Kyungsoo despierta atado a la cama escuchando el arrítmico pitar de una máquina junto a él. Hay seis personas mirándole fijamente sosteniendo libretas en sus manos con lápices que no se detienen a pesar de que ya a despertado. Le cuesta un momento recordar donde esta, porque esta allí y quienes eran aquellas personas. Pronto reconoce los ojos inocentes de Yixing quien se encuentra inmóvil a su izquierda y le da permiso de acercarse. Aun asi retira las cadenas algo nervioso, ya son dos años y todavía no se acostumbra todavía a estos “ataques”.
—Todo esta bien, Yixing —intenta calmarlo mientras se sienta al borde de la camilla. El diminuto público aún escribe. —¿Cuanto tiempo fue esta vez? —pregunta mirando el suelo.
—Toda la noche. Hubo tres rondas de anotadores, alli estan los cuadernos si los quieres ver —una pausa—. ¿Como te sientes?
—Estoy bien —responde Kyungsoo con una débil sonrisa.
—¿Seguro? —extiende su mano para que Kyungsoo la tome, mas este la rechaza.
—Sé que sabes lo mucho que eso me duele —responde mirándole a los ojos.
—Pero no quiero que pases tres días en cama —vuelve a ofrecerle su mano. Yixing tiene dones curativos y aunque tiene estrictamente ordenado no usarlos, siempre se los ofrece a Kyungsoo. Vuelve a rechazarlo e intenta pararse, pero solo se tambalea y cae sentado en la camilla.
—¿Seguro que no quieres? —insiste Yixing serio.
—Ya te dije que no —contesta enojado. —Trae la silla de ruedas —ordena imponente y Yixing obedece.
Cierra los ojos con fuerza tratando de suprimir el ardiente dolor de cabeza de forma inútil, mientras con movimientos lentos intenta ponerse el abrigo. Hasta siente calor, pero usando tanta ropa es la única forma de no sentir dolor constantemente cada vez que lo toquen. Tocar la gente le duele y mucho. Aun no lo comprende muy bien, Yixing a tratado varias veces de explicarselo, pero nunca logra recordar con exactitud el porque. Cada vez que Kyungsoo toca a una persona es como si le transmitiera toneladas de dolor. Como si todo ese dolor que a vivido la persona, hasta la mas minima punzada, se resumiera en una gran ola de dolor que le recorre el cuerpo hasta casi hacerlo delirar. No es que no haya delirado ya de dolor, Yixing ha hecho muchos experimentos con él, demasiados como para recordarlos todos y enumerarlos en una lista que de nada serviria luego.
Kyungsoo mira el techo tratando de orientarse, pero no hay ningún reloj o ventana que le muestre el exterior y le ayude a saber que hora es. Mira hacia el frente y ve a lo lejos a Yixing acercarse con una silla de ruedas de acero inoxidable y tapizados blancos.
—Todo es tan blanco —piensa antes de ponerse los guantes que se ve obligado a usar a pesar de lo incómodo que resulta, ya se a acostumbrado—Te llevaran el desayuno a tu habitación —informa Yixing una vez se encuentra frente al semi consciente Kyungsoo. Se muere de ganas de tomarlo desprevenido y tocarle, sabe que va a gritar y retorcerse de dolor, pero prefiere verlo así un minuto que tres o más días en el estado atontado en el que esta...
—Sé lo que estás pensando, Lay... —murmura Kyungsoo mirándolo a los ojos fijamente, al escuchar ese apodo amistoso no puede evitar sonreír y sacar esas ideas de su cabeza. Kyungsoo no puede leer mentes, pero lo conoce demasiado bien como para ignorar sus intenciones. Una vez con guantes puestos se dispone a ayudarlo a levantarse de la cama.
—Lay... —comienza a decir Kyungsoo una vez se deja caer en la pulcra silla— ¿ya saben algo? —pregunta mirando fijamente sus manos evitando a todas costa predecir la clara respuesta ya escrita en las facciones de Yixing.
—No aun —contesta desviando también la mirada.
Desde que caos se apoderó de la humanidad y los gobiernos colapsaron causando la revelación de personas con dones, Kyungsoo con su dinero logró crear refugio para estas personas. Al principio solo era un edificio hecho con delgados paneles de madera, sin ventanas y iluminado con velas. Ahora se levanta entre pasillos de brillante color blanco y acero inoxidable que se abre a pasos agigantados bajo la tierra. Posee su propio ejército de especiales, no es que el quiera ganar el control del mundo, sólo quiere ser capaz de proteger personas inocentes, que no quede todo en las manos equivocadas. No todos dentro del Concentrador poseen dones, la mayoría no. Son simples humanos quienes en el caos terminaron en sus redes de proteccion, ahora se dedican a las tareas más básicas del lugar. A pesar de ser el dueño de todo aqueyo, no tiene nada que ver con su funcionamiento, no tiene la fuerza para hacerlo, su mente y cuerpo se consumen por el gran esfuerzo que conlleva su don involuntario que le obliga a vivir demasiadas realidades como para mantenerse cuerdo. Solo tiene esperanza de una cosa, encontrar a trinidad.
ESTÁS LEYENDO
Power
Science FictionKi3 es el experimento más poderoso jamás producido por el hombre y le pertenece al Vaticano que no todos conocemos. Trinidad, como es temiblemente llamado por sus cuidadores, es cociente del alcance de su poder y de las mil y un formas que tiene de...