Capítulo 11

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Daniel y Ana hablaron largo rato hasta que finalmente la chica le convenció para dormir juntos esa noche. Compartieron la cama en caso de que Víctor volviera al cuarto a mitad de la noche. Al día siguiente, Sonia se levantó una hora antes de la apertura del comedor para desayunar. No había podido dormir bien esa noche teniendo a Víctor a pocos metros de ella. Se vistió rápidamente y decidió ir a hablar con Daniel. Necesitaba verle sin saber bien la razón. Llamó un par de veces hasta que Daniel apareció tras la puerta con tan solo un pantalón de pijama puesto. La chica intentó no quedarse embobada.

―Sonia, ¿qué haces despierta tan temprano? ―preguntó al ver la hora en su reloj de muñeca.

―¿Quién es, Dani?

La voz de Anita alertó a Sonia que entonces la vio metida en la misma cama que Daniel. No podía creer que se hubieran acostado juntos. Las ganas de hablar con él desaparecieron en ese instante. Se disculpó y volvió a su habitación rápidamente. Sonia había bajado a desayunar la primera. Una vez sentada en su mesa vio entonces a Carolina caminar hacia ella con su bandeja.

―Hey, ¿dónde has pasado la noche?

―Con tu hermana y Ángela. No me abrías la puerta.

Las dos se pusieron al día con lo último. Sonia flipó en colores cuando su amiga le contó que Juanma le había hablado y que además había estado a punto de pasar la noche con Rodrigo. Cuando mencionó esta parte Sonia se quedó pensativa. ¿Qué significaba aquello? ¿Sentía Rodri algo por su amiga o solo fue un comentario tonto de Junior? Decidió no pensarlo mucho. Sonia y Carolina habían terminado de desayunar para cuando Nerea y Ángela llegaron a la mesa con sus respectivas bandejas a rebosar de un rico desayuno. Aún así se quedaron a hacerles compañía.

―Mira, por ahí viene Santi ―comentó Ángela al verle entrar al comedor.

―Aún me parece muy fuerte que sea el hijo de nuestra profe ―rió Carolina.

Cerca de las 10 de la mañana, la mayoría de alumnos salían del hotel en busca de un buen sitio en la playa. Tras el castigo del día anterior muchos fueron los que decidieron salir del hotel. Algunos a la playa y otros a dar vueltas por el paseo marítimo. Carolina, Ángela, Nerea y Sonia ya empezaban a echarse crema una vez encontraron un buen sitio en la playa. Las olas estaban enormes aquella mañana por lo que iba a ser divertido el intentar saltarlas.

―¡Vamos chicas, la arena me está quemando los pies! ―comenzaba Sonia a dar saltitos sobre la arena.

―Id vosotras, yo creo que no me voy a meter. El agua tiene pinta de estar helada ―comentó Nerea.

―Espera, ¿he oído bien? ―una voz masculina hizo a las cuatro chicas girarse hacia allí―. ¿Acabas de decir que quieres que te tire al agua?

―¡Ni de coña, ni se te ocurra Borja! ―colocó una mano frente a él para que no se acercara.

―¿Cómo? ¿Dices que lo estás deseando?

―¡No, suéltame! ¡No!

Pero ningún grito ayudó a frenar al joven que reía sin parar mientras subía a Nerea a su hombro como si de un saco de patatas se tratara. Las tres chicas rieron al ver la situación y les siguieron hacia la orilla. Tras un rato en el agua, Sonia divisó que Santi nadaba de espaldas. La chica sonrió. Esta era su oportunidad para presentarse. Se colocó en su camino y el chico chocó contra ella.

―Ay, perdona ―dijo dándose la vuelta para disculparse.

―No te preocupes ―sonrió algo cohibida pero feliz porque su plan había funcionado―. Me llamo Sonia. Tu madre es mi profesora ―añadió como dato.

Viaje de fin de curso✔️ #ttw2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora