Cuando TaeYang pensaba que las cosas estaban llendo bien y que todo estaba bajo control, no esperó jamás que repentinamente todo se descontrolara. Hasta ahora lo único que había tenido que soportar era al insistente tío Chan queriendo hacerlo ayudar en la cocina. No es que Park ChanYeol le cayera mal, era que en casa con papá JongIn lo único que se cocinaba era ramen de vez en cuando. Él, nunca en su vida había abierto ostras, limpiado pescado o cocinado langosta. Admitía que comer lo que ChanYeol le preparaba era como vivir en un restaurante con todo a la orden; pero era demasiado estresante inventar tareas escolares antes que poner un pie cerca de la cocina.¡Ya hasta había terminado por adelantar una semana entera de deberes de matemáticas!
Y definitivamente algo de lo que estaba muy sorprendido era de las cantidades de azúcar que podía consumir TaeOh junto a ese hyung gigante. A él no le agradaban mucho los postres o las cosas dulces en general, sin embargo parecía que a su gemelo era lo que mejor se le daba comer ya que constantemente ChanYeol le proporcionaba alguna chuchería y le guiñaba un ojo diciendo "tu padre no lo sabrá".
Todo eso había sido soportable hasta que ChanYeol lo había estado interrogando sobre por qué no respondía las llamadas de su padre, o peor aún, si estaba enfadado con KyungSoo y ahora lo estaba culpando por enviarlo lejos. ¿Qué podía responder? Claro que él no estaba enojado por "haberlo mandado lejos" él estaba en un limbo entre enojo por haber sido abandonado y sin saber que tenía un gemelo y triste porque en realidad contrario a su hermano él tenía cero posibilidades de conocer a su otro padre. Aunque también estaba de cierta forma feliz ya que si KyungSoo no hubiera mandado a TaeOh tan lejos, ninguno de ellos se habría conocido.
¿Qué podría decir entonces? Él ya había intentado evadir el tema dicendo que había perdido su celular, aunque eso no detuviera al tío poste.
Pero ni los dulces o las miradas cargadas de sospecha lo prepararon para cuando ChanYeol decidió que él tenía que salir de su habitación por no sé qué y vio que justo en la entrada estaban dos hombres, uno de cabellos rubios saludando al tío poste mientras que el otro estaba parado de espaldas a él.
Y lo supo cuando aquel hombre volteó y su profunda voz lo llamó por un nombre que no era el suyo mientras como si fuera en cámara lenta corría a estrecharlo en brazos.
—¡Bebé te he extrañado tanto, perdóname por haberte enviado tan lejos! ¿ChanYeol ha estado cuidando bien de ti? Dime por favor que no te ha estado llenando de caramelos. — Estaba abrumado y no sabía cómo actuar, los brazos de aquel hombre que sólo conocía por un pedazo roto de papel estaba ahí, tan real, rodeándolo con un suave aroma y una calidez que siempre le había hecho falta y que deseó tanto desde que tenía memoria.
— Kyung, creo que estás asfixiando al pequeño TaeOh, deberías dejarlo respirar y dejarme saludarlo a mí también.
—Lo siento, estaba deseando tanto ver a mi niño y tan preocupado de que no me recordara después de tanto tiempo que no medí mis acciones.
Pronto los brazos de su padre lo abandonaron y otros desconocidos lo abrazaron brevemente. La sonrisa del hombre rubio era tan blanca que creyó deslumbrarse brevemente, las manos pálidas y huesudas despeinaron su cabello al tiempo que se alejaba para quedar frente a él como si luego de abrazarlo hubiera sentido algo extraño.
—No sé si estoy loco, pero creo que has crecido un poco desde la última vez que nos vimos.
—TaeOh se ve más alto Taemin-ah, también yo lo puedo ver.
¿TaeMin? ¿Quién era ese TaeMin y por qué su padre lo veía... así?
—¿Son novios? — Y aunque no supo exactamente de dónde había venido esa pregunta o si la había hecho en voz alta sus alarmas ya estaban encendidas.
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La mitad que faltaba
FanficPorque ambos tenían la mitad de una vieja foto que resumía por entero sus vidas. Dos partes de un todo, una historia contada con distintas versiones. Dos niños curiosos que eran reflejo del otro. Dos corazones heridos y un amor suspendido en acuerd...