Y capté tu luz, te hiciste visible,
y sentí tu magia, sé que tu también lo
sentiste. Vibré con el sonido de tu voz,
tu risa retumbaba en mis oídos.
A la luz de la luna imploraba por
mi vida, le pedía a mi eterna compañera
por amor. Canté mis lamentos a la noche
que siempre me ha de cuidar.
Y ahí estabas tú, sonriendo y
sin parar de hablar. Y estabas así
como si no supieras cómo actuar. Y
la magia jalaba de mi mente como un imán.
No logré escapar a tu hechizo,
y sé que se dio la reciprocidad. Ahora
la magia se junta pues ambos
al compartirla la podemos emanar.