La puerta trasera va directa a la cocina, donde no vi a nadie, pero camine más adelante, hasta llegar al salón, donde se encontraban mis padres hablando, supongo que de trabajo. Les interrumpí para hacerles notar que estaba allí, ellos actuaron de manera normal, o eso parecía, pues mi padre no solía salir del despacho y menos para mantener una conversación larga y entretenida con mi madre. Avancé por la habitación hasta que me vieron, no podía decir nada, estaba un poco superado por la situación, seguía sin saber cómo afrontarlo.
— Hola cariño, ¿qué tal ha ido la investigación?—me miró feliz, como siempre, y a juzgar por ello era totalmente desconocedora de lo que había pasado estos días.
— Eh...,eh, bien, si, ha estado muy bien —mostré una leve sonrisa.
— ¿Estás bien Stuart?—dijo mi padre, analizándome desde arriba abajo.
— Si, si, estoy muy bien papá, solo que estoy un poco cansado, hemos estado más tiempo en la biblioteca como os a dicho Alex.
— Si, vi su mensaje.
Tras el incomodo reencuentro mi madre me dijo que me había guardado algo para cenar en la cocina, había hecho sus famosos sándwiches de queso tostado y me pidió que tomara un vaso de zumo de limón recién exprimido, guardado en la nevera. Abandoné la estancia pensativo, con la mirada perdida, di varios pasos hasta llegar al microondas, donde se encontraba guardado mi plato y lo tomé, di algunos mordiscos pero no tenía ningún sabor, insípido, a pesar de ello quise terminármelo de comer, necesitaba volver a mi vida normal, a pesar de los cambios que he sufrido me merezco vivir una vida llena de golpes, de desilusiones, de amor, de felicidad, pero no una vida en la que oculto quien soy a mis padres, otra vez.
Cuando cené subí a mi habitación, mirándola con nostalgia, caminé despacio por ella mientras rozaba mis dedos con los paredes, hasta tirarme en la cama mirando hacia el techo blanco. Una lágrima afloró y me vi incapaz de afrontar la tristeza, por lo que limpié el rastro húmedo que esta dejó en el lado derecho de mi cara y me levante, recogí algunas cosas que estaban dispersas por la habitación y me di una ducha, daba igual si el agua que caía estaba ardiendo o helada, no sentía la temperatura, la vida a la que me había acostumbrado desde hacía años había perdido sentido, no podía apreciar los sabores de la comida, no podía darme una placentera ducha caliente, y tal vez ahora todo empiece a derrumbarse. No se si podré vivir más tiempo así, y se supone que aún me quedan mil años por delante, en realidad esto es una maldición, no se si quiero vivir tantos años, aún siendo conocedor de mis habilidades, sabiendo que puedo hacer un correcto uso de estas y así ayudar a otros, no quiero pagar el precio de tener que ver morir a los míos, sea por una razón o por otra. Tras meditar todo eso bajo la ducha y que varias lágrimas se camuflaran con el caer continuo del agua, me salí, envolví la toalla alrededor de mi cintura y me tiré sobre la cama, no tardé mucho hasta que quedé totalmente dormido.
— Creí que me harías caso y tendrías cuidado, aunque también es culpa mía por no haberte hablado más claramente sobre quien era en realidad tú amigo. Tal vez así podía haber evitado que todo esto te pasara, lo siento.
Fue lo que me dijo una voz, con un tono de rabia y tristeza mientras soñaba, estaba en una habitación iluminada por dos focos, uno azul y el otro verde, mientras tanto, mientras la voz me regañaba una especie de líquido espeso y negro empezó a llenar poco a poco la estancia, y yo, angustiado, incapaz de moverme, hiperventilando, sentía una presión en el pecho, el aire empezaba a faltar y ya estaba cubierto casi hasta el cuello. Cuando me vi sumergido debajo de esa oscuridad empezó el terror, me sacudía, a pesar de lo difícil que era debido al espesor de el líquido, que parecía tornarse cada vez más duro, pero alguien me habló, no parecía ser la misma voz amenazadora, podría decir que era incluso conocida, con un tono más pasivo, más tranquilo.
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Diamantes Negros (escribiendo)
FantasyEl fallo más grande de los humanos es lo frágiles y débiles que son, ¿y si pudieras ser mejor que eso?. Me llamo Stuart y nunca había tenido una vida normal y estable, pero jamás me imaginé que cuando le exigía al universo un cambio, sería algo tan...