La cena

546 54 11
                                    

Su mamá se había ido ya a dormir y había dejado a Louis cenando solo.

No podía dejar de pensar en lo que había hecho. Era tan irreal. No podía creerlo.

Tenía a Harry Styles en su baño, el que llevaba como cinco años sin usarse por las tuberías descompuestas.

Miró su plato y se dió cuenta de que otra vez se mamá le había servido demasiada comida, pero está vez nos le importó, ahora tendría que compartirla.

Dejó la mitad y de dirigió al baño, al final de su casa. Llevaba un vaso con limonada y lo que había guardado para Harry.

Antes de abrir la puerta, se subió a un banco y se asomó a la venta del baño, para ver qué hacía Harry.

Su obsesión estaba dormida y Louis supuso que para él había sido un día agotador.

Dormido parecían más un ángel que de costumbre, con sus largas pestañas, su cabello alborotado y su pecho subiendo y bajando. Sin embargo, a pesar de estar dormido y de tener cara de ángel,  Harry tenía una expresión de preocupación, gracias a su ceño fruncido y a sus labios ligeramente apretados. Debía ser por el secuestro. Pero bueno, no importaba,tarde o temprano se acostumbraría a su reclusión.

Se bajó del banco y sigilosamente, entró al baño y dejó el plato de comida y la limonada en la bandeja en la que lo había traído, sobre el excusado.

Sacó unas tijeras y le cortó las ataduras de las manos, para que cuando se despertara, se pudiera quitar la mordaza y comiera, pues Louis no quería que su tesoro se muriera de hambre, tenía que cuidarlo, le había costado mucho trabajo conseguirlo.

Salió en silencio del baño y cerró la puerta. También debía de ir por una cobija y una almohada, no quería que Harry sufriera demasiado.

Fue al armario de blancos y encontró lo que buscaba. Un enorme edredón morado y una almohada con funda blanca.
Regresó al baño y tapó a Harry, dejándole la almohada a un lado, pues no quería arriesgarse a  intentar acomodársela y que se despertara.

- Que descanses,Harry. Sueña con tu libertad. - dijo Louis en voz baja, antes de cerrar con seguro la puerta.

STOCKHOLM SYNDROMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora