Capítulo 7: "El castigo"

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EL CASTIGO
Me levanté y me vestí a todo correr, no quería permanecer en aquella casa más tiempo.
Cogí dos galletas para comérmelas en el camino, y el móvil para mantenerme ocupada. Pero de repente, me di cuenta que no estaba en el sitio donde lo dejé anoche. ¿Quién lo habría cogido?

Se me estaba acelerando el corazón. Pensé que si mi madre se enteraba de que había perdido mi IPhone me mataba, así que intenté buscarlo con calma.

Nada, no había rastro de él.

Salí de casa preocupada. ¿Cómo iba a saber que Blas estaba bien si no me dejaban salir y no me podía comunicar con él?

Me monté en el autobús, saludé al conductor que era amigo de mi madre y me senté en el asiento más cercano a la puerta. Miré de reojo y observé que James, el conductor, me estaba observando.

James era un hombre de mediana edad, soltero y bastante guapo. Tenía los ojos marrones y el pelo de color castaño, llevaba ropa informal, una camiseta de tirantes de los Rolling Stones y unos pantalones vaqueros rasgados. Iba bastante juvenil para su edad.

El autobús se paró de un frenazo, sacándome de mis pensamientos.
Ya habíamos llegado al insti.

Me levanté del asiento y me puse la mochila. Justo cuando iba a salir de la puerta, una mano me agarro de la muñeca.

Era el conductor.
-Sonia, tengo que hablar contigo un momento.
El pánico me invadió por dentro.

-Dime. -dije intentando parecer segura.
Miró hacia los lados, y al ver que no había nadie al lado que nos pudiera oir, empezó a hablar.

-Ayer, te dejaste el móvil en ese asiento, -dijo señalando con la mano a la butaca de la primera fila que tenía ventanilla- pensé que te gustaría recuperarlo.

-Sí, gracias.

Sonreí y bajé del autobús.
No sabía cómo podía haber sido tan tonta como para dejarlo allí tirado.
Miré al reloj que había en la puerta del instituto.
Las 8:15.
¡Llegaba quince minutos tarde a clase! Me apresuré para no ser la última.

Por el pasillo, fui recordando qué profesor me tocaba ahora.
¡Carlos!
Miré el letrero, "la aula 105". Di dos toques en la puerta y esperé a que alguien me abriera.

-Llega tarde, lady.
Hizo sonrojarme. En todo el tiempo que llevábamos juntos, nunca me había tratado como "lady".

-Lo siento, ¿puedo entrar?

-Sonia, estamos en clase de inglés, hazme el favor de responderme educadamente.

-Mmm... - me quedé un rato pensando en cómo se decía en inglés, ya que no era una asignatura que se me diera realmente bien. Giré un poco la cabeza y miré el cartelito que había pegado al fondo de la clase. - Can I comming?

Al fin, me abrió la puerta.
Me senté en mi pupitre, y estuve mirándole incomprensivamente toda la hora.

Ring. Ring. Ring.
Se acabaron las clases, y nada más salir por la puerta, mi mejor amiga vino a donde mí.

-¿Os habéis liado ya? -me preguntó Clau con voz de curiosa.
-Y luego me dices que no eres cotilla...
-Tienes que contarme todos los detalles.

Me reí. Pensé en hacerla una broma y contarle rumores falsos sobre Carlos y yo, pero justo en ese momento vi a Carlos solo en clase mirando videos en el ordenador.

Dije adiós a Claudia y entré a clase cerrando la puerta para que nadie más pudiera entrar detrás de mí.

Entré de puntillas para hacer el menor ruido posible y le tapé los ojos con las manos.

-¿Quién soy? -dije con voz sexy.

Se rió.

-Solo una persona en el mundo no es capaz de poner voz sensual.

Nos reímos, pero era verdad.

-Te tengo que contar una cosa, Carlos.
-Yo también. Empieza.
-Mi madre me ha castigado sin salir, excepto para ir a clase.
Me dejó de mirar y agachó la cabeza.
-Te toca- dije mirándole triste.
-No sé si podré contártelo.

Carlos era muy bromista, así que me despreocupé y le miré preparada para que me gastara la broma.
Pero aquello no ocurrió. No dejaba de mirar a los pies, nervioso.
Cada vez me estaba preocupando más.
Sin duda, esto no era una broma.

-Mi madre me ha dicho que nos mudamos a Nueva York.
-¿Para siempre? ¿Cómo? No puede ser... ¿Y Blas?
Me miró con cara de afirmación.
-Para siempre.

Seduciendo a mi profesor [Carlos Marco] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora