Capítulo 16

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Al despertar Harry la mañana del domingo, halló el dormitorio resplandeciente con la luz del sol de invierno, y su brazo otra vez articulado, aunque muy rígido. El haría pagar al imbécil por ésto.

Se sentó enseguida y miró hacia la cama de Colin, pero estaba oculto tras las largas cortinas que el propio Harry había corrido el día anterior. Al ver que se había despertado, la señora Pomfrey se acercó afanosamente con la bandeja del desayuno, y se puso a flexionarle y estirarle a Harry el brazo y los dedos.

—Todo va bien —le dijo, mientras él apuraba torpemente con su mano izquierda las gachas de avena—. Cuando termines de comer, puedes irte.

Harry se vistió lo más deprisa que pudo y salió precipitadamente hacia la torre de Gryffindor, deseoso de hablar con Ron y Hermione sobre Colín y las fotos que éste tomó.

Pero no los encontró en la Torre y ya no sabía dónde buscar, momentos como ése extrañaba el mapa de Hogwarts pero sabía que no podía robarlo de los gemelos, no aún.

Cuando pasó por delante de la biblioteca, Percy Weasley precisamente salía de ella, y parecía estar de mucho mejor humor que la última vez que lo había visto.

—¡Ah, hola, Harry! —dijo—. Excelente jugada la de ayer, realmente excelente. Gryffindor acaba de ponerse a la cabeza de la copa de las casas: ¡ganaste cincuenta puntos!

Había olvidado eso.

—¿No has visto a Ron ni a Hermione? —preguntó Harry.

—No, no los he visto —contestó Percy

Harry forzó una sonrisa, aún no le caía del todo bien el actual mayor de los pelirrojos, siguió a Percy con la vista hasta que desapareció, y se fue derecho al aseo de Myrtle la Llorona esperando que estén allí aunque realmente no encontraba ningún motivo para que Ron y Hermione estuvieran allí, pero después de asegurarse de que no merodeaban por el lugar Filch ni ningún prefecto, abrió la puerta y oyó sus voces provenientes de un retrete cerrado.

—Soy yo —dijo, entrando en los lavabos y cerrando la puerta. Oyó un golpe que parecía al de una rodilla contra la madera y luego se asomaron dos cabezas.

—¡Harry! —dijo Hermione—. Vaya susto que nos has dado. ¿Todo bien?

—Bien —dijo Harry, sacando la varita y apuntando a la puerta para trabarla de forma permanente y silenciar el lugar - ¿Qué hacen aquí?

- Considerando que fue aquí donde nos encontraste la otra vez - respondió Ron encogiendose de hombros - Pensamos que era la opción lógica a buscar

- ¿Y no pensaron, no sé, mejor ir a verme al hospital? - se burló

—Pensamos ir a verte, pero decidimos que era mejor tener ésta conversación aquí —le explicó Ron

- Cómo sea - dijo rodando los ojos, habían hechizos silenciadores por algo - ¿Alguno le sacó las fotos a Colin antes de que su cámara literalmente muriera?

-Yo lo hice - respondió Hermione - Me encargaré de enviarlas luego

- Bien, una preocupación menos - sonrió

- Cualquiera que nos escuche pensaría que no tenemos corazón - comentó Ron ganando una mirada confundido de sus dos amigos - Ya saben, porque parece no importarnos que el pequeño Colin esté petrificado

- No lo hace - señaló Hermione - Sabemos que estará bien

- Lo que me preocupa es el club de duelos - confesó Harry

-¿Por qué? - preguntó Ron

- Considerando que la otra vez Hermione terminó envuelta en una pelea de gatas - ella jadeo indignada - Y que posiblemente Draco saque a la serpiente, de nuevo

Arreglando el pasado (Sirry) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora