XVII

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Shigure no estaba hoy en el café. El té fue servido sin azúcar ¿Por qué no había venido? Debía estar triste por su inminente fracaso en la editorial. Aún así, ¿Dónde estaba?

Miré por la ventana y la hallé sentada en la misma banca del mismo parque. Apuré el té y fui con ella.

Estaba muy serena, mirando al vacío, tal vez intentando recordar algo de sus borradores. Incluso volteó en mi dirección, pero sin realmente verme. Se sobresaltó ante mi presencia cuando me senté a su lado sin preguntar.

Decidí mostrarle mi libro favorito, ese que a pesar de lo mucho que lo había leído, siempre me hacía volver a él de una forma casi perturbadora, ese que nunca había logrado mostrarle. Estaba seguro de que le daría la inspiración que necesitaba, o al menos, la haría sentir mejor.

Probé llamarla por su primer nombre, se sentía agradable cuando lo pronunciaba. Su rostro cambió a una expresión triste al ver el gastado volumen y decirle lo que pretendía con él.

- ¿Cómo voy a encontrar inspiración en un libro que yo misma escribí?

No podía dar crédito a mis oídos. ¿Todo este tiempo la persona que más admiraba estaba sirviéndome el té? Ya había concebido la posibilidad de que fuera ella la autora de los borradores, pero era una idea absurda, pues esos borradores pertenecían a la posible secuela de mi libro. Saqué de mi bolsillo todas las servilletas que se acumularon a lo largo de tres semanas.

- ¡¿Dónde los encontraste?! –Su voz era un cúmulo dedistintas emociones. Me abrazó llorosa, agradeciéndome con intensidad. No podíadecirle que yo era el causante de la desaparición de sus borradores, a pesar deque la culpa era suya por haberlos dejado tirados en cualquier parte.

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Ruki Mukami. Té sin azúcar, por favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora