Capítulo 7

3K 273 20
                                    

La noche cayó y todos cenaron, Mike se quedaría esa noche y al día siguiente se iría a trabajar con Marco a la oficina central de la empresa, la cual quedaba a dos horas de la casa. Luego de la cena Marco mandó llamar a Daniel a su estudio.

—¿Qué te pareció tu sorpresa?—preguntó su padre una vez ahí.

—Mike es un joven agradable, me la pasé bien el día de hoy. Hablamos mucho—contestó él.

—Me alegra que te lleves bien con él, estaremos en la ciudad por un tiempo indefinido y él pasará por aquí de vez en cuando, ¿qué te parece?

—¡Me parece genial!—sus ojos brillaban, Mike sería el primer amigo que tendría.

En la escuela jamás pudo hacer amigos, sus hermanas le hacían bullying y esto provocaba que los demás también lo hicieran, por lo que nunca llegó a ser cercano a alguien.

Mike sería su primer amigo, quería hablar con él de muchas cosas, además, con él cerca sus hermanas no iban a poder maltratar lo.

—Que bueno que te alegres tanto—sonrió el mayor—. Puedes retirarte, y le avisas a Mike que necesito hablar con él.

—Sí—el castaño menor se retiró sin cuestionar nada.

Una vez afuera se dirigió a la planta baja, donde sabía estaba el pelinegro. Parado frente a la puerta que daba al patio, ahora cerrada, observaba cómo la luz de la luna iluminaba las verdes hojas de las plantas y los coloridos pétalos de las flores, era un paisaje maravilloso y tranquilizador.

Tenía una expresión seria, se le notaba pensativo, Daniel no quería interrumpir en sus cavilaciones pues pensaba que en ese momento se veía tan genial con esa expresión, pero tuvo que irrumpir para avisarle que su padre necesitaba hablar con él.

—Umm...—la suave voz de Daniel rompió el silencio que en esa parte de la casa había, llamando la atención del adulto frente a él—Disculpa, padre dijo que necesitaba hablar contigo, está en su oficina—informó.

—¿Sí? Gracias por avisarme—contestó Mike con una pequeña sonrisa—. Deberías ir a dormir, ya es algo tarde—le sugirió al menor.

—Sí, ¿cuándo nos volveremos a ver?

—Bueno, estaré en la ciudad unos días, vendré cuando tenga tiempo libre ¿Está bien?

El muchacho asintió y se retiró a su habitación, Mike por su parte, se dirigió al estudio de su jefe, sabía para qué lo llamaba. En el transcurso de su caminata pensaba en lo que le diría, analizaba todo lo que aprendió del joven heredero en ese día. Al estar frente a la puerta tocó tres veces, escuchó un «Adelante» del otro lado y entró.

—Señor—se presentó de manera seria, el otro hombre levantó su vista de los papeles que estaba revisando.

—Mike—sonrió—¿Qué te pareció mi hijo?—apoyó sus codos sobre el escritorio y juntó sus manos una sobre otra, y sobre estas apoyó su mentón.

—Tenía razón, señor, es muy lindo; pequeño y delgado, algo tímido y bueno escuchando. Cuando dijo que no era de muchas palabras pensé que era alguien reservado, pero pudimos hablar con naturalidad y fluidez, parece que me tomó confianza rápidamente—respondió con una expresión neutra.

—Sí, él dijo que se divirtió contigo hoy, se emocionó cuando le dije que estaríamos en la ciudad y lo vendrías a visitar.

—Sí, así lo noté yo también.

—Ahora—su sonrisa se borró reemplazando la por una línea recta, ambos estaban serios—Dime ¿qué descubriste?

—Sus manos estaban algo rasposas, como si tuviera cayos, pero no tan grandes—empezó a informar—, pienso que puede ser porque trabaja en sus plantas, pero no creo que eso sea un trabajo que dañe las manos, puede ser que haga otro tipo de trabajos pesados—detuvo su informe unos segundos para ver la reacción de su jefe, no hubo ninguna así que continuó hablando—. Parece que no le gusta hablar de él mismo, cada vez que trataba de sacar temas de su vida privada los evitaba, tampoco parece estar cómodo al hablar de su madre con otras personas que no sean de la mansión.

Mike sabía sobre la verdadera madre de Daniel, él era un niño cuando ese romance se estaba dando, Marco llegaba de vez en cuando a la casa de su padre y los escuchaba hablar de una mujer de la cual estaba enamorado Marco, cuando empezó a trabajar en la empresa junto a su padre pudo darse cuenta de la historia completa.

Por ello no se extrañó que Daniel hablara tan bien de su madre biológica, nunca la conoció, pero su ahora jefe hablaba tan bien de ella, que debía ser un ángel. Tampoco le extrañó que tratara de evitar el tema cuando hizo aquel comentario a propósito, pues nadie del exterior de la casa conocía esa historia. La noticia de que el jefe de la cadena de Hoteles Anderson tenía un amorío con una de sus sirvientas jamás vio la luz por lo que se evitó un escándalo y la empresa opera como siempre.

—Noté que usaba una camisa de mangas largas—continuó—, puede ser para que se viera formal, pero también noté que sostenía sus muñecas como si no quisiera que vieran su piel, probablemente esté ocultando moretones.

—¿Moretones?—preguntó intrigado el castaño—¿Dices que alguien golpea a mi hijo?—inquirió molesto.

—Sí, es posible, observé las reacciones de su esposa e hijas cuando saludé a Daniel y mientras estuve hablando con él. Las dos mayores parecen ser indiferentes ante él, la menor y la señora Sofía lo miraban con cierto recelo. Eso es todo por hoy—concluyó.

—Ah...—suspiró—Comprendo que Sofía le tenga algo de rencor, pero, ¿Ellionor? ¿Por qué lo odiaría?

—Creo que está celosa.

—¿Celosa?

—Sí, celosa de Daniel, no estoy seguro, pero puede ser por falta de atención.

—No lo entiendo—expresó con confusión—, trato de dedicarles a todos un poco de mi tiempo cada vez que vengo de un viaje, nunca dejo a nadie de lado ¡ni a Sofía!

—Debería hablar con ella—sugririó el azabache.

—Sí, eso haré. Puedes retirarte, una sirvienta te guiará a tu habitación.

—¿Qué hay de usted, señor?—preguntó preocupado, sabía cómo era su jefe, se quedaría hasta terminar el trabajo que tenía enfrente aunque tarde toda la noche.

—Me quedaré un rato más, mañana saldremos temprano en la mañana y quiero regresar para el almuerzo—habló mientras regresaba su vista a los papeles.

—Entendido, entonces me retiro.

Salió del cuarto y ahí estaba una sirvienta quien guió al chico hacia su habitación, una vez ahí le dió las gracias a la joven, entró y soltó un largo suspiro, se sentía cansado. Tenía un arduo trabajo por delante, al principio pensó que sacarle información a Daniel sería difícil por ser tan reservado, el día de hoy se dio cuenta que el chico hablaba con facilidad solo debía hacer que confiara lo suficiente en él como para que pudiera contarle todo lo que le pasaba.

No pedí nacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora