Sentir la sensación de ser el chico nuevo para mi ya era costumbre ,pues mis padres, James y Sophie, viajan mucho por cuestiones de trabajo. En el último instituto en el que estuve no tenía ningún amigo y a veces, bueno casi siempre, faltaba a clase. Si me fuera de casa seguramente mis padres no se darían cuenta ,pues están más atentos de su trabajo que de mí...me llamo Stuart Johnson Miller y así comienza mi historia.
Nací en Estados Unidos, donde viví hasta los 3 años. Mis padres son representantes del gobierno estadounidense en España y por esa razón nos mudamos allí, cuando llegue era muy pequeño y no me costo aprender el idioma.
El gobierno Español nos dio una casa muy clásica en Madrid, pintada con varios tonos de marrón. Todo era normal hasta que acabe la primaria, hay fue cuando empezamos a mudarnos continuamente, hice los dos primeros años de instituto en Valencia y luego nos mudamos a Andalucía, donde hice tercero pero no acabe cuarto, por que faltando solo tres meses para acabar el curso volvimos a mudarnos a Madrid. No pude acabar cuarto, pero gracias a mi eficacia en los estudios y mi alta media escolar no me hicieron repetir, por lo que podría empezar primero de bachillerato sin ningún problema, pero no podía matricularme faltando aún tres meses para finalizar el curso así que me propusieron esperan al próximo año escolar para poder empezar primero de bachillerato. Estuve de vacaciones seis meses, fue increíble por una vez en mi vida había disfrutado de la plenitud de un verano tan extenso que acabe aburrido, era fascinante, desearía que siempre fuera así, ver a mis padres despreocupados sin pensar tanto en el trabajo, además, se lo merecen, parecía que nada malo podía pasar, y al final de verano...
Mis padres se mudaron a un pueblo llamado Aura que se encontraba en el norte de España, donde parecían habitar las personas mas amables, o eso decía mi madre tratando de darme ánimos y hacerme sentir bien aquí. El sol se hacia notar mas aquí que en otro lugar del mundo, haciendo deslumbrar el verde de las plantas que cubrían todos los alrededores.
Llegamos a una pequeña casa de dos pisos y un amplio patio que se fundía con el espesor del bosque que ocupaba gran parte del diminuto pueblo, la casa estaba pintada de un blanco brillante, que junto con el verde de las ramas de los árboles y las pequeñas enredaderas que sutilmente subían por la discreta fachada creaban gran sencillez. El piso de abajo era ocupado por la cocina, el salón y un pequeño baño, arriba estaban las habitaciones, que eran amplias y con un baño incorporado cada una, eso era un alivio, pues suelo estar por varias horas en el baño.
Mi habitación tenía un gran ventanal que señalaba al patio y al bosque, por una parte siento miedo, pero a la vez resulta tan hermoso aquello. Deshice las maletas y me ubiqué un poco por la habitación, aún sabiendo que pertenecería a mí como mucho por tres años, pero bueno ese no era el mayor de mis problemas ahora mismo, mañana sería mi primer día de instituto, otra vez, es horrible que se repita siempre lo mismo, pero me he acostumbrado, creo... .
— Cariño, baja a cenar— grito mi madre desde la cocina.
No sé que ha cocinado, pero espero que haya pedido una pizza o algo, lo cierto es que mi madre no es una experta en la cocina, casi nunca cocina, por lo que solemos contratar a alguien que cocine o pedimos algo a domicilio. Así que nunca esperaré alguna comida gloriosa echa a manos de mi madre.
Cuando bajé ya estaba todo listo, la mesa, los platos..., pero no había comida en ellos.
— Aquí está la especialidad de la casa— dijo mostrando unos sándwiches de queso tostado, pero no me quejo, son mis favoritos y me encantan.
Durante la cena no comentamos nada, solo hablaron sobre lo espectacular y espléndido que es mi nuevo instituto.
— pero claro no será tan espléndido hasta que empieces a hacer amigos—. Recalcó mi madre que siempre estaba intentando hacer pasajero el incómodo sentimiento de ser el nuevo una y otra vez.
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Diamantes Negros (escribiendo)
FantasiaEl fallo más grande de los humanos es lo frágiles y débiles que son, ¿y si pudieras ser mejor que eso?. Me llamo Stuart y nunca había tenido una vida normal y estable, pero jamás me imaginé que cuando le exigía al universo un cambio, sería algo tan...