Cosas extrañas

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Son casi las nueve de la mañana y yo sigo sin asimilar ese sueño tan extraño. no sabía si contarle a Diana lo ocurrido, no quería que pensaran mal de mi o peor que estaba loca.
En ese momento Diana toca la puerta que se encontraba un poco abierta y se asoma a la habitación.

  —es hora de desayunar—.  me dice sonriente. 
  — si, enseguida bajo —.  le contesto un poco seria, aún tenía duda de contarle o no. 
  —  te ocurre algo —.  Me pregunta, pues nota que no le preste mucha atención al responderle. 
  — no… para nada.. solo que… no puede dormir muy bien esta noche, eso es todo —.  Le contesto un poco nerviosa. 
  — bueno te espero abajo, la mesa ya casi está lista —. me dice mientras se retira de la habitación. 
  — si enseguida bajo —. Le alcanzó a contestar.

Al salir de mi habitación voy recordando la pesadilla, caminando por el largo pasillo me voy imaginando la escena tal y como fue en el sueño.
Llegó al balcón de las escaleras y volteó al ventanal donde estaba la niña de la pesadilla, voy bajando lento y observando panorama trato de recrear todo lo ocurrido, me quedo como ida al llegar Al ventanal y trato de posicionarme tal y como estaba aquella pequeña, como tratando de averiguar qué era lo que observaba. El ventanal daba vista a parte del patio lateral de la casa y en el se encontraba al fondo una bodega de madera. Al tratar de perfeccionar mi vista tras aquel ventanal que solo me dejaba medio ver lo que se encontraba del otro lado ya que se miraba un poco borroso y esa parte en específico en el ventanal era de color verde y no se distinguía bien.

Siento un raro escalofrío en mi espalda, como si alguien estubiera observándome, siento como me toman del hombro y volteó rápido.

  — ¿Nikol, estás bien?—. Me pregunta Martín un poco confundido.

  — aaaah... Si, si..  estoy bien, solo que yo, solo... Estaba observando el ventanal y me quedé ida por lo hermoso que es—. Le contesto aún pálida por el susto.

  —¿verdad que es bonito‽—. Me dice Martín medio sonriendo y contemplando el ventanal como si lo examinará de arriba hacia bajo. — venga, vamos que el desayuno está servido y a dia.. a Tú madre no le gusta que le hagan esperar—. Me dice mientras me toma del hombro para abrime paso por el resto de las escaleras.

Al llegar al comedor veo que se encontraban los tres lugares listos con el desayuno y Diana sirviendo limonada en uno de los tres vasos.
  — a delante tomen asiento—. Indica Diana con su mano mientras Martín y yo nos abríamos paso ante el manjar que se encontraba servido.   — voy por el postre, lo dejé en el horno—. Dice Diana dando vuelta para dirigirse a la cosina.
  — te acompaño— le dice Martín.

Me quedo sentada en la mesa esperando a que llegar a los dos para poder comenzar a desayunar todos juntos, no quería comenzar sin ellos, de repente estando en la mesa veo como un salero que se encuentra en el centro de la mesa se desliza hacia mi lugar y veo como un brazo de una joven de apariencia hermosa lo toma. Al volver a verla me quedo pálida y me caigo por un costado de la silla de la impresión   —¿quien eres tú?—.   Le pregunto con voz temerosa.   — le hace falta sal a tu platillo—. Me contesta. En eso escucho las voces de Diana y Martín que venían de regreso hacia el comedor, estube a punto de gritar pero la joven muy veloz se acercó a mí tapándome la boca con su mano. 
  —si quieres saber que fue lo que viste anoche en las escaleras te espero en tu habitación terminado el desayuno— en eso volteó a ver qué Diana entra al comedor y cuando regreso la vista la joven ya no se encontraba y solo me quedo sentada en el piso viendo a Diana y Martín que venía detrás de ella.

  —¿que haces en el suelo?—.  Me pregunta Diana un poco confundida.
  —este... Yo, estaba... Iba camino a ayudarles y me caí, eso es todo—. Le contesto un poco nerviosa.
  —ten más cuidado, levántate.. aparte como no te vas a caer si llevas las agujetas sueltas—. Me dice Diana mientras me da una mano para levantarme.
  —si verdad— le contesto.
  —debés de tener más cuidado—.  Dice Martín mientras pone un pay en la mesa.   —listo..—   dice mientras sonríe y se frota las manos con señal de hambre.
  —puez comencemos—.  Dice Diana al sentarse.

Mientras estábamos desayunando me la pasé un poco nerviosa, trataba de disimularlo, no me cabía en la cabeza aquello que acababa de ocurrir, por un momento pensé que me estaba volviendo loca.  —que era esto, acaso se un sueño?—.  Me lo repetía una y otra vez en la cabeza.
—¿todo bien?— me pregunta Diana.
—si, solo que aún no puedo asimilar todo esto, son muchos cambios en tan poco tiempo— le contesto.
—te comprendo, para nosotros también han Sido muchos cambios y sabremos como afrontarlos
los tres—. Dice mientras estira su brazo para tomarme la mano.
En el reto de la hora que nos pasamos sentados en el comedor solo hablamos de lo hermosa que era la casa y  de lo feliz que estaba por estar con ellos dos. Al terminar les dije que me retiraría a mi cuarto pues aún me faltaban cosas por desempacar.

Estaba muy feliz de estar con ellos eso era verdad pero no podía decir nada de lo ocurrido, no quería quedar mal con los dos.

Voy camino a mi cuarto y voy subiendo las escaleras con la vista hacia arriba, iba revisando la planta de arriba con la espera de no cruzarme con algo más.
Al llegar al segundo piso voy con nervios hacia mi cuarto, al llegar a la puerta de este giro la perilla para abrir la puerta y al llegar no había nada, doy unos cuantos pasos hacia el centro de la habitación y nada, al dar vuelta para cerrar l puerta delante mío se encontraba ya aquella joven hermosa.

  —¡por dios! Tardaste tanto... ¿Pues que tanto
comiste?—.  me dice.

Yo solo caigo como costal al piso y me desmayo de la impresión, al cabo de unos minutos despierto y lo que veo es a esa joven preocupada por mi desmayo.
  —¿Estás bien?... No te paso nada, solo te... Desmayaste, eso creo—. Me dice aún con preocupación.
  —¿que eres tú?—. Le pregunto.
  —¿Yo?—.  —si tu, ¿que eres?— le vuelvo a preguntar.
  —dejémoslo en que te vengo a ayudar, si...—. me responde.
  —¿Ayudarme a mi?.... ¿Y en qué?—. Le pregunto cada vez más confundida.
—bueno digamos que te vengo a ayudar para que me ayudes... Bueno, para que nos ayudes...— me dice con una risa poco nerviosa.
—¿Que les ayude?...¿A quienes? Y ¿por qué?...— le digo con más dudas y más ganas de saber que rayos estaba pasando.

—es una larga historia—.  Me dice



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⏰ Última actualización: Jun 17, 2019 ⏰

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