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||Capítulo 47||

Marcos Llorente POV's.
Hoy es el gran día y no puedo engañar a nadie, estoy muy nervioso. Es pensar que, en unas horas voy a tener a Andrea vestida de blanco frente a mí dándonos el si quiero que me pongo a temblar.

— Marcos, llegó el día— dijo Isco entrando a la habitación donde yo me encontraba.

— No me lo recuerdes que creo que voy a vomitar— dije sentándome.

— ¿No irás a dejar plantada a mi hermana?— dijo acercándose a mí.

— Tú eres tonto macho. Si la amo como a nadie— me reí— Es que aún no me creo que aceptara salir conmigo y luego que me dijera que si se quería casar conmigo.

— Amigo— dijo el malagueño sentándose a mi lado— he vivido vuestra historia desde el principio y tarde o temprano acabaríais juntos porque os complementáis a la perfección.

— Gracias, cuñado— reí.

— Pero ojo, tú hazla algo que el cuñado que todos quieren tener te parte las piernas.

— A lo mejor me las partes después de decirte que me voy a jugar al Atlético de Madrid— solté.

— ¿Qué? No me lo puedes decir el día en el que te vas a casar con mi hermana, macho.

— La decisión está prácticamente tomada, no quiero que Andrea deje todo lo que tiene aquí por mi así que irme al Atlético era la mejor opción. Pero tú mejor que nadie sabe que yo siempre voy a ser madridista.

— Tomes la decisión que tomes yo te voy a apoyar porque eres de la familia. Andres sabe que este mundo es así y te va a acompañar al fin del mundo si hace falta.

— Chavales, no es por romper el momento familiar pero lo normal es que llegue tarde la novia no el novio, así que, desfilando hacía la iglesia— dice Reguilón desde la puerta.

— Joder, Regui, que has jodido un precioso momento. Te odio— dije abrazándole con un brazo.

La cuenta atrás ya ha empezado y llevo una sonrisa de oreja a oreja.

Andrea Alarcón POV's.
Mis hermanas me ayudan con los últimos retoques tanto del peinado como del vestido. El día ha llegado y no soy consciente de que me voy a casar con el hombre de mi vida.

— Andrea, estás preciosa— dice Cristina con lágrimas en los ojos.

— Cristina, no llores por favor, que lloro yo eh— dije abrazándola.

— Marcos tiene mucha suerte contigo, tú con él no tanta porque es un poco tonto pero le quiero igual— dijo Alejandra para que nos riéramos.

— Chicas, antes de ir a la iglesia quiero deciros algo— suspiró— voy a dejar a Mateo.

— ¿Qué? ¿Por qué? Cristina, si te ha hecho algo dímelo que voy y le meto una patada que le mando a Croacia de golpe— dije enfadada.

— No me siento tan bien como antes. Hemos cambiado los dos y confirmé que no podíamos seguir juntos cuando estuvo a punto de no venir a la boda.

— Cariño, tú no te preocupes, nos tienes a nosotras y a Isco para cualquier cosa que necesites.— dijo Alejandra juntándonos para darnos un abrazo.

Pusimos rumbo a la iglesia. Cuando llegamos mis hermanas entraron antes que yo al ser dos de mis damas de honor, entrelacé el brazo con mi padre y empezó a sonar la marcha nupcial.

— Hija, quiero verte así de feliz siempre y sé que con Marcos lo vas a ser— me dijo de camino al altar.

— Eres el mejor papá, te quiero mucho.