Capítulo 6

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-No se que decir...- responde Nathe cuando termino de hablar.
-Seguramente ahora pensarás que estoy loca y no te me acercarás nunca más, pero no te culpo.
-¿De qué hablas? No pienso que estés loca, te creo Megan y eres demasiado fuerte, estás pasando por una situación súper difícil y prácticamente sola.
-Bueno...-
-Todo mejorará, te lo prometo- dice mientras se levanta en dirección a su camara- oh, dejé la cámara grabando que tonto, igual cortaré la parte de nuestras vidas depres- dice divertido y yo suelto una risa.
-Buena idea.
-Hagamos algo.
-¿Cómo qué?
-¿Tomar un helado te parece?
-Si, amo el helado.
-Genial.

Nathe toma las llaves de un auto y yo lo sigo hasta la cochera. Allí subimos a un auto plateado y él conduce hasta una heladería cercana.

Al entrar veo los miles de sabores que hay y me siento como una niña pequeñan nuevamente, desde chica me encanta el helado, y antes de todos los problemas solía ir con mis padres los fines de semana.

Hacemos la fila y pedimos nuestros respectivos helados, luego decidimos caminar por la calle mientras disfrutamos de la bola de chocolate fría.

Nathe se detiene en una vitrina de una biblioteca donde muestran unos libros de Harry Potter.

-Me encanta ese libro- dice antes de darle una lamida a su helado.
-Yo también lo amo, lo he leido millones de veces.
-Uno de mis pasatiempos favoritos es leer, siento como si me desconectara del mundo, como si dejara de un aldo el estrés de la vida- dice y prosigue su camino.
-Me pasa igual, vivo en un constante estrés, ya sea en la preparatoria o en casa, cuando salgo es solo para visitar un psicólogo, el cual en vez de "ayudarme" me hace sentir peor. Leer es de las pocas cosas que logra hacer que me olvide del resto-
-¿Por qué no agradas a las personas del instituto? No lo entiendo.
-Supongo que piensan que soy extraña, o al ser callada y tímida no les apetece hablarme. Por eso mimso siempre he mantenido muy ocultas mis visitas al psicólogo, si alguien se enterara seguramente me verían aún más rara, pero aún peor, en vez de ser "invisible" pasaría a ser el centro de burlas de todos.
-Pienso que la gente, incluyéndome, no se da cuenta de las personas maravillosas que las rodean, están tan encasilladas en cosas básicas que no se dan cuenta de las personas geniales que hay alrededor.
-Supongo...
-¿Te acompaño a casa? Es tarde.
-Bien.

Nathe y yo caminamos hasta su auto, y de allí él conduce hasta mi casa.

-Bueno, la pasé genial hoy Megan.
-Yo igual Nathe, gracias por traerme.
-No hay de que, no vemos.
-Adiós.

...

-Mamá no quiero ir al psicólogo hoy- vuelvo a negarme.
-Amor tienes que ir.
-Pero si acordamos que las citas serían los lunes y jueves, hoy es domingo.
-Si, pero faltaste a la del jueves y tu psicólogo te quiere ver por la cita perdida.
-Agh bien.

Me levanto molesta del sofá y voy a buscar un sueter en mi armario. Me lo coloco, tomo mi cartera y junto a mi madre voy al psicólogo.

Al llegar al lugar noto que está bastante lleno hoy, me siento en una de las silla de la sala y espero que sea mi turno, mientras tanto me dedico a ver fotos de mi galería, la cual es bastante aburrida ya que no hago muchas cosas.

-¡Megan Anderson!- escucho mi nombre saliendo de la boca de la secretaria de mi psicólogo.

Me levanto de mi silla y camino hasta su consultorio, al entrar al opaco lugar veo a mi doctor sentado en un sofá, me hace pasar y me indíca que me siente en el típico mueble de psicólogo.

-¿Cómo te encuentras hoy Megan?- me pregunta para empezar.
-Bien- respondo seca y sin interés.
-Me alegro. Hoy para empezar te haré alguna preguntas, quiero que me hable de ti, que me cuentes acerca de tu vida- explica y yo permanezco en silencio.

El doctor busca un lápiz y una hoja en su escritorio y luego se sienta nuevamente. Cruza sus piernas y se coloca sus lentes que antes reposaban en su cabeza. Sube la mirada hacia mi y de nuevo me siento intimidada por esa típica mirada penetrante de psicólogo.

-Bien, ¿cuándo comenzaste a escuchar y/o ver a tu amigo?
-A las 6 años.
-¿Cómo se llama?- ruedo los ojos.
-¿Para qué me preguntas cosas que ya sabes? Mi mamá ya te lo dijo.
-Es mi trabajo indagar en el problema, señorita.
-Ahg, se llama Travis.
-¿Podrías describirlo?
-Tiene cabello negro, es un niño pequeño de apróximadamente 10 años, es pálido y tiene ojos café.
-¿Cuántas veces lo has visto?
-Una sola vez, a los 6 años.
-¿Lo escuchas a menudo?
-Cuando me siento frente a la puerta de al lado y digo su nombre, a veces cuando voy pasando por el pasillo y algunas veces cuando estoy en mi habitación, a veces en la noche, en la tarde o incluso en el día.
-¿Has escuchado otras voces?- pienso.
-No lo sé, creo que no, pero a veces confundo su voz.
-¿Tienes alguna adicción ya sea a drogas o alcohol? ¿O has tenido algún cuadro psicótico? Esquizofrenia, bipolaridad, ansiedad...
-Si vas a insinuar que estoy enferma y loca como todos los demás psicólogos de mierda a los que he ido ni siquiera te molestes- digo furiosa levantándome bruscamente de la silla.
-Jovencita como ya le dije mi deber es indagar en el problema.
-Pues no necesito que indagues en mi vida ya que no hay ningún problema.

Salgo del triste y oscuro consultorio cerrándo la puerta de golpe y atrayendo la mirada de las personas de afuera.

Más allá de la puertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora