Sin ánimos de nada, Chantal caminó por la calle Mina y dobló hacia la izquierda en la calle Esperanza Quezada hasta llegar a la plaza y se sentó en una de las macetas que la adornaban. Cuando comenzó a desesperarse por no encontrar a su amiga, sonó su celular. Guillermo le llamaba preocupado, lo dejó sonar hasta que cesó la canción.
-Lamento llegar tan tarde, pero mi abuelita me obligó a que le diera de cenar a Brujo, su gato.
-Está bien, no te preocupes, pero dime ¿qué plan perverso tienes en mente?-. Preguntó con los brazos cruzados.
-Ya verás, ya verás-. Sonrió Yuridia traviesamente.
Las dos amigas cruzaron la plaza en forma recta, las calles estaban rodeadas de caras conocidas, los vendedores ambulantes, padres de familia y niños traviesos. Mientras avanzaban las chicas cantaban Invisible de la banda de rock Cirse.
-¡Tadá!-. Yuridia alzó las manos como presentadora profesional de vehículos último modelo.
-¿Un bar?-. Cuestionó sorprendida.
-No es un bar cualquiera, recién lo abrieron, y no pasan música irritante, la pasaremos genial, mi hermano trabaja aquí, nos echará la mano para comprar cerveza sin mostrar credencial, anda vamos.
Chantal estaba teniendo días malos, su mejor amigo ya no le prestaba la misma atención que antes, y hoy un extraño casi le cae encima.
-Ya que.
Al entrar, el bar no era tan diferente en cuánto al acomodo de mesas del resto de los bares del pueblo, lo único que lo hacía diferente eran los cuadros de grandes bandas y cantantes del rock en español y uno que otro cuadro de grandes ídolos de la música mexicana dispersas en el lugar, un pequeño escenario resaltaba de algún rincón, la barra era metálica y los empleados no daban apariencia de portar uniformes, ropa negra estilo gótico vestían a los nominatarios, las meseras lucían un hermoso corset de piel.
-¿No crees que es genial?
-Sí, otss claro, está genial.
-Vamos con mi hermano, él nos atenderá.
Eduardo siempre trabajó de mesero, pero su gran experiencia lo llevó a tener el puesto de barman en este bar. Siempre ha visto por su hermana, la deja en libertad, pero la obliga a que se responsabilice de sus actos si se equivoca, llevan una buena relación.
-Hola chicas, bienvenidas al bar Tlárock que gusto que se hayan animado a venir, espero que la pasen genial.
-¿Tlárock?-. Se burló Chantal.
-Cómo oíste, es un conjunto de palabras, Tlá de Tláloc dios de la lluvia y sólo sustituyeron el loc por rock, porque es la música que se escucha aquí, es muy original, ¿no crees? míralo como lluvia de rock o algo así-. Chantal asintió sorprendida. -¿Con que quieren comenzar? A, pero eso sí, beberán despacio y poco.
-Gracias, empezaremos con unas bien heladas en tarro-. Se adelantó Yuridia.
-Salen dos de barril bien elodias, tomen asiento, mi compañera Pilar las atenderá, y el escenario es para ustedes, pueden cantar, contar chistes, bailar o hacer un show sólo para hombres, suban con confianza si así lo desean.
-A pues me animaré a cantar una rola después de tres de éstas, nos vamos a sentar, te vemos más tarde hermano.
Eduardo es el tipo de hombre con el que si te topas por la noche temes que te asalte, tiene una estatura de 1:80 aproximadamente, con 85 kilos encima, sin embargo esos kilos los tenía en fuerza, uno que otro tatuaje dispersos en sus brazos, pelo corto, piel canela y ojos oscuros. El y su hermana tenían la fisonomía parecida, pero Yuridia contó con tener una estatura menor, y cuerpo esbelto, unas lindas caderas eran su atractivo.
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EL TALISMAN DIVINO
Teen FictionPara tí, mi leal lector. La iglesia no es más que un manual de reglas a la sumisión. La religión no es la senda a la salvación. PREFACIO Yahvé y Luzbell fueron uno mismo al principio de los tiempos, se hacía llamar Dios, su energía crecía con la ado...