Tratando de quitarlo y poder respirar.

-¡el maldito _____!.-otra vez lo mismo, no escuchaba nada, comenzó a arañarlo, esperando a que así lo soltara. Sintió que había aligerado un poco.-no te mataré aún, primero dime dónde está, quizás te deje vivo, te conviene confesarlo.

El peruano comenzó a respirar con desesperación, tomaba todo el aire que sus pulmones le permitían, había sentido un gran alivio al poder hacerlo de nuevo.

-¡no se de qué me hablas!.-dijo incluso con odio reflejado en él.

-¡claro que lo sabes! ¡Tú lo tienes!.-soltó su cuello dejando sólo una mano en su cuello para que no se liberara con la otra sacó una pequeña daga de su bolsa, la cual clavó con fuerza en la pierna izquierda del peruano, haciendo que soltara un grito casi ahogado.-¿¡lo dirás ya!?

Perú con lágrimas en sus ojos y su cuerpo tembloroso, no sabía que más responder, si volvía a preguntar, sabía que no escucharía nada, si se oponía probablemente recibiría otra apuñalada o algo peor.
Sólo se quedó callado, mirándolo ahora con impotencia, sus lágrimas comenzaron a caer y salir de las esquinas de sus ojos, ya no sentía su pierna, sólo sentía frío.

-¡contesta ya!.-sacó la daga con fuerza, pasándola a su pecho, enterrando un poco la punta.

El peruano con obvio terror, decidió responder esta vez.

-¡no lo sé! ¡Ya te dije que no lo sé!.-no podía detener sus lágrimas, estaba asustado porque siguiera con esa tortura...improvisada al parecer.

México sonrió y su mirada se volvió sombría, puso más fuerza, apoyándose en la daga y enterrándola en su pecho.

Los gritos del peruano comenzaron a sonar al instante, dolor mezclado con terror, impotencia y enojo. Entre sus gritos suplicaba que se detuviera, enserio no tenía idea de lo que estaba buscando, por lo que preguntaba.
Movió sus manos otra vez a la de México, tratando de apartar la daga o al menos hacer más lento el daño, esto fue mala opción ya que México comenzó a poner presión en su cuello otra vez, ahora tenía la daga siendo enterrada en su pecho y la mano del tricolor asfixiándolo.

Pasaron sólo segundos para que cuando su vista estuviera nublada, su respiración apunto de pararse y sus ojos ya por cerrarse. La expresión de México cambió a una preocupada, angustiado ahora.

-hey Perú...-no soltaba el agarre, pero su expresión cada vez parecía más preocupada.

Perú...
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¡Perú, despierta!

•Convivencia• /MéxicoxPerú/ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora