Marseille/día 2

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23 de junio, 2012

Cuando abro los ojos y lo primero que veo es un monstruo demasiado cerca de mi rostro, por instinto, lo primero que hago es golpear.

—¡Rayos, Brooke! ¿Qué tienes piedras bajo la piel? 

Me levanto de la cama a pasos furiosos y me acerco a él, lo sostengo por el cuello del pijama. —Escúchame Bryant Roe Rollins Foster, nunca en tu corta o larga vida vuelvas a hacer eso si no quieres que te rompa el cuello en dos.

—Ya déjalo, linda —Derek coloca una de sus manos en mi hombros. De mala gana suelto el cuello de Bryant y enderezo la espalda.

—¿Pero qué rayos pasa? —Volveo a ver a Celia, ahora sentada en la cama mientras frota sus ojos.

—No pasa nada, solo...

Fred sale del compartimento pequeño correspondiente al baño, con solo un pantalón de mezclilla y secándose el pelo con una toalla.

—Oh, ya están despiertos —dice, como si no hubiese estado solo a dos pasos de nosotros tras esa puerta de madera—. Oigan, les digo que esa agua no tengo idea de dónde viene, pero si de algo estoy seguro es que está muy, muy refrescante.

Derek, Bryant, Celia y yo solo miramos a Fred mientras este sonríe y peina su cabello mojado con las manos.

—¿Y tú qué? —suelto, alzando una ceja.

—¿Qué pasa con ustedes hoy? —pregunta Derek, ahora caminando hasta Alessia, quien acaba de despertar.

Escucho a Fred suspirar.

—Por primera vez en mi vida tomé un baño sin que mi mamá se meta e intente bañarme ella —dice, asintiendo con la cabeza.

—¿Daphne hace eso? —cuestiona Emelie, con lo ojos muy abiertos. Es la primera vez que Freddie lo dice.

—Oh, sí que lo hace. Insiste en que debo lavarme bien detrás de las orejas, el ombligo, y —Se calla abruptamente y todos vemos como sus mejillas se tornan color carmín.

Bryant suelta una carcajada. —¿No sabes lavarte sólo, Nerddie?

Mi amigo se coloca sus anteojos y se coloca una camisa que sacó de su maleta. Me acerco a Bryant y golpeo su frente impulsando mi dedo anular contra el pulgar.

—Déjalo tranquilo.

—¡Deja de golpearme!

—¡No me grites! —contraataco, señalándolo.

—Ya basta de pleitos, me duele la cabeza —se queja Alessia.

Bryant me saca la lengua y yo entrecierro mis ojos hacia él.

¡Vaya manera de empezar el día!

***

En nuestro último día por Marseille —sí, prácticamente solo utilizamos esta ciudad para iniciar nuestro viaje— decidimos venir a Le Panier; es un distrito con paredes de color ocre, escaleras de piedra y largas calles en forma de corredor que emergen en plazas bañadas por la luz del sol.

Me distraigo mirando un pequeño lugar que si mis cálculos no fallan es una cafetería, en sus paredes hay unos dibujos muy coloridos, de hecho, todo el lugar desde las sillas hasta los grandes menús en pizarras, es colorido.

—Oye, no me gusta que me ignoren, lastimas mis lindos sentimientos —escucho que dice Bryant a mi lado, giro la cabeza para mirarlo con las cejas enarcadas.

—Déjate de babosadas, ¿qué quieres?

Él rueda los ojos. —Solo te pregunté si querías un helado, pero creo que solo desperté a la bestia..., aunque pensándolo bien esa bestia no duerme nunca.

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