Cierta noche se encontraba sentado en la cama de la habitación del hotel en que se hospedaba, en el centro de Los Ángeles. Era una noche importante, ya que tenía que tomar una difícil decisión. O pagaba o se largaba: es lo que decía la nota que la dueña le había deslizado por debajo de la puerta. Un problema que merecía una gran atención... y lo resolvió apagando la luz y echándose a dormir.
Al próximo día despertó debido a unos fuertes golpes.
—¡Abre, Michael! —se escuchó una voz femenina detrás de la puerta.
Maldijo en silencio.
—¡Apurate, dale! —volvió a escuchar.
—Ya va, tranquila. —Mike suspiró mientras se levantaba de la cama. Se acercó, despreocupado, hacia el lugar del que provenían los gritos.
Abrió la puerta con desgano.
—¿Qué quieres? —preguntó. Un bostezo por medio.
—Helene. —fue su única respuesta. Al parecer algunos vecinos también habían salido de sus instalaciones.
• • •
—¡No puede hacerme esto! —exclamó conteniendo las lágrimas.
—Oh, por supuesto que puede. —escuchó detrás suyo —Tuviste tiempo para pagar el alquiler, y se te dió más.
—Lo que dijo Paul es exactamente lo que yo pienso, Michael. Tal cual, el tiempo que te dimos al parecer no fue lo suficiente y por eso te dimos otra oportunidad. Ahora vuelves a desaprovecharla, pues tendrás que acostumbrarte a la calle. A menos que tengas aquí el dinero.
—Yo no... —empezó a decir.
—Entonces no hay caso. —la dueña del hotel negó con la cabeza y volvió a mirarlo a los ojos. —No más oportunidades.
—Ya era tiempo. —susurró Paul, aunque de todos modos Michael pudo escucharlo. Evitó el contacto visual, ya que no quería más problemas. Aunque, de todos modos, él los estaba buscando.
Luego unas risas.
Y eso fue lo último que escuchó antes de salir corriendo escaleras arriba.
Por los nervios casi tropieza dos veces, pero llegó ileso a su habitación por la que, debido a sus finas paredes, aún podían escucharse susurros entre los vecinos. Sin embargo, Mike no podía prestarles atención.
Ordenó lo que pudo en una gran valija de color verde, y la bajó por las escaleras evitando las preguntas y los griteríos a sus espaldas.
—¡Michael! ¡Hey!
—¿Qué ocurrió? ¡Oye!
—¡Mike! ¡Mike!
Sin detenerse a mirar a los causantes de estos ruidos, se dirigió a la puerta principal del hotel.
—¡Eh! —Helene se acercó corriendo hacia él y lo detuvo tomándolo del hombro. —¡¿Qué te crees que haces?! No puedes llev...
Se safó del agarre, y por fin salió.
Se largó a correr, evitando volver a centrar la mirada en el hotel y en las personas que salían de allí en su búsqueda.
Entonces miró hacia el cielo. Estaba nublado: se acercaba la lluvia.
—Volvamos dentro.
—¿Estás bromeando? ¡¿Lo vas a dejar irse así nomás?!
—Paul, mira el cielo. El día de hoy anunciaron tormenta.
Luego, silencio.
—Mierda.
Mientras tanto, Michael se preocupaba más por conseguir un lugar para pasar la noche. Empezó a caminar despacio, mirando a sus alrededores, temblando de frío. Una gota de agua ya había salpicado en su brazo derecho. Pronto ya sería bañado por la lluvia. Siquiera tenía un paraguas, y era demasiado tarde como para ponerse a buscar un negocio, así que se acercó en un árbol y recostó allí la cabeza. No pasó mucho hasta que el sueño lo venció.
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¡Hola! ah, bueno, por fin subí el capítulo. Perdonen si es muy corto y aburrido, esta es sólo una introducción. En el próximo capítulo la historia va a empezar a tener sentido. Gracias por leer y repito, es una introducción y yo soy nueva haciendo estas novelas. Si ven algún error o tienen alguna idea para el capítulo que sigue, me mandan un mensaje o lo escriben acá mismo.
-martu
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i am the demon ✧*。 mgc
Romance"La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca."