6. Boxer

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Zayn miró atento aquella puerta de madera torturándose mentalmente entre llamar o no al dueño de esta. Aquellas hojas que habían caído de su mochila esa mañana eran los apuntes de su próxima evaluación y le era vital tenerlas si no quería desaprobar todo el trimestre.

El moreno se rasco la nuca, caminó de un lugar a otro, miró su reloj de muñeca unas veinte veces y por último soltó un grito de frustración al ser tan cobarde, grito que fue cortado debido al sonido de la puerta frente suyo abriéndose y un castaño mirándolo con la ceja alzada.

Zayn quedó paralizado y si no fuera por Liam se hubiese quedado así todo el bendito día.

— Supongo que vienes por las hojas.

El moreno asintió sin emitir sonido alguno.

— Pasa.

Liam se hizo a un lado para dejarle el paso al menor, este dudó si entrar o no, es decir, estaba demasiado nervioso como para siquiera moverse. El moreno algo cansado tomó el brazo del chico y lo jaló con brusquedad hacia el interior.

— Ya vuelvo —y con eso se alejó perdiéndose por un pasillo.

Zayn comenzó a revisar todo a su al rededor evitando soltar un gritito de emoción. Estaba en la casa de su futuro esposo, la emoción estaba contenida en aquél cuerpo adolescentes de dieciocho años, sentía el aroma a hombre en cualquier lado que olfateara, el aroma de Liam, un aroma a dulce que lo embriagaba.

A su alrededor estaba todo medianamente ordenado, un sillón, un plasma, varios cuadros de lo que parecían ser cantantes que no conocía, un pasillo al costado y un canasto de ropa sucia que sobresalía de lo que parecía ser el cuarto de lavado.

Miró por donde su futuro esposo se había marchado hace no más de unos minutos, Liam no daba señales de aparecer, por lo que con una loca idea rondando en su mente decidió correr hasta dicho canasto, comenzó a revolver entre la ropa sucia hasta que por fín halló lo que tanto quería, levantó la prenda en el aire como si de un trofeo se tratara.

Un boxer de Liam, usado por él.

Esta vez sí, no se contuvo y comenzó a dar saltitos de felicidad.

— ¿Qué carajo?

Zayn abrió sus ojos a más no poder y de un rápido movimiento se dió vuelta y guardo la prenda de ropa bajo su camisa de la escuela, en la espalda.

Y sonrió como si nada hubiera pasado.

Pero era tarde, Liam lo había pillado.

— ¿Qué me escondes mocoso?

Vecinos (ZIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora