Parte 8

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8.-Relación entre hermanos y abuelas

Mario es el octavo de nueve hermanos, de los cuales ya han fallecido tres (dos en accidente y uno por enfermedad).

 Es una situación que le debería servir de reflexión para mejorar la relación familiar, sin embargo en nada lo ha ayudado. Cada vez es más encerrado en sí mismo.

Algunos de los hermanos se le acercan, conversan, pero no han podido lograr su integración a la familia.

Duele ver a una familia donde hay tanta indiferencia. Cuando tratas de ayudar solo encuentras barreras y es demasiado triste sentir que la vida de este muchacho se ha ido, va pasando sin vivir, sin disfrutar las etapas correspondientes como debe ser. En él se vislumbra resentimiento, inconformidad. Parece que todo le da igual. No es justo pasar por la vida sin disfrutar de ella.

Mario es un muchacho agradecido, a todo aquel que le ha tendido la mano lo recuerda con gratitud. Esa es una de las causas por la que tanto quiso a su abuela materna y aún cuando ella, ya no está en su corazón tiene un lugar especial. También tiene recuerdos gratos de la abuela paterna, pero con ella compartió cuando ya era adulto, sin embargo dice la abuela Tere era buena, de carácter recio, pero buena.

Con la abuela Josefa (abuela materna) salía siempre diligente a recoger abono para las plantas, en los días que iban de visita al poblado donde vivían sus padres y hasta a los ríos a bañarse. Disfrutaba mucho los paseos y los cuentos.

La abuela, Josefa para Mario era maga o bruja se las arreglaba para tenerle un dulce, aunque tenía poco dinero no le faltaba para darle una taza de café con leche o una taza de café dulce. En cualquier momento del bolsillo de su bata sacaba un caramelito y le decía, como en secreto, en voz muy baja: "Ven hijo, toma, agarra cómetelo" Estaba pendiente de tenerle su ropa lista para ir a la escuela y que al regresar hiciera las tareas. Su abuela le dio lo mejor que tenía, mucho amor, y valores como la honestidad, el respeto, la responsabilidad. En su infancia, Mario dormía acurrucado entre los brazos de la abuela.

Ya, adulto con la abuela Tere conversaba mucho y paseaba por la finca, por sus alrededores a ver los animales, las cosechas de las plantas y luego con alegría relataba esas vivencias. Ayudaba en los quehaceres propios del campo y lo hacía con agrado.

Mario, un muchacho, que no aprendió a vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora