II. Torn

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Cuando Kim despertó, Gideon hacía lo mismo que hacía todas las mañanas desde que habían regresado.

Sobre la mesa de la habitación, reposaba una bandeja de desayuno. El olor había despertado a Kim, de manera que sabía que Gideon aún continuaba en la casa. Con el cabello hecho un desastre, se ajustó el top y se sobrepuso un sweater. Buscó en el baño y en la habitación y Gideon no estaba. Se alarmó un poco cuando no daba con él, hasta que escuchó un ruido en la cocina. Gideon lavaba los platos y miraba por sobre la ventana del lavabo.

- ¿Estás loco? ¿Porqué no me avisaste que ibas a levantarte? Pensé que te habías largado de nuevo y tendría que volver a mi departamento - Kim lo observó largamente. Gideon parecía cansado y de mal humor - ¿Te ha dejado dormir el dolor de cabeza?

- ¿Puedo soñar con creer que te preocupas por mí? - Esa no era la respuesta que Kim esperaba, respuesta que la sorprendía un poco. Nuevamente, aquella sensación de vulnerabilidad de su sueño volvía a hacerla sentir tonta e inútil.

- Sólo pregunto porqué estás aquí haciendo esto, como si no hubiera veinte sirvientes en este pedante sitio para hacer lo que les pidas - dijo en su regular tono inexpresivo de voz.

- Hay que variar a veces ¿No lo crees, Kimberly querida? - Ahí estaba de nuevo. Ese extraño tono de voz, molesto, como pocas veces le había escuchado hacia ella.

- ¿A qué viene eso, Gideon Graves? - comenzó a irritarse aún más que de costumbre. Le estaban entrando ganas de pelear. No de intercambiar puntos de vista mordaces y terminar sonriendo un poco, sino de pelear de veras.

- ¿Has hablado últimamente con alguien? - Su pregunta la descolocó. Gideon tenía los brazos en jarras; una especie de gesto gracioso que usaba cuando quería una explicación a algo aparentemente serio.

- Además de con Ramona, no - Su irritación estaba en aumento. De verdad se le estaba pasando el atroz hambre que sentía al despertar - Pero ¿Podrías dejarte de misterios y decirme a qué demonios viene esa pregunta y porqué te comportas como si no me hubieras visto en seis meses? - Gideon la miró y bajó los brazos.

Nunca le había visto así.

- ¿Necesitas que esté celoso? ¿Qué cruel placer encuentras en ello, Kimberly amor? ¿Por qué mentirme? - Se le acercó peligrosamente y, como hiciera la noche anterior, jugueteó con las puntas de su cabello, ahora seco.

Kim le miró realmente molesta y le retiró la mano de un golpe con la suya. ¿De qué rayos estaba hablándole?

- Gideon - dijo al fin Kim, tratando de controlarse como pocas veces intentaba hacerlo y bufó - No sé de qué estás hablándome - Fastidiada, se sentó en la barra de la cocina y tomó una uva del frutero, la que mordisqueó, enfurruñada.

- Simon Lee - Respondió. Su voz, acariciadora siempre hacia ella, en ese momento era un susurro amenazante que, una vez más, la hizo sentir vulnerable. Una sensación que realmente odiaba.

- ¿Y tú de donde conoces a Simon Lee? - Kim no estaba entendiendo nada y, contrariada, levantó una ceja esperando una respuesta que sonara lo suficientemente convincente para no empezar a lanzarle cosas a la cabeza. Le gustaba mucho esa cocina, pero definitivamente no se sentía nada paciente aquella mañana.

- Simon Lee era un buen chico, ¿No te parece? Pero, como una vez dijiste, todos podemos joderle la vida a otros - La mirada de Gideon era inescrutable. Kim se quedó fría. Y recordó el sueño de la noche anterior.

No, no podía ser.
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La persona en su sueño no era Gideon.
Era Simon. Normalmente en los sueños no ves los colores. Pero en aquel sueño, el Gideon falso que Kim había visto, llevaba la chaqueta púrpura que caracterizaba a su compañero de preparatoria.

Un pensamiento aún peor la dejó paralizada.
¿Como Gideon sabía que había soñado con Simon? ¿Sabía lo que Simon había hecho? ¿Por qué Simon lucía como Gideon?

- Simon Lee fue mi segundo novio. Antes de Scott - Gideon la miraba con fría expresión y se sentó junto a ella esperando el resto de la historia. Ya vendría su parte, había mucho qué explicar - Cuando comenzó a ponerse pesado por mi amistad con Scott, terminé con él. Simon fue incapaz de aceptar que yo eligiera tener amigos, de manera que me secuestró y me encerró en su instituto. Scott se vio obligado a intervenir y sacarme y yo... Bueno, pensé que me había enamorado de él. Golpeó tan fuerte a Simon que debió ver la curvatura de la tierra... O hacer un agujero en la luna - extrañada por ser incapaz de recordarlo, se sentó, ansiosa.

- Vaya, ni en eso Tod Ingram es creativo - y Gideon río para sí - ahora, Kimberly querida, alégrate, conozco tan bien a Simon que te sorprenderías.

Kim lo observó fijamente. Y ahí estaba. El Brillo.
Casi imperceptible a la luz del día, pero claro y obvio para ella.

- ¿De qué estás hablando, Gideon? Me confundes - Y se llevó las manos a la cabeza.

- Yo soy Simon en tu mente, Kimberly querida. Sé muy bien lo que hizo. Usé a Simon para saber cosas sobre Scott Pilgrim. Sé lo del sexo en el auto y también su primera vez en la casa de tus padres. Y otras cosas realmente inútiles que no vale la pena discutir ahora.

Kim estaba tan impresionada que se paralizó por completo ante la sonrisa cínica de Gideon. Entonces, no era cierto que no la conocía. La conocía demasiado bien porque había hurgado en sus pensamientos desde quién sabía cuándo.

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Kim se reunió con Ramona aquel día. Después de decirle aquello, Gideon se había ido nuevamente a sus empresas y había dejado a Kim completamente intrigada. Necesitaba backup.
Necesitaba que alguien le dijera qué hacer. Por primera vez desde que ella conociera a Gideon, no tenía la menor idea de cómo manejar la situación. Y a juzgar por los indicadores, los analizó uno por uno antes de averiguarlo.

1. Gideon podía ver su mente. Al menos en lo que concernía a mientras dormía.

2. Gideon se había hecho pasar por Simon. O Simon era Gideon. O eran dos tipos distintos confabulados.

3. Gideon estaba celoso pero ¿De qué? Si vio en su mente, entonces sabía que Kim no sentía nada por Simon a excepción del afecto natural de un noviazgo de tres meses. Era una adolescente, ¿Celoso de eso? Y no podía estar celoso de Scott. Quedó claro en Brute D'Etóile que Kim no sentía nada por él, excepto, quizá, vergüenza.

Pero a su mente vino entonces el recuerdo horrible de las palabras que dijo; las palabras que a Scott le importaron una mierda y que nunca le había dicho a Gideon a pesar de sentirlas profundamente.

"...Te amo..." con la expresión arrobada más imbécil que había visto en el rostro de alguien.

¡Era una verdadera idiota!

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Ramona le decía a Kim justo lo que ésta ya estaba hasta el hartazgo de escuchar.

- ¿Recuerdas, Kim, cuando te dije que Gideon no era de fiar?

- Creo que no estás entendiendo nada...

- Kim, Gideon sabía que tienes un pasado. Todos tienen uno. La cuestión es estar segura de si solo es una mera situación de celos. ¿Eso te dijo? ¿Que está celoso?

- Con esas palabras textuales. Luego me dijo que había usado la imagen de Simon para entrar en mi mente y averiguar cosas sobre Scott.

- Es decir que Gideon te conoce mucho antes siquiera de que Scott fuese un problema para él... Pero ¿Por qué?

- No lo sé. Pero esto no me gusta. Y estoy molesta con él pero no me gusta. La noche anterior fue tan... Tranquila... Estábamos... Bien.

Pocas veces, Kimberly Pine se había sentido tan lejana a Gideon Graves. Y nunca le había importado tanto estar tan lejana de alguien como ahora lo estaba de él.

Visions of Gideon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora