La guerra comenzaría en menos de un parpadeo, ambos mandos estaban en plenos preparativos, para lo que podría ser el comienzo del fin. Una contienda que decidiría, de una vez por todas, quien merecía el título del reino más poderoso. En aquel que sería el campo de batalla se respiraba la tensión. Pobres de aquellos que intentarán interferir entre la gran pelea que se avecinaba. Nadie saldría ileso. Dos reyes, próximamente; uno de ellos se convertiría en un rey caído.
Los caballeros corrían a colocarse sus armaduras, y equipados con sus macizas espadas que ese día serían manchadas por la sangre del enemigo. Apresuraban a los escuderos a ensillar a sus caballos, sin olvidar las bridas por supuesto. Apenas terminaban ellos subían a sus monturas, y tomando las riendas dirigían el curso cabalgando hasta el campo de batalla. Aquel que guiará a su majestad a la victoria tendría honra, riquezas y gloria. Incluso podría ser condecorado por sus gobernantes.
¿Su misión? Proteger al rey y a la reina. El objetivo era claro: pelear para derrotar al contrario, defender con honor a su pueblo, y nunca darle la espalda a sus propios camaradas.
Los aldeanos corría despavoridos hacía el interior del impenetrable castillo de piedra que se alzaba con majestuosidad, no muy lejos del cercano enfrentamiento. Otros, aprovechando la falta de vigilancia y la altura, simplemente se escondían dentro de las torres donde hasta hace poco estaban los vigías.Las iglesias tapeaban puertas y ventanas ignorando los pedidos de ayuda de los aldeanos. El clero y todo lo que estaba allí, estarían a salvo. En ninguna guerra alguien se había atrevido a dañar una capilla; por temor a la ira del creador supremo. Pero no querían abusar de su suerte, tapear cualquier entrada o salida sonaba como una excelente idea... Aunque eso les costaría algunas vidas, pero que luego podrían justificar con cualquier excusa barata.
El amanecer marcaría el principio de un ávida y feroz contienda, entre el negro y el blanco; la luz y la oscuridad. Pocos se atrevían a dictar un ganador; en la guerra las estrategias jugaban un papel importante; podrían salir mal, o podrían darle un inesperado giro de noventa grados a la lucha y decidir quien sería el ganador definitivo.
Apenas los primeros rayos de sol tocaron tierra una bandera blanca fue alzada orgullosamente por un soldado en el horizonte. Pasaron dos minutos y una flecha fue lanzada. La señal había sido dada, ya no existía vuelta atrás. Con el primer movimiento del oponente, era su turno de alzar su espada junto con la bandera para comenzar el contraataque. Y por fin el tan esperado grito de guerra se escuchó desde el lugar contrario al ejército oscuro.
Chocaron dejando un rastro destrucción y muerte a su paso. Varios soldados caían dando la vida por sus soberanos, otros eran derribados miserablemente no pudiendo asestar ni un pequeño corte al enemigo.Un ruido de metal contra metal resonó entre el caos, haciendo parecer a los demás guerreros unos niños que apenas podían sostener su propio peso.
Poco a poco, todos pararon de luchar para admirar el brutal enfrentamiento entre gobernantes.
Bloqueando, atacando sin parar. Se podían ver chispas cuando las espadas chocaban, la sangre y el sudor se deslizaban por sus cuerpos. Una batalla, sin duda, formidable. Los reyes se enfrentaban entre sí, en un combate a muerte. Los demás combatientes coreaban bruscas frases animando a su respectivo monarca.
Llegó un momento en el que uno de los reyes bajó la guardia al ver acorralado por los caballeros del contrario a su reina. Aprovechando esa situación, con una simple estocada bien dada y un golpe directo al orgullo, todo terminó. El rey negro cayó...—Gané.—Pronunció de manera monótona Asahina.
—¡No es justo! Vas trece victorias, mientras yo solo tuve dos.—Chilló Isaka mientras actuaba de manera poco correcta para su edad.
—Eso te pasa por confiarte demasiado.—Asahina confiaba en sus habilidades en el ajedrez, siempre fue bueno en ello. Le daba gracia que Isaka actuara de esa forma cuando él ganaba.
–Isi ti pisi pir cinfirti dimisidi.—Dijo haciéndole burla al mayor. Le gustaba Asahina, pero eso no evitaba que amara molestarlo.
Asahina reía internamente mientras su rostro en el exterior se mantenía firme y con la comisura de los labios a un paso de dar una sonrisa. Isaka era realmente adorable.
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Apuesto un unicornio a que nadie esperaba ese final xD. Inesperada es mi segundo nombre.
Y les regalo esta actualización por esperarme por más de un mes.
¡Feliz segundo día de actualización!Espero que les guste❤️
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Junjou Romántica (Historias cortas)
Fanfiction(Fue escrita hace varios años, por lo qué puede tener errores ortográficos, huecos argumentales, etc) Varias historias cortas de las parejas de Junjou Romántica. El tiempo de actualización puede variar; desde un maratón de capítulos, hasta uno cada...