«¿Dónde estoy?»
Apenas desperté me notaba confundido, podría ser por la falta de color en las paredes y techo, o por el estéril olor de la habitación. Tal vez por ambos. Incluso la iluminación allí, era tenue.
En mi brazo una intravenosa me administraba una sustancia líquida. Podía ver el fluido llegar desde la bolsa plástica, pasar por el tubo y finalizar en la aguja, transportando lo que sea que contuviera directamente al torrente sanguíneo. La bata de manga corta era suave contra la piel, pero la abertura trasera bastante reveladora me incomodaba.
Sentía la garganta seca, incluso podría estar dispuesto a suplicar por agua para saciar la sed. Mi cabeza dolía de manera insoportable. Las ganas de vomitar no faltaban pero por más arcadas que hiciera, nada salía.
«¿Quién soy?»
Al principio quedé en blanco. Ni siquiera un nombre, apodo o cualquier cosa que me diera una pista sobre mi identidad.
Una mujer vestida de verde entró e la habitación; una enfermera. Debía llamarla y preguntarle sobre mi caso.—Disculpe, enfermera.—La voz me salió demasiado ronca, parecía sacada de una película de terror. Ella sonrió antes de contestarme, se veía acostumbrada al trato con pacientes de todo tipo. ¿Qué debía preguntar primero? Tenia muchas dudas.
—¿Qué sucede? Apenas acaba de despertar, debería guardarse las preguntas para cuando llegue el doctor. Yo solo soy una enfermera.—La experiencia se notaba. Ella sabía que lo primero que haría sería un intento de interrogarla.
Le pedí un vaso de agua. Mi garganta raspaba con cada pequeña oración, el agua fue como lluvia en un desierto; borró cualquier rastro de aridez.
La enfermera me pedía que bebiera despacio alegando que si tomaba toda el agua de golpe ésta se diluiría muy rápido y... Deje de prestar atención pero escuchando palabras sueltas como "excreción" o "riñones". Realmente no me importaba lo que sucedería en mi organismo si tomaba de un trago el líquido.—¿Puede mandar a buscar al doctor? Me urge saber qué me sucedió para terminar en coma.—Até cabos, el resultado fue el cómo terminé en el hospital. Por algo ella dijo que apenas desperté hoy.
—El doctor Keiichi está atendiendo a otro paciente, dentro de poco vendrá y podrán hablar sobre sus dudas en cuanto al accidente.
Mientras esperaba al doctor, intentaba forzar mis recuerdos hasta el punto en que una gran migraña se hizo presente. Las náuseas volvieron más fuertes que antes junto a un mareo repentino.
Sinceramente me encontraba del asco, mi cuerpo no daba tregua en absoluto.
Detendría la forzada entrada a mis anteriores recuerdos, la cabeza ya no me daba para más. Eso quise, pero un nombre se me ocurrió enseguida.«¿Quién es Nowaki?»
Cada vez que mencionaba su nombre un nuevo recuerdo surgía. Podía apreciar desde su cálida sonrisa hasta sus tibias manos que tantas veces me sostuvieron, en muchos sentidos. Su voz aterciopelada llamándome cuando llegaba de la universidad. Supongo que era un alumno allí, tal vez algún profesor. Los detalles no estaban del todo claros.
«Espera. Él me llamaba»
—Hiro-san.—Escapó sin querer. Ese debía ser un apodo. La enfermera fingía no escuchar, le daba las gracias por eso.
Si cerraba los ojos aun percibía el calor que su cuerpo me transmitía. Extrañaba esa sensación. Es como si hubiera sucedido hace muchísimo tiempo.
No prestaba atención a mis alrededores, ni siquiera noté que el médico entró a la habitación, y seguiría sin inmutarme, inundándome entre memorias de ese chico si él no hubiera carraspeado captando mi interés.
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Junjou Romántica (Historias cortas)
Fanfic(Fue escrita hace varios años, por lo qué puede tener errores ortográficos, huecos argumentales, etc) Varias historias cortas de las parejas de Junjou Romántica. El tiempo de actualización puede variar; desde un maratón de capítulos, hasta uno cada...