Otra vez llegó tomando el brazo de mi hermana. El ambiente se torno pesado en la cafetería.
Debí rendirme en el mismo instante en el que anuncio su compromiso con Risako, pero no pude. Él es mi destino, no es casualidad. Pertenecemos el uno al otro.
Llegue a pensar en alejarme. Él me detuvo con dulces palabras y promesas a medias. Juró amor eterno y sigo sin verlo.
No paraba con las melosas frases que le daba a ella. Nunca se dio cuenta del daño que lograba hacerme con cada beso, cada caricia, cada íntimo susurro.
«Por favor, ten piedad de mi corazón» Pensaba una y otra vez, incluso antes de besar la misma boca que besó a mi hermana hace algunas horas atrás. Esa boca que iba dejando marcas en lugares discretos, intentando que nadie viera que pertenecía a otra persona en todos los sentidos posibles.
«Por favor, ten piedad, te lo ruego mi amor» Susurraba en mi interior cuando me sostenías con tus anhelante ganas de manchar cada rincón de mi cuerpo. Enterrando tu miembro en mis entrañas con fuerza mientras jadeabas un nombre en voz baja, seguramente esperando que no lo escuchara.
«Por favor, ten piedad, deja de ilusionarme» Era lo que decía cada noche justo después de que derramaras tu semilla dentro sabiendo que no podría darte herederos. Sintiendo el líquido blanquecino resbalar por mis muslos al terminar, sintiéndome utilizado pero feliz de que estuvieras conmigo por ese breve período de tiempo.
Terminabas el cigarro dejando humo y ceniza en el balcón, y volvías al departamento que compartías con Risako como si nada hubiera pasado.
El recuerdo de tener nuestras pieles en contacto, calentándose al mínimo tacto. Nuestros alientos chocando y nuestros latidos al máximo.
Algo prohibido, una infidelidad. El sentido común diría que soy la otra de la relación.
Tomaron asiento uno al lado de otro, creería que no se percataron de mi presencia si no fuera porque ellos me invitaron a la cafetería.
—Shinobu, tenemos algo que decirte. Serás el primero en saber de esta noticia. ¿Se lo dices tú? —Miyagi sonrió enredando tus dedos con Risako, dándole a entender que él lo haría.
—Ya tenemos fecha para la boda. Queríamos que seas el padrino de honor. Poco a poco te has metido en mi vida convirtiéndote en uno de mis amigos más cercanos y además eres el hermano de esta preciosa mujer. —Oí la risa de Risako, golpeaba suavemente el brazo de Miyagi por lo dicho.
—¿Estás seguro de que quieres que tome ese lugar en la ceremonia? Creo que Hiroki sería más adecuado para ese papel...
—No creo que él quiera participar. Es un poco malhumorado y seguramente me tirará los anillos por la cabeza al verme sonriendo como idiota.
«Por favor, ten piedad, no más falsas promesas» Recordé las palabras que me dijiste antes de irte por la puerta esa fría noche de invierno "Terminaré el compromiso en cuanto encuentre el momento indicado. Él único con quien quiero aceptar el " hasta que la muerte nos separe" es contigo".
—Pensaré en su propuesta. Ahora mismo tengo una cita, nos vemos. —Antes de levantarme completamente Miyagi atrapo mi brazo dando un fuerte apretón en el proceso.
—¿Te llevo? —No le importó que su prometida estuviera ahí viendo toda la escena con confusión. Me sacó rápidamente del establecimiento llevándome hasta su auto.
—Sube.
—No quiero. —Definitivamente no me iría en un auto donde se suponía que Miyagi debía regresar con Risako.
—Debemos hablar, luego se lo explicaré a ella. Ahora sube.
Le hice caso y subí al vehículo. Abroche el cinturón de seguridad y volví mi mirada al vidrio de la ventana, viendo el estacionamiento y esperando a que Miyagi arrancara. Escuche el ruido de las llaves y al fin lo encendió.
