29. Me Gustas

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— N-no... Liam ¡ah!

— Silencio.

— Pare... Ngh... Me va a d-dejar marcado.

— Es tu culpa.

— ¿Qu-qué?

— ¿Cómo se te ocurre vestirte así?

Un pálida mano del, ahora sí (luego de pasar por una peluquería que lo arreglara), pelinegro de Liam se posó con total confianza en una de las nalgas de Zayn cubierto por un ajustado (ajustadísimo) pantalón de cuero negro y la estrujó con fuerza.

— Ya... Mm... Pare, todos me verán.

El menor abrió los ojos y lo primero que visualizó fue a si mismo a través del enorme espejo de cuerpo entero en la zona tras bambalinas, una pareja estaba mostrando su acto en el escenario por lo que se escuchaba la música lenta de fondo, los demás concursantes seguramente afuera mirando a su competencia mientras que él, a solo tres personas de su turno, se encontraba mirando morbosamente la imagen de su reflejo; sus ojos oscuros, sus mejillas sonrojadas, el cabello despeinado y la notable erección en sus pantalones, ya era tarde, aunque quisiera no podría disimular su excitación y sabía que todos en cuanto lo vieran preguntarían al respecto.

Liam, detrás suyo, seguía mordisqueando la piel del moreno en la zona del cuello y acariciando los muslos contrarios con fascinación, además de frotarse, sin disimulación, contra su trasero.

— Usted me dijo que debía ser provocativo.

— No así —gruño en la nuca del menor deteniendo así todas las caricias—, no quiero que nadie más se fije en ti, ¿Lo entiendes niñato estúpido?

Tal vez otro en su lugar no hubiese sido tan directo, tal vez e igual estaba siendo demasiado brusco, pero así era Liam, en eso se basaba su personalidad, sí el pensaba algo lo decía, si le molestaba, si le gustaba, o si simplemente le incomodaba no tendría vergüenza de admitirlo frente a frente con la persona relacionada, no seria la excepción con Zayn. Bueno, puede que aún no le haya admitido que comenzaba a verlo de una manera diferente, de una manera amorosa, pero eso se debía a que le encantaba ver como el menor se esforzaba para llamar su atención o solo se dejaba hacer, obedeciendo cada mínima orden que él diera, aunque sea indirectamente, ¿A quién no le gustaba sentirse especial? A Liam sí, y solo Zayn lograba hacerlo sentir de esa manera únicamente mirandolo.

— ¿Liam? —llamó el menor en un tono nervioso—, ¿está... bien?

Sin darse cuenta los brazos del pelinegro se enroscaron en la cintura de su Zayn, posesivo, ignorando completamente lo excitado que este se encontraba y los quejidos que intentaba reprimir de a ratos; interiormente solo se estaba vengando de la manera más cruel.

— Zee —llamó—, ¿rechazarías a todos por mi?

Liam no era inseguro ni en lo más mínimo, él tenía su autoestima bastante bien, tal vez no se creía el ser más bonito o agradable de la tierra pero se reconocía otras virtudes y las aceptaba orgulloso; sin embargo la sola idea de que el menor se fijara en otra persona que no fuera él lo hacía sentir incómodo, dudoso... Sin confianza.

— ¿Q-qué? —el rubor en las mejillas de Zayn no podía ser más notorio.

El mayor lo dio vuelta para mirarlo a los ojos, poniéndolo aún más nervioso, y sin vergüenza admitió.

— Zayn tu me gustas, yo te gusto, es un hecho, pero quiero saber que tanto te gusto yo a ti, porque si resulta ser que tu me gustas más de lo que yo te gusto... Pues, que no quiero ilusionarme, sabes.

El moreno no pudo evitar abrir los ojos como dos enormes platos al escuchar solo la primera frase, ignorando todas las demás, su corazón latio tan rápido que por un segundo temió que saliera de su pecho, ¿Le gustaba a su Liam? ¿era acaso una broma o algún sueño demasiado realista? ¿se podría estar más feliz? Es decir ¿era posible demostrar toda la felicidad que sintió justo en ese momento?

— Li...

— Agh —lo interrumpió rodando los ojos—, no me mires así —Liam evitó mirar su ojos, desviando la mirada a la camisa blanca algo transparente de Zayn, ¿Acaso se estaba avergonzando?— sí, me gustas, ¿No es obvio?

La mirada esperanzadora del menor, su sonrisa mostrando cada uno de sus perfectos dientes, el brillo en sus ojos, el rubor en sus mejillas... Era increíble lo bien que sentía tener al chico así entre sus brazos, tanto así que Liam se prometió a si mismo decirle cosas bonitas a Zayn con tal de verlo de esa manera más seguido.

Lo siguiente no se lo esperó, el que su Zayn saltara encima suyo, enredando las piernas en sus caderas, comenzando a besar con pequeños picos toda la cara de Liam, sin parar aún cuando este cayó al suelo por falta de equilibrio.

— Liam—al moreno le dolían las mejillas de tanto sonreír—, ¿De verdad le gusto? ¡ Wua, estoy tan feliz!

Zayn no ganó el concurso de baile ese día, tampoco se deprimió al ver a Harry en primera fila sentado justo al lado de su vecino, porque a Liam le gustaba él, y solo con recordar la manera en que lo besaba tras el escenario hacía que una oleada de confianza lo llenara por completo.

Vecinos (ZIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora