Una vuelta más. El amanecer me está pisando los talones. El viento está cálido. Los cerezos están en su máximo punto. El lago se viste de rosa con los pétalos de nuestros árboles.
Voy por la mitad y el murmullo de las cigarras me instan a seguir. Algunas caras son conocidas. El señor que vende el diario matutino ya está trabajando. La chica de las clases de yoga está con sus estiramientos. El anciano que camina escuchando música ya me ha saludado.
Faltan doscientos cincuenta metros, ya casi. El señor que barre está llegando a su zona de trabajo. La luz del alba se asoma. Los colores del cielo se tiñen de naranjas y rosas. El viento juega con las flores.
El sonido de las bicicletas pasan a mi costado. Llega hasta mis oídos el jadeo de los chicos que vienen cargando cajas pesadas de frutas y verduras para cocinar desde temprano, es el puesto de ensaladas.
El aroma a café se sale de esa pequeña cafetería. Siento el latir agitado de mi corazón. Limpio el sudor que me resbala por la nariz. Mi camisa está empapada y se pega a mi piel. Jadeo, trato de recobrar el aire mientras disminuyo la velocidad.
Ralentizo poco a poco hasta caminar sobre el parque. Estiro mis piernas, flexiono y hago torciones en la cintura, tronco, brazos, cuello y cabeza. Jalo aire. La capucha de la sudadera me empieza a dar calor.
Retomo mi andar para regresar a casa.Son diez minutos caminando.
Hace dos años empecé a correr por las mañanas. Me levanto cada día a las cinco de las mañana para correr cinco kilómetros diarios. Al principio no fue fácil, me daban calambres y apenas y podía con un kilómetro. Pero soy persistente, hoy es más fácil salir a correr.
¿Senpai? Senpai dijo que no se apuntaría a hacer ejercicio y menos a horas de la madrugada. Ahora él atesora sus horas de sueño. Y para variar, agregó que no le hacía falta, pues con el ejercicio que hace conmigo le basta. El sexo siempre es beneficioso para la salud. No veo fallas en su lógica.
Siempre llego directo a la ducha. Preparo el desayuno para ambos, a veces lo tomamos en casa, o en ocasiones salimos corriendo y cada quien se lleva un bentou.
La misma rutina que me hace feliz. Él toma café con la pijama puesta, mientras lee el periódico y escucha el noticiero matutino. Después es su turno en la ducha. Nos alistamos y cada quien toma su camino rumbo al trabajo.
Souichi y yo ya no tenemos que escondernos de nadie, desde que me aceptó totalmente aquella vez y me llevó como ofrenda a su madre en su última morada todo cambió. Aún recuerdo que senpai le dijo a su familia sobre nuestra relación en el desayuno.
No, Souichi no es gay, no le gustan otros hombres, sólo está enamorado de mí. Podemos decir que llevamos dos años de noviazgo formal y uno en secreto, sin contar nuestra historia de la universidad.
Hace un par de meses nos cambiamos a un departamento mejor. Ahora tengo que subir cinco pisos. Puedo usar el elevador pero mermaría por completo mi objetivo de hacer ejercicio.
Al llegar a casa reina la calma y el silencio. En mi habitación yace senpai en mi cama, desnudo y muy dormido. A través de las sábanas grises puedo ver la erección matutina de Souichi. Sus cabellos están dispersos por las almohadas negras.
Esa imagen es un suplicio, es un pequeño tormento. Demasiada tentación para las primeras horas de la mañana. Su pálido pecho sube y baja acompasadamente. Su tranquila respiración me enternece. Beso sus labios con suavidad, bajo sobre su cuello.
El aroma de Souichi por la mañana es placentero. Mi nariz inhala de ese olor tan masculino de senpai que se almacena detrás de su oreja, es inevitable dar pequeños mordiscos a su lóbulo.
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Destino Boukun* 2
FanfictionSouichi llegó a la conclusión que Morinaga es importante en su vida. Una vida juntos es lo que les espera. Gracias a Oliver MoonBow por la portada 🖤 Los personajes pertenecen a Hinako Takanaga.