—¿Por qué me sigues mintiendo? —Pregunté apenas vi que el auto se movía.
—Nunca te mentí. Ella es quién apuro los preparativos, estaba planeando dejarla allí pero no se me ocurrieron las palabras exactas.
—Claro, parecías tan desgraciado tomando su mano. Lo de la noticia, los halagos y la propuesta fue el toque final. —Sin olvidar lo de "amigo cercano" pero no lo iba a mencionar.
—Deja de exagerar, a ella la quiero pero como a una amiga, ni siquiera lo hemos hecho todavía.
—¿Todavía? Así que tenias planeado hacerlo...
—¡Odio esa costumbre que tienes de victimizarte! Te amo, te lo dije tantas veces y sigues insistiendo en que no es verdad.
—¿No lo entiendes cierto? Duele demasiado. Ya no lo resisto. No quiero verte con nadie más. Siento el corazón hecho un puño que cada día se aprieta más y más. Un abrazo es una bofetada directo en el orgullo. Los besos son puñaladas justo en el cuerpo que juraste cuidar. El mero hecho de mostrarle cualquier muestra de cariño frente a mí... A veces me pregunto ¿por qué no fui yo?
Él se quedó callado. Seguro reflexionaba sobre lo que dije. Paro el auto y me miro fijamente a los ojos.
—Dame tu celular. —Extendió su manos esperando a que se lo entregará sin resistencia. No sin humillarlo un poco.
—¿Por qué debería dártelo? Mínimo pídelo correctamente.
—Maldita sea. Por favor préstame el celular para realizar una llamada. Lo devolveré enseguida. —Toqué el bolsillo derecho del jean y lo saqué para entregarlo con cuidado sobre su palma.
Vi como movía sus dedos con velocidad. Enseguida puso el celular frente a nosotros sostenido con los dedos. Un tono, dos tonos, alguien contestó. Era una video llamada.
—¡¿Por qué se fueron dejándome sola?! —Una video llamada con una Risako histérica por dejarla plantada.
—Risako guarda silencio por un segundo. —Discutieron por un rato hasta que Risako cedió.
— Quiero terminar nuestra relación y cancelar todos nuestros planes. —Corto y conciso, por poco olvido que era Miyagi quien hablaba.
—Miyagi deja de bromear. Shinobu, dile algo. Hace apenas unos minutos estábamos hablando de nuestra boda, no puedes dejarme así.
Me quedé en blanco, los ojos de ambos se dirigían a mí. Hice lo único que creí correcto. Besé a Miyagi frente a Risako, aferrándome a su cabello, despeinando su pelo dejándolo hecho un desastre.
Miyagi tenia los ojos abiertos de par en par. Risako no estaba mejor.
—Esto debe ser una broma, una muy cruel.
—No lo es hermanita. Miyagi y yo somos pareja, te cueste entenderlo o no. Él me pertenece desde antes de conocerlo. —Lo que dije parecía no tener sentido, solo Miyagi entendía un poco de lo que hablaba. Siempre he dicho que era el destino, y sigo firme con eso. —Corté la video llamada. Nervioso miré a Miyagi, él sonreía.
—¿Aun sigues creyendo que no te amo?
—Tonto. —Lo besé nuevamente intentando que mi sonrisa no opacara el tierno roce de nuestros labios.
«Después de tanto pedirlo, al final si tuviste piedad»
Fin
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Denle las gracias a Shawn Mendez y a sus canciones (sobre todo a "Mercy" y "No promises"). Sin ellas este capítulo no hubiera sido posible.
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Junjou Romántica (Historias cortas)
Fiksi Penggemar(Fue escrita hace varios años, por lo qué puede tener errores ortográficos, huecos argumentales, etc) Varias historias cortas de las parejas de Junjou Romántica. El tiempo de actualización puede variar; desde un maratón de capítulos, hasta uno cada...