Jofiel llegó a La Presa de Dios, Gabriel lo esperaba admirando el paisaje, sus gafas para sol encajaba con su bicicleta. Jofiel se acercó lentamente, le incomodaba la idea de comenzar alguna pelea que terminara mal, no había nadie para separarlos como la madrugada de ese día.
Al llegar Gabriel sonreía sin mirarlo.
-¿Qué es lo gracioso?
Gabriel no respondió, Jofiel se molestó porque ignoró su pregunta, se puso frente a él.
-¿Me puedes explicar que te causa tanta gracia?
Gabriel dejó su bicicleta y se quitó los lentes, admiró una vez más el arte de Dios. Jofiel esperó una respuesta paciente.
-¿Pretendías terminar lo que empezaste con Chantal?-. Gabriel preguntó sin mirar a su amigo, Jofiel no supo que responder. –Ahora vez lo que me causa tanta gracia.
Ésta vez Gabriel miró de frente a su compañero y con una nostálgica sonrisa volvió con las preguntas.
-¿Sabes lo que es estar enamorado? Claro que no, ni siquiera te atreves a mirarme a los ojos porque sabes que estás cometiendo pecado.
-¿Pecado? ¿Pretendías que yo rechazará al Teleo para alterar el Omnes de forma negativa?
-¿¡Lo ves?! Ni siquiera le dices por su nombre, tú ves a Chantal como un objeto, no como ser humano, siempre viste así a los Teleos, como un nada, algo que no tiene valor.
-Si lo que dices fuera verdad no hubiera dado la vida por Perfecto para que cumpliera con la misión.
-Jesús no es como Chantal, él era un hombre, ella es una adolescente, las cosas no son como antes, no podrás entender jamás lo que es amar a una persona.
-¿Y tú sí? ¿Tú qué sabes del amor?
Gabriel se rió ante las preguntas de Jofiel, su risa paró porque las lágrimas salieron de sus ojos.
-Sé más de lo que imaginas, ya amé alguna vez.
-¿De qué hablas?
-Hace más de quinientos años el Teleo era una chica como Jesús, desde pequeña adoró a nuestro Padre, ella sentía el mismo llamado como él, nosotros llegamos para que Luzbell no se apoderara de ella y causara el caos.
Jofiel apenas podía entender cómo es que un arcángel hablara tan humanamente, no podía entender que los de su especie pudieran entender los sentimientos humanos.
-Su nombre era Juana, ella sufrió mucho, vió como mataron a sus padres, vió como violaron y mataron a su hermana ante sus ojos, Zadquiel se materializó como su tío y la salvó, esto fue bueno porque siguió alimentando el Omnes de energía positiva.
Dió unos pasos a una roca para sentarse, su amigo lo siguió.
-Juana creció teniendo directa comunicación con nuestro Padre, todo iba bien, así como hoy llegamos nosotros como compañeros de ella, su misión era salvar su país de la esclavitud y preservar la paz, con el tiempo, llevaría la paz a todo el continente y quizá por el mundo.
-¿Juana era como Jesús? Me refiero a la directa comunicación con nuestro Padre.
-Sí, no hemos encontrado otro Teleo igual, sin embargo como era de esperarse, la guerra se llevó a cabo, peleamos a lado de Juana, aprovechábamos el tiempo de descanso y paz para platicar, aunque soy arcángel tenía cuerpo de humano como ahora y obviamente comenzaron a nacer en mí sentimientos naturales, sé que ella también sentía algo por mí, lo miraba en su risa, en su forma de mirarme.
Gabriel hizo una pausa para tomar aire, las lágrimas del recuerdo recorrían su rostro. Jofiel le dio apoyo sobándole la espalda.
-En más de una ocasión nos besamos pero Juana se arrepentía después de hacerlo, sin embargo no me rendí, seguí conquistándola, peleando y ganando batallas, hasta que una vez, oh padre, ella estaba tan contenta de que ya casi teníamos la guerra ganada, nos escapamos y me besó con fuerza, yo inmediatamente respondí, y terminamos.
Aquí se detuvo y sonrió al cielo recordando aquella noche especial, dónde en el lecho de Gabriel la tomaba con delicadeza y ella con devoción miraba su cuerpo marcado por la lucha. Las velas se iban consumiendo a la par que ellos con paciencia se entregaban entre sí. Sintiendo el placer de ser humanos, de tener un cuerpo que les permita gozar del amor.
-¿Se amaban?
-Sí, después de eso ella quería seguir con la misión, llevar la fe al mundo, ella se sentía feliz, le pedí que se casara conmigo y aceptó, sabía que no necesitaba ser virgen para cuidar del Omnes, ese era el plan, bajamos la guardia, bajé la guardia, algunos de los líderes de Luzbell corrompieron la gente de Juana y la traicionaron, ella se sacrificó por salvarnos, desde entonces he buscado siempre su Néfesch, pero no lo he podido localizar.
-¿Sientes lo mismo por Chantal?
Gabriel se secó las lágrimas.
-No, el amor que sentí por Juana era tierno, dulce, la admiraba, tenía una enorme fuerza de voluntad a pesar de su corta edad, era admirable, me enamoré como un tonto, nuestros hermanos se burlaron de mí, y cuando la perdí no dijeron nada, en el fondo sé que me culpan por haber acabado con un buen Teleo.
-No creo que haya sido tu culpa, la maldad existe y se apodera de las mentes débiles.
-Chantal me provoca más cosas carnales, no es tan linda como Juana, pero tiene una fuerza interna que somete a cualquiera.
"Dímelo a mí". Pensó Jofiel.
-Ella necesita a alguien que tenga esa misma pasión, alguien que la ame por sobre todas las cosas y Guillermo era ese alguien, pero tú no Jofiel, tú no sientes nada por ella, es sólo tu deber como guerrero de custodiar el Omnes, no más.
-¿Y qué crees tú que debo hacer con ella?
-Poner las cosas en su lugar, decirle que sólo quieres ser su amigo, yo estaré ahí para consolarla.
Jofiel era nuevo con los sentimientos juveniles, no podía entenderlos del todo. Creía que Gabriel tenía más experiencia y creía que sería el mejor indicado para tener el amor de Chantal.
-Creo que tú estás mejor capacitado para éstas cosas, yo con las mujeres no soy bueno, están algo confundidas y cambian de humor con facilidad.
-Eso es lo que las hacen maravillosas.
Ambos sonrieron. Jofiel estaba dispuesto a terminar la relación que no quería con Chantal para que su amigo Gabriel pudiera rescatarla de una depresión. Sin embargo, a pesar de no haber sentido amor ante su acercamiento, lo inquietaba las reacciones que tuvo, era una experiencia nueva que temía volver a sentir, así que agradeció salvarse de no volver a estar en esa situación.
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EL TALISMAN DIVINO
JugendliteraturPara tí, mi leal lector. La iglesia no es más que un manual de reglas a la sumisión. La religión no es la senda a la salvación. PREFACIO Yahvé y Luzbell fueron uno mismo al principio de los tiempos, se hacía llamar Dios, su energía crecía con la ado...