Estás tumbado en el sofá viendo tu película favorita a punto de quedarte dormido cuando oyes el timbre. Te asusta un momento, pero se te pasa en cuanto reaccionas. Te pones de pie y vas hasta la puerta. Miras por la mirilla, pero no hay nadie. Vas a volver al sofá cuando la vuelves a oir. Revisas la mirilla otra vez y el resultado es el mismo. Seguro que te están gastando una broma. Abres la puerta y miras a ambos lados. No hay nadie. Cierras la puerta de nuevo. Si llaman otra vez lo ignorarás.
Sientes una pequela ráfaga de aire cerca, así que te aseguras de haber puesto el seguro. Lo has hecho. Sigue entrando aire. La puerta está cerrada, el viento se cuela por la ventana. La habías cerrado hacía una hora ¿Por qué estaba abierta?