•Convivencia• /MéxicoxPerú/

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El ambiente se notaba pesado y oscurecido, los únicos sonidos que podían notar se eran algunos jadeos y una especie de goteo.
Cada rincón de ese lugar tenía al menos una pequeña mancha de sangre, todo se veía en desorden, todo se veía muerto.

–¿qué más quieres?.–decía apenas audiblemente, soltaba jadeos en un intento por recuperar el aire perdido, debido a un golpe anterior que recibió.–ya la tienes a ella...¿¡qué más quieres!?.–hizo lo que pudo para ponerse firme.

Sin embargo, aquel al que le gritaba, lo empujó y pasó de largo, no le dirigió ni la mirada. Llegó hasta donde estaba una especie de bulto entre algunas sabanas, era notorio ya que era lo único blanco que quedaba allí.
Levantó la sabana con fuerza y bajo ella, habían unos niños, no tan pequeños, aunque se les veía bastante asustados, sobre todo al notar las heridas que tenía su padre.

Tomó a los niños y los entregó a su acompañante el cual había llegado tan sólo unos minutos antes.

–So, we leave it as a deal, okay?–extendió su mano hacia el que le miraba con impotencia y odio.–o ¿acaso lo prefieres "The good way or the bad way"?. –tenía una sonrisa tranquila, no parecía afectarle nada de lo que proponía o pasaba alrededor, más bien, todo eso le alegraba.

Sólo escuchar esas palabras, hicieron que el tricolor sintiera más impotencia, sí, estaba débil, apenas se recuperaba de otros problemas y llegaba él, fingiendo amistad e interés...sólo quedó el interés.
Ya no podía mantener su orgullo, también le dolía el ver cómo sus otros hijos estaban afectados, las personas, él. Todo estaba mal en ese momento, totalmente rendido y decepcionado a la vez, aceptó la mano que anteriormente fue extendida hacia él.

–It seems that you understood it well.–dio un pequeño movimiento de arriba a abajo, estrechando su mano.

Después se dio media vuelta y caminó, manteniendo la misma sonrisa y llevándose a los niños, los cuales intentaban zafarse y correr, huir de él, pero no podían.

el mexicano sintiéndose cada vez peor, al ver a sus pequeños de esa manera, sólo se dejó caer al piso para comenzar a sollozar, a pesar de que trataba de retener su llanto, le estaba costando trabajo.

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Llevando un rato de una pequeña reunión.

–¡tú maldito ladrón!. –gritaba enojado el mexicano.–¡no pienso mantener un tratado de comercio contigo!.–azotó sus manos en la mesa, sacudiéndola un poco y haciendo así que las cosas sobre ella se cayeran.

Exactamente así pasó en su mente...

–¡claro que sí!.–puso una de sus mejores sonrisas después de haber salido de sus pensamientos.–suena bien...un tratado...–mientras más iba recordando su pensamiento anterior, iba sintiéndose un cobarde por no haberlo hecho.

Firmó el papel que le había entregado su vecino.

Pasado un tiempo, ese tratado parecía estar quedando de lado, ya que estaban dando más de lo que estaba escrito.

–ya sabes que tocará hoy~ ¿cierto?.–tomaba sus hombros mientras susurraba a su oído.

Con una mirada triste, sólo asintió y le dio paso libre a su vecino.

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–¿¡un muro!?.–

–yes fucking mexican't, and you deberás pagarlo.–se notaba su mala pronunciación del español.

–JA ¿¡yo pagarlo!? ¡Estás loco! ¡Si quieres construir tu maldito muro, págalo tú!.–arrojó los papeles que le había entregado y se dejó caer de nuevo en su silla.

–¿quieres que obtenga lo que quiero igual que antes?.–su pronunciación dio una repentina mejora, y su tono de voz logró darle un escalofrío al tricolor.

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–soy un cobarde.–dijo el mexicano en un susurro, mientras se miraba en el reflejo formado en la ventana. 

–¿qué dijiste?.–el peruano se asomó desde la otra habitación.

–que tengo hambre.–sonriendo salió de su habitación para ir a preparar algo.

Pronto no serás un cobarde.